Un gato herrumbroso, capturado en su hábitat natural.

Un gato herrumbroso, capturado en su hábitat natural.

Mascotario

El gato más pequeño del planeta: se camufla con facilidad y mide casi la mitad que uno doméstico

Apenas alcanza los 48 centímetros de longitud, ronda los 1,5 kilos y su cola mide 30 centímetros, el gato herrumbroso es un ejemplar único en el mundo.

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El gato más pequeño del mundo, conocido como gato herrumbroso (Prionailurus rubiginosus), es una de esas joyas ocultas de la naturaleza que sorprenden por su diminuto tamaño y su gran capacidad de supervivencia.

Muchos relacionan a los felinos únicamente con figuras majestuosas como el león o el tigre siberiano. Pero este pequeño depredador demuestra que no hace falta medir varios metros para ser un cazador formidable.

Con un cuerpo que apenas alcanza los 48 centímetros de longitud y un peso que ronda los 1,5 kilos, el gato herrumbroso se convierte en el representante más reducido dentro de toda la familia de los felinos, superando en pequeñez incluso a los gatos domésticos.

Más allá de su aspecto tierno y sus ojos almendrados de mirada apacible, se trata de un animal salvaje perfectamente adaptado a su entorno.

Su pelaje moteado lo camufla entre la vegetación y las rocas, sus sentidos agudos lo dotan de una vista nocturna excepcional. Además, su instinto cazador lo posiciona como un depredador respetado en los ecosistemas donde habita.

Encontrarlo es todo un privilegio, ya que sus poblaciones son cada vez más escasas y se mantienen dispersas en los bosques tropicales y praderas de la India, Nepal y Sri Lanka.

El felino más diminuto del planeta

Mientras que el tigre siberiano es reconocido como el felino más grande del mundo, el gato herrumbroso se considera su contraparte más pequeña dentro de esta familia. Es casi la mitad de un gato doméstico.

Su cola mide entre 15 y 30 centímetros, lo que representa más de la mitad del tamaño de su cuerpo. Su pelaje es gris con rayas y manchas de tono cobrizo, lo que le permite camuflarse perfectamente en su entorno.

Posee una cabeza triangular, seis rayas oscuras a cada lado de su cara y orejas proporcionadas y bien separadas. Sus ojos grandes y almendrados, de color azul verdoso con matices ámbar, le otorgan una visión nocturna hasta seis veces más potente que la del ser humano, una ventaja clave al momento de cazar.

Hábitat y distribución

Este pequeño felino habita en los bosques tropicales, matorrales y zonas rocosas de países como India, Nepal y Sri Lanka. Su densidad poblacional es muy baja, con cuatro ejemplares por cada 100 km². Prefiere madrigueras en cuevas o escondites naturales, especialmente durante la época de cría.

El gato herrumbroso alcanza la madurez sexual alrededor de los 18 meses. El apareamiento es breve, y la gestación dura entre 65 y 70 días, tras los cuales la hembra da a luz de una a dos crías que pesan apenas 65-70 gramos. Su esperanza de vida en estado silvestre es de 8 a 12 años.

Alimentación y comportamiento

Pese a su tamaño reducido, es un cazador excepcional. Se alimenta principalmente de roedores, aves e insectos, cazando de manera solitaria y nocturna.

Gracias a su visión desarrollada y a su sigilo, puede detectar y atrapar presas con gran eficacia. Incluso es capaz de acechar desde lugares altos y moverse sin ser percibido hasta el más mínimo detalle.

Conservación y amenazas

En la actualidad, este gato está catalogado como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Se estima que existen unos 10.000 ejemplares en libertad.

Sus principales amenazas son la pérdida de hábitat debido a la expansión agrícola, el uso de pesticidas y agroquímicos, así como la caza furtiva por su piel. La supervivencia de este fascinante felino depende de la protección de los bosques tropicales y de medidas urgentes de conservación.

Aunque pequeño en tamaño, el gato herrumbroso representa la grandeza y diversidad de esta familia y la importancia de preservar cada especie, por minúscula que parezca

Su estudio no solo despierta fascinación entre los amantes de la vida silvestre, sino que también resalta la vulnerabilidad de las especies más pequeñas dentro de los ecosistemas.

Es un recordatorio de que la biodiversidad está compuesta tanto por gigantes como el tigre, como por diminutas criaturas. Pese a su discreción, cumplen un papel fundamental en la salud del medio ambiente.