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La ciencia busca intensamente fórmulas para vivir más y mejor, pero también para crear vida y, en esta carrera, los cambios sociales están tomándole la delantera al progreso tecnológico. Un esbozo simple de la situación es el siguiente: vivimos más años y posponemos también cada vez más el momento de tener hijos, pero el ciclo de fertilidad se mantiene prácticamente inmóvil. Ante esto, los expertos sueñan con el que consideran el mayor reto de la medicina reproductiva actual: vencer a la edad, luchar contra el pasado del tiempo.

“Empezamos a intentar ser madres a los 32 años, ocho años después de nuestro momento más fértil”, apunta Anabel Salazar, directora médica de IVI Málaga, que también saca a colación el hecho de que la tasa de natalidad es a día de hoy de poco más de un hijo por mujer aunque la de reemplazo está por encima de los dos. “Todo esto nos coloca en una situación muy complicada, en lo que se conoce como un invierno demográfico. No somos capaces de regenerar a la población y la ciencia avanza, pero no tanto como la sociedad”, resume.

La medicina reproductiva tiene ante sí un desafío mayúsculo y, sobre ello, decenas de científicos están debatiendo estos días en Málaga en el marco del International IVIRMA Congress. Actualmente, la edad media de las mujeres que acuden a pedir ayuda por primera vez ronda los 38, “y el 30-40% de las pacientes supera los 40”, apunta la directora médica de IVI Málaga.

Los tratamientos más realizados son la fecundación in vitro (FIV) y el análisis genético de los embriones, cada vez más extendido. Según los últimos datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), la tasa de éxito de la FIV con óvulos propios es de un 35,5% en mujeres con menos de 35 años, un 25,3% para las de entre 35 y 39 y un 11,8% para las que superan los 40, una edad cada vez más cercana al momento en el que se decide tener hijos.

Cuando esta técnica falla, se abre el campo de los métodos de reactivación ovárica, explica Nuria Pellicer, especialista en rejuvenecimiento ovárico, “la última oportunidad para que una mujer consiga quedarse embarazada con sus propios óvulos”. De forma genérica, habla de tres opciones: la activación del folículo a partir fragmentos del tejido ovárico, con plaquetas o haciendo uso de células madres derivadas de la médula ósea.

Pero estas técnicas también pueden fallar, principalmente, por la edad o la baja reserva ovárica y, una vez en ese punto, acudir a la donación es la única opción. De hecho, según Salazar, en torno al 30-40% de las parejas que acuden a su centro tienen que optar por esta vía, que tiene “una tasa de éxito cercana al 90%”.

Sin embargo, no todas las pacientes están dispuestas a llegar hasta este punto ello para ser madres, por eso, insiste en que la necesidad de concienciación.

“Se está generalizando la educación sexual, enseñar a los jóvenes a evitar embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual, pero también hay que hablar de educación en reproducción humana”, apunta. En esta fase de “prevención” se sitúa la congelación de óvulo, una técnica que, a juicio de Pellicer, debería ser recomendada en Atención Primaria a todas las mujeres que vayan a retrasar su maternidad.

En los últimos años, esta práctica ha aumentado un 30% y, aunque el perfil de mujer que acude a hacerlo es cada vez más joven, la media de edad todavía ronda los 35 años, lejos de la edad de máxima fertilidad (25).

La donación ovárica se sitúa, según las expertas, como la única salida para paliar el problema de la fertilidad asociado a la edad, porque el reloj sigue avanzando y, por el momento, aunque la ciencia busca ir contra la biología y encontrar la fórmula para generar óvulos o espermas a partir de células del propio cuerpo, esta es solamente una salida “experimental y futuristas”. También en la medicina reproductiva, el sueño es “intentar rejuvenecernos”.

MÁS MUJERES QUIEREN SER MADRES SOLAS

Dentro del cambio social que ha revolucionado la maternidad también adquiere importancia la extinción de un único modelo de familia. “Ahora no solo existen las parejas monoparentales y heterosexuales, también hay parejas de mujeres que quieren ser madres y mujeres que deciden hacerlo en solitario”, asegura Pellicer.

De hecho, este último perfil, el de mujeres que afrontan solas la maternidad, está en auge. Según Salazar, actualmente suponen en torno a un 8% de las pacientes, el doble que hace unos años. Son mujeres, asegura, “empoderadas, con recursos e información y un deseo de ser madre muy potente que saben que quieren hacerlo y no necesitan esperar a una relación”.