Un montaje con imágenes cedidas por Pilar.
Pilar Peña, de cubrir la muerte de Mandela a organizar viajes por Sudáfrica: "He estado en los hoteles que recomiendo"
La malagueña se marchó a África por motivos laborales de su marido, cubrió casualmente allí la muerte de Nelson Mandela para diversos medios españoles y decidió dar un cambio de vida diseñando increíbles viajes para hispanohablantes.
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La marbellí Pilar Peña no llegó a Sudáfrica buscando quedarse una larga temporada. Llegó empujada por motivos laborales de su marido y con el fin de quedarse unos 18 meses en Pretoria. En aquel momento, además, la idea de una aventura sonaba mejor que seguir apretando el cinturón con las circunstancias económicas de Madrid, donde ambos residían. No había hijos, no estaban casados y tampoco había un plan a largo plazo, nada les ataba. Solo visualizaban la intuición de que era el momento de probar.
Y por arte de magia sudafricana, los 18 meses se convirtieron de golpe en 13 años. Lo que empezó como una decisión aparentemente impulsiva terminó marcando su vida personal y profesional.
Periodista de formación, Pilar había pasado por Onda Cero Málaga, compartiendo estudios con profesionales como la periodista Isabel Naranjo, había trabajado en productoras en Madrid e incluso formó parte del desaparecido diario ADN, que se repartía, recordarán, por las estaciones de autobuses y trenes, totalmente gratis. Llegó a Sudáfrica con la maleta cargada de oficio y contactos. Y el destino hizo el resto.
Su idea era servir a los medios españoles como periodista desde Sudáfrica; así se lo detalló a sus compañeros. "Si necesitáis algo, sabéis dónde estoy", les comentó. Y vaya que si lo hizo. Apenas unos meses después de aterrizar en el país, Nelson Mandela falleció. Pilar estaba allí. “Fue mi momentazo periodístico. Cubrí su muerte para Antena 3, Onda Cero y otros muchos medios. Me llamaban de todas partes porque no todos podían tener a un periodista en Sudáfrica. Era freelance”.
Aquella cobertura la situó en el mapa informativo internacional casi sin buscarlo. Además, la vivió de una forma muy bonita, ya que su padre, el periodista marbellí Salvador de la Peña, se encontraba en Sudáfrica esos días visitando a Pilar y le ayudó mucho a contar la crónica de lo que estaba sucediendo en el país. "Me ayudó un montón con su experiencia para cubrir algo tan importante", declara con una sonrisa.
El padre de Pilar, en Sudáfrica, en 2013.
Durante varios años trabajó como freelance para medios españoles, colaboró con La Razón y otros medios y cubrió algunos de los acontecimientos más relevantes del país. Entre ellos, el mediático juicio al atleta Oscar Pistorius, acusado de asesinar a su pareja, que siguió durante seis meses. “Fueron años muy intensos, de mucho trabajo y mucha responsabilidad”, recuerda.
Pero también fueron el principio del desgaste. Pilar habla del desencanto con la profesión muy claramente. “Te piden que te vayas a cubrir noticias a sitios complicados, inseguros, con desplazamientos largos, por 30 euros. Y llega un momento en el que dices basta”. El amor por el periodismo seguía ahí, pero la precariedad terminó imponiéndose, como pasa en decenas de casos de comunicadores.
Alrededor de 2019, poco antes de la pandemia, decidió dar un giro a su vida. Se formó en Recursos Humanos y empezó a tomar distancia de los medios. Mientras tanto, su vida en África seguía avanzando. Formó una familia, compró una casa y comenzó a recorrer el continente con otros ojos, los de una enamorada de aquellas tierras bañadas por el sol.
Pilar viajó por Sudáfrica y por países africanos como Namibia o Mozambique, ese amor por África seguía creciendo cada vez más. Los viajes fueron afianzando un vínculo profundo con África, con sus paisajes, su gente, sus contrastes y su complejidad. “Al final me di cuenta de que todo el que venía de España acababa llamándome para que le organizara el viaje. Me preguntaban si era seguro, cómo moverse, dónde dormir, mis restaurantes favoritos. Y yo lo hacía encantada”.
Pilar, en un safari.
Ese conocimiento, adquirido desde la experiencia de andar sobre el terreno y no a partir de las recomendaciones que se escriben en un folleto turístico, acabó convirtiéndose en un proyecto profesional. En 2023 se incorporó a Leopard, una agencia especializada en viajes a medida por el sur de África, para indagar en el mercado español y latinoamericano liderada por una amiga suya, a la que ella misma se ofreció para cubrir ese perfil de cliente aún sin explotar.
“No tenemos paquetes cerrados. Cada viaje se diseña según el perfil del viajero”, explica. Familias con niños pequeños, parejas, viajeros muy experimentados. “Hay quien quiere naturaleza salvaje y safari, cruzar África con su coche, a la aventura, y hay quien busca combinarlo con ciudad, playa, viñedos o incluso gran lujo. Sudáfrica te permite hacer todo eso”.
Asegura que los perfiles que más se encuentra interesados en su agencia son los que corresponden a familias con niños y eso que en la mayoría de safaris no permiten el acceso a estos. "Pero algunas reservas sí que lo hacen y nosotros les adaptamos para que disfruten en grande", añade.
Aun así, confiesa que es cada vez más difícil convencer al cliente para hacer un gran viaje, si se compara el presupuesto con una escapada por Europa. "En España, por ejemplo, no están acostumbrados a este tipo de viajes, que necesitan de una inversión mayor. A mí me da mucha pena cuando en el proceso de cerrar un viaje me dicen que se decantan por otros destinos como Tailandia, ya que Asia es algo más económica; siento que se pierden un lugar muy especial", sostiene.
Uno de los grandes valores diferenciales de su agencia es que todo el equipo está allí. “He estado en todos los hoteles que recomendamos. Si pasa algo, estoy aquí. He tenido a uno de mis hijos en un hospital de aquí y la sanidad privada es muy buena. Eso tranquiliza mucho a las familias”. También pone en valor la educación privada sudafricana, donde explica que los colegios ofrecen un nivel muy alto en un país “difícil de explicar porque es como mil países en uno”.
Una imagen de un safari.
Sudáfrica tiene 11 lenguas oficiales, múltiples culturas y una herencia histórica de lo más compleja, por no hablar de su situación política, "que eso es ya caso aparte". “No puedes decir que Sudáfrica es de una manera concreta. Depende de dónde estés. Puedes estar en un sitio que parece Madrid y a los diez minutos estar en otro completamente distinto, rodeado de naturaleza y mujeres locales que llevan carga sobre la cabeza”.
La inseguridad existe y Pilar no la minimiza. “No conducimos de noche, vivimos en una urbanización cerrada, usamos Uber si salgo sola tarde. En definitiva, aprendes a no hacer el tonto y ya está”. A cambio, asegura haber encontrado una vida difícil de igualar en España, donde "las cosas van regular a nivel económico". “Aquí hemos podido formar una familia y comprar una casa”.
Pero ojo, que España sigue muy presente en su vida. Vuelve dos veces al año y pasa los veranos completos aquí. “Eso es clave para aguantar tantos años. Vas, recargas, ves a los tuyos y vuelves”. Echa de menos a la familia y la gastronomía malagueña. “Un espeto, unos boquerones, un buen pescado. ¡Ay, qué rico! Eso sí lo echo mucho de menos”.
A quienes miran África con distancia o desconocimiento, Pilar les lanza un mensaje claro. “Mucha gente no sabe ni que Sudáfrica es un país, eso me lo encuentro muchísimo, o que Ciudad del Cabo parece la Costa Azul o Los Ángeles. Se ve como algo lejano, inaccesible. Pero cuando van, siempre dicen lo mismo: ha sido el mejor viaje de nuestra vida”.
Sobre el futuro, no pone fechas de vuelta definitiva a España. “Estamos muy bien aquí, pero me veo organizando viajes a Sudáfrica desde España”. La vuelta está pensada, aunque sin calendario. De momento, su vida sigue ligada a un continente que llegó casi por casualidad y terminó convirtiéndose en hogar. "Sí que es verdad que quiero que mis niños vivan su adolescencia en España", reconoce.
Sudáfrica, dice Pilar Peña, no es fácil de explicar. Es un país con miles de aristas. Simplemente se vive y se siente en el día a día. En cada atardecer y en cada respiración entre tanta naturaleza. Y una vez que lo haces, asegura, ya no te suelta. "Hay que vivirla y yo invito a todos a que lo hagan", zanja.