Rocío Osorno, diseñadora e influencer.

Rocío Osorno, diseñadora e influencer.

Estilo de vida

Rocío Osorno (37), empresaria, sobre los plagios de sus diseños: "Ponen mi cara en los envíos y los venden a 30 euros"

La diseñadora pretende alertar de algo que afecta a todos como comunidad, más allá de valorar la moda española y apoyar el diseño original.

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En su visita al pódcast Poco se habla, presentado por Xuso Jones y Ana Brito, la diseñadora e influencer Rocío Osorno dejó a la audiencia algo más que risas y anécdotas.

Entre bromas sobre moda, parejas y redes sociales, soltó una de esas frases que se quedan flotando en el aire: "Yo tengo una batalla legal ahí abierta, increíble con todo el mundo".

Detrás de esa frase hay años de colección tras colección viendo cómo sus diseños terminan plagiados, reproducidos en calidades bajas y vendidos a precio de ganga. Mientras ella asume el coste económico y emocional de defender su trabajo.

De ingeniera agrícola a icono de moda

En el pódcast, Rocío vuelve sobre una historia que muchas de sus seguidoras no conocen: estudió Ingeniería Agrícola antes de dar el salto definitivo a la moda.

De la huerta y el campo, pasó a los tejidos, los patrones y las alfombras rojas. Pero desde que lanzó su firma de moda en 2015, Rocío Osorno Studio, la andaluza se ha consolidado como una de las marcas de invitada más reconocibles de España, especialmente ligadas a Sevilla y a la Feria de Abril.

Sin embargo, este éxito tiene un reverso oscuro: cada nueva colección tarda poco en tener "versiones" low cost. Muchas de esas copias se venden en tiendas pequeñas, bazares y webs poco reguladas, según denuncia la propia diseñadora.

En algunos casos, llegan a usar sus fotos, su nombre y la etiqueta "copia del vestido de Rocío Osorno" para atraer clientas y, tal y como declara la propia Osorno a Jones y Brito, eso de tener "muy poca vergüenza". Pero también tiene claro que "es un proceso legal ganado", dejando claro que ya no se limita a quejarse en redes, sino que ha decidido ir "por lo legal".

Qué cuesta producir un diseño

Uno de los puntos más potentes de su intervención, que encaja con lo que ya ha explicado en sus redes y entrevistas, es lo que hay detrás del precio de sus vestidos.

Cuando alguien compara su modelo de 250–300 euros con una copia de 30 €, se suele obviar todo este proceso.

  • Búsqueda y compra de tejidos, en algunos casos, tejidos especiales comprados fuera de España, como en ferias de París, con precios muy altos por metro.
  • Diseño, prototipo y modificaciones: bocetos, pruebas, ajustes y correcciones hasta que la prenda sienta bien a distintos cuerpos
  • Patronaje, corte y confección en talleres locales, que pagan sueldos y cotizaciones en España.
  • Campañas y sesiones de fotos: no solo en estudio; ha llegado a viajar a países como Colombia para fotografiar colecciones completas.

Cuando a ese trabajo le enfrenta la realidad de ver la misma idea, mismo corte y mismo estampado reproducidos en un tejido barato, con acabados de baja calidad, el daño no es solo económico.

"Me destrozas el producto", resume Osorno. Porque la clienta que solo ve la copia puede pensar que "ese vestido es así", asociando la sensación de disfraz o de prenda "de bazar" con la marca original.
Divinity

Un departamento jurídico

En Poco se habla, la sevillana también cuenta el lado más incómodo de denunciar. Tiendas que se declaran insolventes cuando reciben sanciones, para no pagar ni un euro.

Pero además, la diseñadora afirma que recibe amenazas y presiones para que retire denuncias. Lágrimas y "llantos" de algunos propietarios cuando se ven ante un juicio que no esperaban.

Cansada de que cada temporada fuera "peor que la anterior", la diseñadora ha dado un paso más: ha creado un departamento jurídico específico en su empresa para perseguir copias de forma sistemática.

Ya no se trata de "montar una guerra mediática" en Instagram, sino de seguir el claro camino de detectar el plagio, documentarlo a través de sus fotos, precios y el uso de su imagen y, por último, ir a por los fabricantes, distribuidores y tiendas que venden las réplicas.

@pocosehablapodcast Los PLAGIOS y las BATALLAS LEGALES de @rocio0sorno☝️ @xusojones @elshowdebriten Episodio YA DISPONIBLE EN @spotifyspain, @amazonmusic ♬ sonido original - Poco se habla! El podcast

Su objetivo no es solo proteger su firma, sino también la de otras marcas pequeñas (andaluzas y a nivel global) que viven el mismo fenómeno temporada tras temporada.

Una tienda física

Otro gesto significativo del que habla en el pódcast es lo que significó abrir su primera tienda física en Sevilla, en pleno centro, frente a El Corte Inglés de La Magdalena.

Su padre, según cuenta, le dijo una frase que le marcó: "Estas cosas se demuestran con hechos: abre una tienda y que la gente lo vea".

La estrategia era clara. Rocío, arropada por su entorno más cercano, buscaba que las clientas, en primera persona, entraran, tocaran el tejido, vieran los acabados y se probaran los vestidos.

Dicho de otra manera, la empresaria quería que la percepción de "ropa cara" estuviera asociada a calidad real y no al prejuicio de "lo podría encontrar igual por 30 euros".

Si la tienda de Sevilla funciona, su idea es dar el salto a Madrid y seguir construyendo un modelo de negocio que mantenga la producción en España, con colecciones pensadas para invitadas, eventos y vestidos especiales.

Copiar no es inspirarse

Rocío lo resume, dentro y fuera del pódcast, en una idea que nos interpela a todas como consumidoras: inspirarse es seguir tendencias, reinterpretar siluetas y actualizar ideas clásicas.

Plagiar es calcar un diseño, abaratarlo al máximo y venderlo como réplica, usando incluso la imagen de la diseñadora.

Su participación en Poco se habla no es solo entretenimiento, es también una llamada de atención a las mujeres que aman la moda y llenan sus armarios de vestidos especiales.

Cada vez que elegimos la copia descarada, alguien que ha pagado tejidos, nóminas y campañas está asumiendo el coste. Pero la diseñadora sevillana se ha plantado y no solo sigue creando, sino que lucha en los tribunales y en los micrófonos por algo tan básico como que se respete su trabajo.