Un gato tumbado en su cucha.

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Carlos, veterinario, revela cuánto debería pesar tu gato: "Un 40% sufre un ligero sobrepeso que arriesga su salud"

El experto desmonta el mito de que un gato gordito es más feliz y revela los pesos ideales para cada especie, edad y situación.

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El bienestar de los gatos domésticos ha vuelto a la conversación pública, esta vez por uno de los problemas más frecuentes que los veterinarios observan en consulta: el exceso de peso.

El veterinario Carlos Gutiérrez advierte sobre la extendida creencia de que un gatito gordito es un gatito feliz. "Déjame decirte que no es así", afirma en un vídeo de YouTube.

Un problema más habitual de lo que parece

Carlos incide en que hasta un 40% de los gatos que acuden a consulta tienen "unos kilillos de más". El sobrepeso no solo repercute en la calidad de vida de los felinos, sino que los predispone a enfermedades como la diabetes, trastornos urinarios, problemas respiratorios, afecciones cutáneas y artrosis.

El veterinario señala que, en la mayoría de los casos, la responsabilidad recae en los humanos. La alimentación inadecuada y la escasa actividad física dentro de casa son los motivos más comunes.

Sin embargo, factores como la genética y el ambiente también influyen: gatos provenientes de camadas pequeñas, hembras que han tenido sobrepeso o razas como el Persa y el Birmano tienden a engordar con más facilidad; lo mismo ocurre con los machos castrados.

Ni obesidad ni delgadez extrema

Carlos apunta, además, que un peso por debajo de lo esperado tampoco es buena señal: "Tener un gato muy delgado no significa que está sano", recalca.

Un peso demasiado bajo puede estar enmascarando enfermedades hormonales, infecciones como leucemia o inmunodeficiencia, e incluso cuadros de diabetes cuando se produce una pérdida de peso rápida en un felino previamente obeso.

Orientaciones de peso

Con el objetivo de facilitar la tarea a los cuidadores, el veterinario ofrece unas cifras orientativas para estimar si sus gatos se encuentran en un rango equilibrado. No obstante, subraya que se trata de promedios obtenidos en estudios científicos y que, ante cualquier sospecha, lo adecuado es acudir al veterinario.

Durante las primeras semanas de vida, un gatito recién nacido suele pesar cerca de 100 gramos. A los dos meses, la magnitud ya roza el kilo y a los cinco meses, los machos pueden alcanzar los 3 kilos, mientras que las hembras suelen quedarse en 2,5 kg. El peso definitivo se consolida cerca del año y medio o dos años.

En cuanto a los adultos, los gatos domésticos comunes tienden a situarse entre los 3,5 y los 5 kg. Por su parte, los siameses y otras razas pequeñas permanecen en torno a los 2 a 4,5 kg, mientras que los Maine Coon pueden superar holgadamente los 7 kg.

El Persa, a su vez, suele rondar entre los 3 y los 5,5 kg. "Con esta raza, a veces pensamos que están más gorditas por su pelo, pero lo que pesa es la carne".

Claves para la salud

Más allá de la cifra exacta, el veterinario recalca que lo importante para los profesionales es la condición corporal: la proporción de grasa y músculo que presenta el animal. Para ello, se utiliza la "clasificación de Laflame", una escala en la que un cinco representa el estado ideal.

En este punto, las costillas deben poder palparse bajo una ligera capa de grasa, la cintura debe ser visible y el abdomen ligeramente recogido. Los gatos obesos pierden la línea de la cadera y presentan un abdomen colgante; los muy delgados dejan sus huesos y costillas a la vista y al tacto.

"Si el felino se aleja del término medio en esta escala, consultar con un especialista es imprescindible", concluye el veterinario.