Imagen parcial de la esfera de un reloj

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Estilo de vida

¿Cómo llegas a todo? Soy una trapera del tiempo

Necesitamos encontrar en nuestras agendas el tiempo para cuidarnos y dejar de robarnos el tiempo a nosotras mismas.

16 mayo, 2023 02:30

Llevo décadas escuchando los mismos comentarios: ‘No sé de dónde sacas tiempo para todo’, ‘ya me contarás cómo lo haces’, ‘no paras’, ‘estás en todos sitios…’.

Sé que a muchas os pasa lo mismo. Yo salía del paso con frases hechas o simplemente me encogía de hombros, como si no quisiera revelar una fórmula mágica.

En los dos últimos años, con las presentaciones de las novelas, las preguntas se multiplicaban y yo seguía respondiendo de forma mecánica.

Incorporé a mi repertorio una cita de Gregorio Marañón que me regaló su bisnieta María: "Soy una trapera del tiempo".

Esta semana tuve que buscar dos huecos extra en mi agenda y no me quedó más remedio que hacer un acto de contrición y confesarme conmigo misma. La respuesta era sencilla, aunque había que vencer el autoengaño.

‘Me robo el tiempo a mí misma’.
‘Me dejo sin tiempo para mí’.

Como ya voy cumpliendo años, de vez en cuando y en esporádicos ataques de cordura, me agendo espacios propios. La mayoría de las veces, esas citas conmigo misma acaban cayéndose de la dichosa agenda en beneficio de mi conciencia para satisfacer a alguien o para aliviar mi sentimiento malentendido de la responsabilidad.

Ya hay puntos débiles en mi cuerpo que necesitan cuidados y yo misma necesito esas cosas básicas de la producción: un tinte, una pedicura, mi doctora para mi espalda frágil… Pero ya sabéis ese clásico tan flagelador de ‘yo soy fuerte y puedo con esto’. Lo uso tanto como vosotras.

En fin…

Sigo teniendo una agenda en papel además de la electrónica. Me volvía loca pasando hojas buscándome en un día, en el siguiente y en el posterior. Yo no estaba allí. Vi de repente todas mis responsabilidades encadenadas, una tras de otra sin espacio entre ellas… y yo no estaba.

Os invito a que repaséis vuestra agenda y os busquéis. ¿Estáis? ¿Salís mucho en la foto de vuestro día a día? ¿Sois protagonistas o más bien os encontráis como narradoras omniscientes del relato de vuestra vida?

Si tenéis un diagnóstico similar al mío, os contaré cómo tomé cartas en el asunto. Decidí hacer una lista nada pretenciosa de lo que me gustaría no dejar atrás cada día.

No eran deseos para el genio de la lámpara, solo cosas básicas: caminar un mínimo de 10000 pasos, media hora de ejercicio o estiramientos, ponerme unas cremitas por eso de que ya tengo cincuenta, poco más.

Añadí algunos de menos frecuencia, como la peluquería y la producción propia y algunas clases esporádicas, por eso de que me gusta estar aprendiendo siempre algo nuevo.

Y me regalé el placer de agendarme. De encontrarme espacios a la hora que fuera posible para que cada día, cada semana, mi bienestar estuviera ahí, para salir en la foto de mi propia vida como algo más que la que cumple con sus responsabilidades.

Nada más lejos de mi intención que caer en el victimismo. Casi todo lo que hago me gusta. Me encanta trabajar, me fascina ver crecer mi proyecto y ver brillar a los demás y además, mi proyecto personal y profesional es el mismo que el del hombre al que amo.

No me quejo en absoluto. Solo quería compartir con las ‘magas’ de ‘magasIN’ que esto que os pasa a vosotras, nos pasa a muchas y que tenemos que luchar contra algo tan humano como el autoengaño.

No conseguimos tiempo para todo. Nos lo robamos a nosotras mismas. Por eso, os recomiendo que reviséis vuestras agendas. Buscaos, pensad en la foto de vuestro día a día y, si no os encontráis, reflexionad sobre ello. ¿Por qué no sois protagonistas en una semana entera de vuestra vida?

Y ahora sí, meditando o actuando por impulso, la solución es la misma: agendaos.

La forma reflexiva del verbo agendar debería estar más en uso: Agendarme, agendarte, agendarse. Sobre todo agendarnos.

Agendar espacios con las personas a las que quieres y necesitas, con ‘tu gente’, esa que ríe y llora contigo en el mismo encuentro, por todo y por nada, por recuerdos y por proyectos, por piel, por brazos, por abrazos.

Tú, querida maga, y ‘tu gente’ sois lo más importante de tu vida. Y a veces nos jugamos malas pasadas con la inercia y el sentido de la obligación.

Hace algo más de dos meses, la última vez que vi a mi amiga Luysa antes de que falleciera, me dijo que aprovechara la vida, que el pasado no existe ni el futuro tampoco. Me pidió que entonara un permanente CARPE DIEM. Ella era sabia y supo vivir. Disfrutó de todos a los que quería e hizo de su historia algo precioso.

Ese CARPE DIEM comienza por agendarse. Agendémonos, queridas magas. Encontremos los espacios que necesitamos para estar bien, para nuestro propio bienestar y nuestro cuidado.

No podremos seguir el ritmo de nuestras cabezas si el cuerpo, las fuerzas, el ánimo o el corazón no nos acompañan. Cuidémonos y busquemos el equilibrio.

¡Agendaos!