Olga Vodolazhska.

Olga Vodolazhska. Cedida

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Vodolazhska, refugiada ucraniana: "Escuché bombas explotando cada minuto durante 4 días"

Olga Vodolazhska (37 años) llegó hace diez meses a España y nos atiende desde uno de los centros de acogida para personas refugiadas.

24 febrero, 2023 02:12

Hoy se cumple un año desde que Rusia comenzara a invadir Ucrania. El 24 de febrero de 2022, tras un discurso televisivo de Putin en el que exigió al ejército ucraniano que depusiera las armas, las tropas rusas cruzaron la frontera e iniciaron la invasión.

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La guerra se prolonga hasta la actualidad y ya ha sido calificada como uno de los episodios más oscuros que ha vivido Europa desde la Segunda Guerra Mundial, dejando miles de muertos y más de cuatro millones de refugiados, según los datos de ACNUR. 

Refugiados con nombres y apellidos, como Olga Vodolazhska (37 años), que se encuentra en uno de los centros de acogida para personas refugiadas en España y quien se presta a atendernos. Tiene un nivel medio de español, por lo que primero nos responde un cuestionario por escrito y después profundizamos mediante una videollamada. 

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La primera pregunta no puede ser otra: "¿Cómo estás?". A lo que responde: "Ahora me siento mucho mejor porque ha pasado un tiempo de adaptación. Llevo nueve meses en España y he pasado por diferentes fases psicológicas, que conozco como psicóloga, y a pesar de que sabía de ellos, pasar por estos estados fue increíblemente difícil". 

Vodolazhska nació en Járkov (Ucrania), pero desde 2013 había vivido en Kiev, la capital. Estudió Biología primero y un máster en Genética, pero después se graduó y cursó un máster en Psicología. 

Durante once años ha combinado las últimas técnicas avanzadas en voz, comunicación e inteligencia emocional, ayudando a ejecutivos, empleados y empresas emergentes a aumentar la confianza en sí mismos, la autogestión y las habilidades de gestión.

También ha enseñado inglés, ucraniano y ruso; y, por si fuera poco, ha organizado viajes con formaciones y deporte a Turquía y a los Montes Cárpatos. 

Olga Vodolazhska.

Olga Vodolazhska. Cedida.

El 24 de febrero se despertó en su ciudad natal y su vida había cambiado. "Rusia estaba bombardeando mi ciudad. Járkov está a 36 km de la frontera. Escuché bombas explotando cada minuto durante cuatro días". 

Recuerda que cinco días antes estaba en Kiev, la capital. "Es mi ciudad favorita, en la que había vivido los últimos 8 años. Siempre disfruté volviendo allí de mis viajes. Me encanta el centro, el Golden Gate, caminar por las calles anchas y estrechas del centro". También nos cuenta que tenía un negocio en auge. Es CEO de MASTERVOICE, con once años de experiencia y muchos clientes. 

"Nunca te imaginas que puede cambiar tu vida en tan poco tiempo. No podía creer, con mi vida anterior, lo que estaba pasando y no sabía qué hacer. Sabíamos que durante cuatro días se libraba una gran batalla. Me escondí en un sótano sucio durante las alertas aéreas con mis padres. Empecé a notar la falta de la comida en las tiendas", cuenta. 

Y continúa: "Necesitaba comprar medicamentos con urgencia, pero todas las farmacias habían cerrado, así que pensé: '¿Y si la ciudad fuera conquistada? ¿Qué pasa si no abren las farmacias cuando necesito pastillas? ¿Qué pasa si comienzan a matar y violar a las personas civiles?".

Salvar su vida

Los bombardeos hicieron que tuviera que abandonar Járkov: "Tras seis días de viaje, mi madre y yo llegamos a una ciudad occidental de Ucrania, donde no había bombardeos. Seis días para hacer mil kilómetros. Las farmacias y las tiendas estaban abiertas, me di cuenta del valor real de tener eso". 

"Cuando descubrimos que podíamos comprar billetes de autobús a Varsovia, fuimos a la taquilla, sentí el valor que tiene una persona que hace su trabajo: 'Están vendiendo billetes en silencio, ¡es increíble!'", cuenta con alegría a magasIN. 

En este contexto, un amigo que hizo en Kiev meses antes del comienzo de la guerra le invitó a vivir en su casa en Madrid. "Él podía acogernos cuatro meses". Otro amigo le invitó a Bruselas.

Ella decidió junto a su madre ir a Bélgica y desde allí pensar dónde moverse después. "Yo pensaba: '¿Dónde quiero vivir si no hay posibilidad de volver a Ucrania?' Y decidí probar en Madrid". 

Llegó a la capital española a finales de abril. Al llegar le sorprendió que la gente estuviera sentada en los restaurantes en la calle, comiendo, bebiendo y riendo. "Delante de mí veía una pantalla dividida en dos: a la izquierda, un restaurante; a la derecha, casas destruidas en Ucrania. Pensé: 'La gente no sabe lo que está pasando en Ucrania en este momento'". 

Después de cuatro meses con su amigo, tanto ella como su madre tuvieron que buscar un nuevo lugar donde quedarse. "No encontré ningún amigo en España, por eso acabamos viviendo en un hotel en Alameda del Valle, en un espacio de acogida para los refugiados. Las condiciones son bastante buenas, pero estamos bastante lejos de la ciudad (2 horas en autobús y el último sale a las 19 horas) y es difícil para conectar con gente nueva y buscar trabajo, pero no me estoy quejando". 

Continúa ofreciéndonos su desgarrador testimonio y sus reflexiones. "Cuando ves noticias sobre Járkov puedes pensar que es solo otra guerra más en el mundo, pero yo pienso en si la casa de mi madre habrá sido quemada o destruida. Ahora estoy preocupada por mi padre, que no puede reunirse con nosotras porque no ha alcanzado los 60 años. También pienso en mi negocio, en qué hacer ahora que he perdido a la mayoría de mis clientes". 

Aquí, en España, nos cuenta Olga Vodolazhska que busca las posibilidades de ser útil a empresas españolas, multinacionales y "estoy abierta a proyectos diferentes, a hacer partnership. Quiero ayudar a empresas y personas individuales con el desarrollo de la expresión (voz para hablar, voz para cantar, seguridad e inteligencia emocional)". 

Estuvo buscando a un grupo de ucranianos emprendedores para encontrar gente nueva, pero no la encontró, por ello, desde mayo organiza ella misma reuniones para ucranianos que tenían empresas o fueron autónomos. En enero fue la decimosegunda reunión. "Nos reunimos a través de un grupo de Telegram, ya consta de 200 personas". 

"Están bombardeando cada día"

En Ucrania aún se encuentra su padre, de 57 años, que no puede salir del país por la edad. "Su madre está en mala condición de salud. Ella no puede cambiar ni de país ni de ciudad". 

Olga Vodolazhska

Olga Vodolazhska Cedida.

Sus amigos están repartidos por el mundo. Algunos salieron de Ucrania y están en varios países. Otros permanecen en su país natal, en varias ciudades. "Espero que estén bien".

Es consciente de que la situación es muy difícil. "Están bombardeando cada día. Mucha gente sufre y se muere en la guerra. Muchas ciudades están constantemente sin electricidad. Rusia está bombardeando fuentes de energía para que la gente se muera de frío, para que no tengan conexión telefónica ni luz. Es horrible". 

También relata que los rusos que llegan ejercen violencia y violencia sexual contra las mujeres. Además, cuenta que muchos roban. "Loa hombres que vienen de Rusia no son los de San Petersburgo o Moscú, son gente de las afueras que viene a luchar y encuentra cosas que jamás había visto, como las lavadoras, así que las roban".

Subraya que en la guerra todos sufren mucho y, respecto a las mujeres, considera que especialmente lo pasan mal "las que salieron con sus hijos, pero sin sus maridos. También las que perdieron a sus familiares en la guerra, pero tienen que luchar por sus hijos". 

Hoy, su mayor preocupación son las vidas y la salud mental de su padre y sus amigos. Nos explica que las sirenas, que suenan muchas veces por día, generan ansiedad permanente y que, cuando esto acabe, habrá muchos casos de estrés postraumático. 

También está preocupada por una posible guerra nuclear. Aunque algunos meses atrás su principal preocupación era su estado emocional, "tenía depresión". 

A la comunidad internacional quiere recordarle que la guerra no conviene a los emprendedores ni a las economías de los países. "Yo quiero que todos los países difundan la verdadera información sobre lo que está pasando, para que varias empresas se junten y ayuden a acabar con la guerra. Incluso España, porque España también está sufriendo la guerra". 

Mirando al futuro, ella cree que la guerra se puede prolongar un año más "y no quiero volver porque no hay seguridad, pero echo de menos Kiev. Cuando la guerra se acabe no sé qué haré. Eso depende de mi trabajo y proyectos aquí". 

Toda ayuda es poca 

Olga Vodolazhska confiesa que estas Navidades, cuando paseaba por Madrid y veía las luces de colores, se dio cuenta de lo poco que las valoraba en Kiev. Ahora en España disfruta cada luz, porque sabe que en Ucrania hay muchas personas que en 2023 no pueden tenerla. 

"Aunque nuestra situación es muy difícil, todavía tengo la capacidad de concentrarme en las pequeñas cosas que me hacen más feliz. Echo de menos a mis amigos, Kiev, estoy preocupada por el futuro. Incluso tengo miedo de un ataque nuclear a Ucrania, pero al mismo tiempo trato de disfrutar de la comida, las vistas, los regalos, la cerveza artesanal, el tenis, mis sesiones online, el mar, la montaña, las flores…"

No pude evitar interrumpirla durante la conversación. "Yo podría ser perfectamente tú". Ella me miró y me lanzó una sonrisa cómplice. La vida es como es y no siempre podemos cambiar las cosas como nos gustaría. ¿Quién en su sano juicio no querría acabar con la guerra? 

Está claro que desde magasIN no podemos parar la guerra, pero no puedo hacer otra cosa que ponerme a su disposición como altavoz. 

Vodolazhska me dice que uno de los principales problemas hoy en Ucrania es la falta de energía, especialmente por lo que esto supone en pleno invierno. "En algunos distritos tienen tres horas de electricidad. Tampoco tienen internet para hacer su trabajo". También la falta de medicamentos y de mantenimiento de vehículos que transporten enfermos

Para todo aquel que quiera y pueda poner su granito de arena, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) recomienda canalizar la ayuda a través de las diferentes Organizaciones No Gubernamentales (ONG) humanitarias que trabajan en la zona, así como a través de organismos humanitarios especializados. 

Unos días después de nuestra conversación, volvemos a hablar. Esta vez es ella quien se pone en contacto conmigo. Vodolazhska pide ayuda para la organización benéfica "Charity Fund "KHARKIV DOPOMOGA", dedicada a la prestación de ayuda social. Quien esté interesado puede contactar con ellos a través del email: 0507502578kira@gmail.com; o el teléfono: 380509341468. "Esta organización está en contacto directo con uno de los hospitales".