Imagen de un camarero.
Sergio, dueño de una cafetería: "Los pagos de 2 o 3 euros con tarjeta nos perjudican mucho a los pequeños negocios"
El dueño reconoce que no puede ni quiere limitar este tipo de cobro, porque la mayoría de clientes ya no lleva efectivo.
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Sergio trabaja en el mundo de la hostelería desde hace más de dos décadas. En su cafetería afronta un problema cada vez más común en la hostelería: las comisiones por pagos con tarjeta en consumiciones de bajo importe.
“Lo noto todos los días”, explica Sergio mientras organiza el mostrador antes de la hora punta del desayuno. “Cuando alguien paga un café de 1,60 € o una tostada de 2,80 € con tarjeta, la comisión que me quitan puede parecer mínima, pero para nosotros no lo es. Los pagos de dos o tres euros con tarjeta nos perjudican mucho a los pequeños negocios”.
Las cafeterías trabajan con márgenes ajustados. Cada ticket es modesto, pero el volumen de operaciones es elevado. De ahí que cada céntimo cuente.
“Si en un día tienes 150 operaciones de este tipo, y la mayoría entran por tarjeta, el porcentaje que se va en comisiones lo notas. Es dinero que podría destinar a pagar luz, proveedores o incluso a contratar a alguien unas horas más”, detalla. “Pero se desvanece en microcomisiones”.
Sergio comenta que su entidad bancaria aplica una tasa fija mensual por el TPV y un porcentaje por operación. “Parece poca cosa, pero a final de mes puede ser perfectamente el equivalente a una semana de compra de pan o café. Y eso, para nosotros, es muchísimo”.
El dueño reconoce que no puede ni quiere limitar el pago con tarjeta, porque la mayoría de clientes ya no lleva efectivo. “La gente se ha acostumbrado a pagar absolutamente todo con tarjeta o con el móvil. Y lo entiendo. Pero para los pequeños negocios no siempre es sostenible”.
De hecho, ha llegado a plantearse poner un mínimo de pago, pero lo ha descartado. “Creo que sería contraproducente. Si un cliente quiere un café y no tiene monedas, no puedo decirle que no. Prefiero asumir yo el coste antes que perderlo”.
Sergio reconoce que las soluciones son limitadas. Ha comparado tarifas entre bancos y fintech, ha solicitado revisar las condiciones del datáfono y ha analizado alternativas, pero ninguna supone un cambio sustancial.
“Estamos atrapados entre dos aguas: queremos adaptarnos y ofrecer todas las facilidades, pero a costa de nuestro margen. Y a veces siento que los pequeños pagamos más proporción que los grandes”.