María Figueroa, con recuerdos de pequeña.

María Figueroa, con recuerdos de pequeña. Amparo García

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María Figueroa, del pompón a Derecho y ADE con 22 años: "Juan y Medio es mi segundo padre"

La alhaurina se retiró del panorama televisivo con ocho años, pero recuerda su etapa en 'Menuda Noche' como algo "muy bonito".

25 junio, 2022 05:00

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"Yo me llamo Maria (Maria) y juego to' los días / Yo tengo mi pompón, pompón, pompón, pompón". Si has leído el inicio de este artículo cantando, podemos comprobar que eres andaluz y que, muy posiblemente, cuando eras un crío seguías religiosamente cada viernes Menuda Noche, el programa que Canal Sur dedicaba a los niños de la comunidad autónoma. La alhaurina María Figueroa, con sus inseparables pompones, fue una de sus grandes estrellas. A los ocho años abandonó el programa y desapareció de los focos. Figueroa, que ya tiene 22 años, atiende a EL ESPAÑOL de Málaga en la Facultad de Derecho de la UMA, donde estudia actualmente.

María tiene los recuerdos de la infancia muy difusos. "Tengo lagunas de mi transcurso por el programa, era muy pequeña y con el paso del tiempo las cosas se van olvidando", lamenta. Figueroa entró al programa cuando solo tenía cuatro años, pero no olvida momentos como su actuación frente a Isabel Pantoja, a la que le cantó Un clavel. "También recuerdo cuando estuve con David Bisbal o Maria Isabel, de la que fui súper fan", cuenta riendo.

De hecho, la primera aparición de Figueroa en Menuda Noche fue imitando, precisamente, a María Isabel. Su primer contacto con Canal Sur no fue en el programa infantil, sino en Punto y Medio, un programa que presentaba el propio Juan y Medio antes de que existiera Menuda Noche. "Juan siempre fue como un segundo padre. Era cercano con todos y muy gracioso. Se metía siempre con mi madre al saludarla, porque él era muy alto y ella bajita".

María Figueroa, en el pasillo de la Facultad de Derecho.

María Figueroa, en el pasillo de la Facultad de Derecho. Amparo García

Un día María acompañó a su hermana Yanira al Conservatorio junto a su madre. Ella también canta. "Como no tenía coche, mi madre la llevaba. Un día estaba yo muy revoltosa y, para callarme, mi madre me dijo que le cantara al profesor de mi hermana una copla. Él se dio cuenta de que llevaba muy bien el tono y el ritmo aún siendo muy pequeña", relata. Ese mismo profesor fue el que llamó a Canal Sur para que María apareciera en Punto y Medio, un programa dedicado a las personas mayores.

Allí fue en varias ocasiones vestida de flamenca para cantar coplas. "Era tan pequeña que una de las primeras veces que me tocaba salir a cantar me quedé dormida y a mi madre le di mucha pena. Al final era un bebé", dice. Según recuerda su madre, María empezó a notar que Punto y Medio no era su lugar, puesto que no había ningún niño pequeño como ella. Por casualidad, justo en esa época nació Menuda Noche, el programa que la lanzaría al estrellato.

Se estaban realizando los primeros cástines en aquella época. "Yo era muy vergonzosa y mi madre sabía que si me presentaba a uno me iba a dar algo. Así que pidió a Canal Sur que vieran mis vídeos en el otro programa a modo de castin", dice María. Así debutó imitando a María Isabel, la otra diva andaluza por antonomasia. Viendo el desparpajo de la pequeña y la reacción positiva del público, la siguieron invitando a plató. "Lo que iba a ser algo momentáneo acabó siendo una colaboración de cuatro años", explica.

María con Isabel Pantoja.

María con Isabel Pantoja. Captura - Canal Sur

María comenzó a convertirse en un producto de éxito. Lanzó dos discos y por las calles todas las niñas de su generación usaban los pompones como complementos en el pelo, orejas y manos. "Veía a las niñas con el anillo del pompón y no entendía por qué se lo ponían. A mí me parecía incomodísimo para cantar con el micrófono. Me acuerdo y me río", expresa.

Lo que pocos saben es el origen de los pompones, que comenzaron a comercializarse en todos los colores existentes. Los originales fueron un regalo de una animadora a la que conoció en un complejo hotelero del Caribe. "Me enamoré de ella y el día que me fui lloré mucho. Me encantaba. Ella los llevaba y me los regaló para que nunca la olvidara. Mi hermana tuvo la idea de que me los pusiera para actuar", relata. Seguro que la animadora jamás se imaginaría lo importantes que iban a ser para María esos complementos. "Me los puse muchísimo. Uno de los originales no tiene ya ni la gomilla del pelo de lo que lo he usado. La modista del programa llamaba a mi madre para que le avisara del color del outfit que iba a llevar y allí me confeccionaban unos a juego".

A los ocho años, sus padres pusieron fin a su aventura televisiva siempre preguntándole a ella su opinión. En aquel entonces, María no tenía muy claro qué quería hacer con su vida, puesto que aún era muy pequeña y la experiencia le divertía mucho. "Tenía muchas dudas, pero ahora creo que fue en el momento más adecuado. Al final fui creciendo y no tenía la misma gracia que antes, cuando era una niña más chiquitilla. Me comencé a centrar aún más en mis estudios", reconoce.

María Figueroa, en la Facultad de Derecho.

María Figueroa, en la Facultad de Derecho. Amparo García

De igual forma, desde Canal Sur daban mucha importancia a la situación académica de los niños de Menuda Noche. Les pedían las notas para ver que el programa no estaba afectando a su rendimiento académico. "Es cierto que acababa los deberes, que en aquel entonces eran sumas y restas, a las doce de la noche. Pero no me lo tomaba como un trabajo, sino como el niño que es deportista de élite. La disciplina era fundamental", relata.

También agradece la decisión de sus padres porque no se imagina de adolescente en el programa. "De hecho, aún estando fuera de él, la adolescencia fue una época complicada. Los 13,14 y 15 años fueron duros. Hasta mis amigos me cantaban la canción del pompón, y la verdad es que lo pasaba fatal. Nunca me ha gustado llamar la atención y me daba mucha vergüenza. Con el paso del tiempo la gente lo fue olvidando poco a poco y yo lo asumo con orgullo. La gente tiene recuerdos en vídeo en casa y yo en un plató", recuerda.

"Otra de las razones por las que dejé el mundo del espectáculo es que era muy pequeña y no sabía hacia dónde tirar. Ni con 16 tenía claro lo que iba a estudiar. Mis padres querían que yo tuviera poder de decisión y que no me arrepintiera", cuenta, respecto a sus estudios.

Finalmente, hizo Bachillerato, donde no logró matrícula de honor por unas décimas. Cerró los dos años con una media de casi 9,6. "La verdad es que siempre he sido muy organizada y perfeccionista. En ocasiones peco demasiado de ello", añade. La Selectividad le salió redonda con un 13,3. "La gente me dijo que aprovechara para meterme en una carrera con una nota de corte alta. Como me gustaba el tema empresarial decidí hacer el Doble Grado de ADE y Derecho. Y en esas estamos, en el cuarto año de seis que son", declara María, que también tuvo entre sus opciones Música y Diseño Gráfico.

María Figueroa, en la entrada de la Facultad de Derecho.

María Figueroa, en la entrada de la Facultad de Derecho. Amparo García

Cree que un doble grado requiere una "gran disciplina" por parte del alumnado. "Estoy muy contenta, lo llevo todo al día, pero le dedico muchísimo tiempo.  A veces querría dedicarle menos. Me gustaría grabar vídeos, dar clases de canto, pero no me da la vida ni para actualizar mis redes. A veces me da fatiga, pienso... ¿Para qué voy a subir fotos con un moño mientras estudio? ¿A quién le va a interesar?", confiesa riendo.

Ahora mismo se encuentra realizando sus prácticas extracurriculares, que comenzaron en mayo. "Estoy en Caja Rural de Granada. Muy contenta. Es el lugar donde mejores condiciones laborales me ofrecían de todas las ofertas disponibles. Ya sabemos cómo funcionan estas prácticas y su sueldo simbólico", expresa.

De adolescente, María quería marcharse al extranjero a estudiar. En concreto, a Estados Unidos. Luego quería sacarse una carrera en Madrid y al final se quedó en Málaga, porque como en casa en ningún sitio. Sigue viviendo en su pueblo, Alhaurín de la Torre y se quedó a estudiar finalmente en la UMA, "La universidad pública no tiene que ser mala, aunque mucha gente no lo crea así", espeta.

María Figueroa, en el pasillo de la Facultad de Derecho.

María Figueroa, en el pasillo de la Facultad de Derecho. Amparo García

El primer día que entró a la Universidad nadie la reconoció al verla. El chivatazo vino cuando ella mismo se encargó de hacer el grupo de WhatsApp de la clase. "Al principio no me dijeron nada, pero cuando cogieron confianza ya sí me dijeron '¡Anda, te llamas como la niña que cantaba!'. Como en todos los sitios, hay gente de todo tipo, incluso cargada de prejuicios, que dejaron caer que por qué estudiaba yo algo así si me iba a dedicar a la música... como si tuviese que ser mala estudiante. Pero vamos, que lo llevo muy bien", zanja.

Con vistas al futuro, de momento quiere finalizar sus estudios y poder darle más importancia a la música, aunque sea como un hobby. Una vez superada esta meta, "ya se verá". "Intentaré volver fuerte, que es verdad que desaparecí un poco, pero lo hice sin querer", sostiene.

Desde hace un par de años ve cómo la gente se disfraza de ella y alucina. "Y me llegan vídeos de niños viéndome cantar de pequeña cada dos por tres. Muchos me dicen que es el único vídeo con el que los entretienen", cuenta María, que acumula millones de visualizaciones en sus actuaciones de Menuda Noche. "Y me acabo de enterar de que mi muñeca está en Vinted a 95 euros para coleccionistas... ¡Chiquillo, pero cómo piensas vender eso a ese precio! ¿Quién te la va a comprar?", exclama María partiéndose de risa.