Un gato hambriento en las calle destruidas de la Franja de Gaza.

Un gato hambriento en las calle destruidas de la Franja de Gaza. ASF

Con la colaboración de:

Mascotario

El refugio que protege a los gatos entre los bombardeos de Gaza: "No los abandonamos. Vivimos o morimos juntos"

Tamer y Samer construyeron Animal Friend Shelter Gaza para proteger la vida de estos animales perdidos y abandonados. Ahora, necesitan ayuda. 

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Cuando el 7 de octubre de 2023, Israel empezó una de las campañas de bombardeos más destructivas de la historia moderna, ninguna persona podría haberse imaginado la situación actual.

Los informes oficiales registran cifras humanas, extensas zonas quemadas y viviendas destruidas, pero casi nunca reflejan a las víctimas animales, que permanecen invisibles ante el ojo público.

Esa omisión no solo minimiza el verdadero alcance del desastre, sino que empuja a familias y voluntarios a asumir enormes riesgos para rescatarlos en medio del conflicto.

Esta es la historia de Tamer y Samer, dos hermanos que fundaron Animal Friend Shelter Gaza, un refugio seguro para gatos abandonados. "Solo queríamos darles amor, cuidados y un lugar donde descansar", relatan en una entrevista con Mascotario.

Un día por la calle

Todo comenzó con una escena que marcaría para siempre sus vidas. Tamer y su hermano Samer, entonces apenas unos niños, caminaban por la calle cuando encontraron a un gatito malherido, incapaz de moverse.

Intentaron ayudarlo ofreciéndole agua y comida. El pequeño luchó unos instantes, pero murió en sus manos.

Aquella pérdida los hizo llorar amargamente, pero también encendió en ellos un juramento: algún día, construirían un refugio para proteger a los gatos callejeros, dándoles la vida que merecían.

Gatos en la calle de Gaza, pidiendo comida.

Gatos en la calle de Gaza, pidiendo comida. ASF

Ese juramento se transformó en realidad en 2020, cuando fundaron el AFS Shelter, una casa de acogida para felinos abandonados. "Fue como ver cumplido un sueño de la infancia", recuerda Tamer.

7 de octubre

El primer rescatado llegó entre sonrisas y abrazos, poco después ya eran 57 gatos bajo su cuidado, rodeados de juegos, alimento y afecto. Amigos y amantes de los animales de distintas partes del mundo contribuyeron a sostener el refugio, que se convirtió en símbolo de esperanza y amor.

Pero la paz no duró. El 7 de octubre de 2023 la guerra golpeó con violencia y todo cambió. La destrucción fue instantánea. Los misiles, el hambre y la devastación hicieron trizas sus logros.

"Nuestro país fue destruido y nuestros sueños se hicieron añicos —relatan los hermanos—. Pero juramos no abandonar jamás a nuestros gatos. O vivimos o morimos juntos".

Un acto de resistencia

La promesa pronto se convirtió en un acto de resistencia cotidiana. Los mercados se vaciaron, los precios se multiplicaron por cien y el hambre se instaló en sus vidas. Tamer y Samer pasaron de tres comidas diarias a una sola, compartida con los animales y los niños.

En el punto más duro de la crisis, sobrevivían únicamente con un pedazo de pan envejecido, hecho con harina caducada y contaminada de insectos.

"Hemos llegado a desear la muerte para terminar con este infierno", confiesan. "El rugir de los bombardeos, el olor de la sangre, los cuerpos en las calles, los gritos de la gente moribunda y los lamentos de los gatos se han vuelto parte de nuestra vida diaria".

Sienten que las puertas del infierno se han abierto sobre ellos. El miedo invade sus vidas. El bombardeo no para. "Ahora realmente sentimos que todos estamos inevitablemente muertos, pero todo lo que esperamos es no morir de sed y hambre".

La desesperación es tan grande que han recurrido a medidas extremas para aliviar el las molestias de la hambruna: "Nos atamos piedras al estómago solo para adormecer el dolor del hambre, pero eso no funciona para nuestros gatos y nuestros hijos".

Las órdenes de evacuación

La situación se volvió aún más personal y dolorosa con las órdenes de evacuación y la separación de sus seres queridos. Angustiado, Samer cuenta que su esposa e hijos tuvieron que huir hacia el sur.

"Después de la completa destrucción del barrio junto a nuestra calle (El-Sabraa), ahora nos están lanzando folletos de evacuación, la casa está temblando por la fuerza del bombardeo".

Su esposa e hijos fueron desplazados a la Franja de Gaza del sur. "No sé si nos volveremos a encontrar o si será un último adiós, pero ahora todo lo que pienso es asegurar la mayor cantidad posible de comida y agua para los animales de AFS".

Todos los gatos están débiles e indefensos, sin nadie que los cuide y los protejas. La situación actual en el norte de Gaza es crítica, con donaciones muy escasas y precios elevados.

El precio de un saco de harina ha superado los 800 dólares. Los hermanos estiman que necesitan 250 dólares diarios solo para la comida mínima para sus familias y los felinos de AFS, no para saciarse, sino "para seguir vivos".

Tres gatitos abrazados, ciegos por las calle de Gaza.

Tres gatitos abrazados, ciegos por las calle de Gaza. ASF

Por ello, ante esta situación, hacen un llamamento urgente: "Ayudarnos. No nos abandonáis. Necesitamos donaciones".

El viento de la libertad

Aun así, en medio del horror, hay una chispa que se niega a apagarse. Los hermanos han perdido amigos y familiares, pero conservan una fe obstinada en el futuro. Confían en que algún día la libertad regrese y con ella la posibilidad de reconstruir lo destruido.

El refugio AFS, ahora maltrecho por el conflicto, sigue siendo el testimonio de esa resistencia silenciosa. Un espacio diminuto en el que, pese al estruendo de la guerra, todavía sobrevive el eco de un juramento infantil y la convicción de que incluso en tiempos de destrucción, la compasión puede ser un acto revolucionario.

"Tenemos corazones como los gatitos que cuidamos, que no conocen nada más que el amor, aun cuando todo alrededor parece oscuridad", cuentan.