La ría de Avilés estaba preciosa, un día despejado de cielo azul, todo verde intenso. Les traigo el buen tiempo. Antes me recibió por dos horas el Consejero de Innovación del Principado con la Directora de Sekuens, la flamante nueva agencia de Ciencia, Competitividad e Innovación. Nos desayunamos con la noticia de que cierran la Escuela de Minas de Oviedo. Todo un símbolo. Fueron los mineros de Asturias los que fueron a Málaga a intentar salvar al pequeño Julen caído en un pozo.

Aquel día triste, de angustia, estaba en una cafetería a las 10 de la mañana junto al hotel Reconquista. Me había invitado el IDEPA como presidente del Grupo de Vehículo Eléctrico de Ametic a unas jornadas sobre retos y oportunidades de la electrificación de la movilidad. La tele del bar estaba en alto, todo el mundo miraba con atención y solidaridad profunda, con ilusión y desasosiego porque aquellos mineros paisanos suyos pudieran sacar al niño con vida.

Sentí un vínculo potente con aquellos asturianos que sentían lo mismo que todo el mundo en Málaga. Tomé mi café y mi medio bocadillo sin despegar la vista de la tele. Crucé la calle y entré en ese lugar que me parecía tan familiar, como si estuviera en casa, de tantos eventos televisados que había sucedido allí. Europa aún no había prohibido los coches de combustión (con combustibles fósiles), Tesla no había superado los 250.000 vehículos al año -este trimestre ha fabricado 480.000-, BYD estaba en su proceso de convertirse de un fabricante de baterías al líder chino de vehículos eléctricos y el Nissan LEAF, el Renault Zoe, el Smart Eléctrico, eran los vehículos líderes con la alianza de Renault, Nissan y Mitsubishi a la cabeza.

Los de EDP, la antigua Hidrocantábrico tenían sus cargadores y sus soluciones en la puerta del hotel. El director de Nissan España sacaba pecho mientras aún ni se sabía que cerraban en la Zona Franca de Barcelona ni de que serían casi irrelevantes en las nuevas generaciones de eléctricos, liderados por los fabricantes chinos y Tesla.

Sarkozy y Carlos Goshn no habían opado a sus socios japoneses. Francia aún lideraba en Europa la electrificación. Hablamos de industria, hablamos de innovación, de las oportunidades que suponían los nuevos vehículos en nuevos materiales, en aleaciones especiales, en aceros eléctricos. En productos de la siderurgia, que eran residuos y se valorizarían como el grafito, y como el óxido reducido de grafeno a partir de la reducción con ácidos del grafito.

Las baterías, las tecnologías para hacer los electrodos más duraderos, menos corroíbles, libres de metales pesados, escasos y caros como el cobalto. Asturias era la cuna no solo de la minería desde época romana. Las guerras con los astures, el afán por unir las minas de Tartesso de Huelva con la capital de los mismos Astúrica duraron casi dos siglos. César dominó la Galia en 2 años, pero los astures que eran también celtas no eran cuatro galos. Dominaban la explotación minera y metalúrgica y comerciaban con toda la península y con el Atlántico Celta.

Cuando pienso que son punteros en atomización, grafeno, carburos de silicio, sinterización por plasma, diamantes artificiales…

Yo no conocía aún Aleastur, pero les conté que los metales avanzados que había en los nuevos vehículos llevarían al uso de aleaciones avanzadas de aluminio porque se podrían hacer los llamados mega castings, hacer el chasis de un coche casi de una pieza. Ahora Tesla lo hace en dos partes. Les conté que el peso sería clave en la autonomía y por tanto en el coste, que la fibra de carbono y otros composites aumentarían significativamente y que la atomización de metales para siderurgia en polvo permitiría nuevos rendimientos en los motores eléctricos. Que la metalurgia avanzada podría reducir la dependencia de las tierras raras controladas por China. Ya estábamos viendo maravillas en motores de flujo axial. Todo un festín para una tierra que cuenta con algunos de los centros más avanzados en materiales y con empresas como Du Pont, Saint Govain, Arcelor, Asturiana del Zinc, Ferroglobe…

La noticia de la Escuela de Minas, contada por el Consejero resultó distinta, había dos, una de ingenieros técnicos en la cuenca minera y otra de Ingenieros de Minas en Oviedo, pero Bolonia y la equiparación de los Grados y Masters produjo redundancias y el número de alumnos decreciente llevó a la decisión de unirlas.

Las vueltas que da la vida. Fui con un compañero asturiano de Avilés. Me recordó el color de la ciudad con la carbonilla de coque de carbón por todas partes. El color de la ría no era este azul. Yo veía una ciudad reluciente y bonita, una ría azul y actividad industrial, huellas de esta, plantas industriales, y los muelles llenos de elementos para la eólica marina, tubos, palas, soportes de bateas….

Estuvimos viendo cómo se hace un master batch con concentrados de boro y titanio para producir una dispersión de nucleantes en las aleaciones de aluminio, que permitan que los crecimientos de los granos se inicien desde muchos puntos dispersos en la aleación, consiguiendo aleaciones con granos más pequeños. Todo un cúmulo de años de oficio, de ciencia y tecnología de siderurgia y aleaciones que ha llevado a Aleastur a vender en todo el mundo, alambrones para hilos de soldadura por adición y bobinas de afinantes.

Titanatos, Manganeso, Silicio metálico, boratos y aluminios con distintos aditivos, para mejorar la resistividad, para mejorar la ductilidad, para mejorar la inyectabilidad, para proteger de la corrosión… Industria, hornos, prensas, grúas, tratamientos, laboratorios, muelles de carga y descarga, almacenes, cascos blancos, gafas y ropa de seguridad. Industria, industria, industria… y aquí en España. Un festival. Cómo disfrutamos. Trabajamos en proyectos de colaboración en automática, sensórica, robótica y materiales para aplicar en vehículos eléctricos. Quién me lo iba a decir tantos años después, que mis previsiones para la industria asturiana tendrían impacto en nuestra propia actividad.

Nuestra industria necesita pocas cosas, es competitiva y ya hace años que está muy internacionalizada, es la mayor contribuyente al saldo neto de la balanza de pagos y al crecimiento de la economía que, afortunadamente esté en niveles pre-Covid, pero más equilibrada, con más empleo, afiliados y más diversificada que antes. La pena son los desequilibrios y la deuda pública que no para de crecer, aunque se reduzca en términos relativos al PIB. La deuda no es gratis y los costes crecen.

Ahora que somos el primer país de la UE 28 en tener una inflación por debajo del 2% tenemos costes de financiación promedio por encima del 5% con el Euribor al 4%. Mal asunto este de tener un mercado común para lo que conviene y tener que financiarnos siempre en desventaja respecto de nuestros competidores europeos. Si España tiene menos inflación no deberían meternos en recesión por los costes de la financiación, es una fractura de mercado que está pendiente de acometer.

Pero la energía más competitiva en España ayuda. Y por ahí hay que marchar. Decía el profesor Tejada que con energía suficiente y barata se puede hacer cualquier cosa. Que se lo cuente a las petromonarquías del Golfo.

Gijón es el puerto líder español en graneles sólidos. ¿Por qué será? Para responderte algunas preguntas puedes recurrir a los Monty Python, la vida de Bryan: “Los romanos. ¿Qué nos han aportado esos romanos?” Desde Brigantium (Coruña), Portus Vitoriae (Santander), ammanun-Flaviobriga (Castro Urdiales) hasta Oiasso (Irun) los romanos estuvieron casi dos siglos de guerra para acceder a los minerales y metales.

Gijón, creada a finales del siglo I d.C. sobre el primitivo castro de Noega, estaba habitada por los cilúrnigos, nombre celta que significa “caldereros”. Vaya casualidad. ¿Para qué querían tantos puertos los romanos en una tierra que nos habían pintado como habitada por tribus montañesas, atrasadas, hoscas belicosas y rebeldes? La historia la escriben los vencedores. No la iban a escribir para contar que estuvieron doscientos años para apropiarse a sangre y fuego de las riquezas y tecnologías de pueblos avanzados en ciertas industrias clave. ¿Les suena cuando se habla de guerras por la libertad y la democracia, para civilizar? Numancia fue nuestra Masada, pero nuestros soldados no van allí a jurar nada como en Israel. Nosotros nos convertimos en romanos.

La eólica marina, que llena los muelles de la ría es más competitiva que nunca con precios en torno a 80€/MW en mayo en Irlanda. En 2022 se fabricaron en Europa algo más de 1.1 millones de toneladas de aceros especiales para torres de eólica marina. La consultora Rystad energy muestra que España está alcanzando una cuota del 74% del mercado europeo de aceros para torres, según un artículo de J.A Roca en El Periódico de la Energía. El segundo competidor en fabricación de aceros para torres eólicas es Dinamarca con un 18%. No dice que muchas torres fabricadas en España lo son para empresas danesas como Vestas. Mismo caso que los coches fabricados en España. Fabricamos de maravilla, pero no somos capaces de que nuestras empresas acaben en nuestras manos y así, de que Barak Obama, a las pocas semanas de ganar las primeras elecciones en EEUU, se fue a visitar una planta de Gamesa allí, para mostrar su compromiso con las renovables y con la apuesta industrial que ahora se multiplica con el IRA de Biden.

Fueron primero los pioneros de Ecotecnia en Cataluña, que luego devino, Alstom y finalmente GE, pero, sobre todo, Gamesa la que fue tractora de la industria. En España para eólica marina hay 5 plantas que fabrican palas (ninguna en Andalucía), dos plantas que fabrican cables especiales, 4 que fabrican bases (una en Cádiz), 4 plantas que fabrican las góndolas, y 6 que fabrican torres (una en Andalucía). Gracias a las industrias tractoras como Gamesa, España tiene hoy el 19% de la capacidad de producción de palas (líder europeo) y el 15% de la de góndolas (segundo mayor productor tras Dinamarca).

Siemens Gamesa tenía 4.700 trabajadores en nueve fábricas con 3.100 proveedores a los que compraba 1.200 millones de euros al año. Recuerden Endesa – Enel y los proveedores italianos.

Resulta que para hacer torres marinas hay que saber de hacer barcos, plataformas… que hay que tener cadena de valor y resulta que Navantia, un gigante en tecnología a cuyos hombros nuestra industria puede crecer, tiene capacidad para 550 millones de toneladas de bases, lo que sitúa a España liderando con en el 30% de la capacidad europea.

En 2029 habrá tanta producción eólica marina como terrestre. La demanda de turbinas de más de 12MW se multiplica por 3. Pero la cotización de Siemens Gamesa se hunde.

Pero nosotros, y cuando digo nosotros, digo sus legítimos propietarios, con permiso del gobierno, nos vendimos Gamesa. Entre los accionistas estaba Iberdrola, un socio y cliente estratégico que sacó una “tajadilla” extra, 20 euros por acción en lugar de 18.05 de la OPA de exclusión -presten atención-. Gamesa tenía sus turbinas de 4MWh que arrasaban, competitivas. Siemens se quedó el último trozo con un préstamo de 4.000 millones de euros de JP Morgan y Bank of América, que había que empezar a devolver con su propio jugo. Eliminaron un competidor incómodo.

La UE no se opuso a pesar de que en Europa eran cuatro gatos, Vestas, Gamesa, Alstom (que se la queda GE) … ¿A cuántas iniciativas de un campeón alemán se ha opuesto la UE? Lean “Una pica en Flandes” de Javier Elorza y se les caerán los palos del sombrajo. La idea era hacer un gigante que pudiera competir con los grandes mundiales ahora -sumados los dos- son el cuarto y bajando. El resultado tras unos cuantos años es que Siemens culpa a Gamesa de que sus generadores de 5MWh, que se hicieron y pusieron en mercado bajo la propiedad y dirección de la multinacional alemana, no funcionan, vibran y producen riesgos de fiabilidad. Han valorado el desastre en unos 1000 millones y por supuesto, la culpa a los españoles que han hecho un producto malo. Qué casualidad que cuando la empresa era independiente, el producto era bueno, competitivo y le ganaba en los concursos a la propia Siemens, motivo por el cual decidió poner “unas pelillas” y quedarse a los incómodos vascos.

Debió haber alguna desavenencia porque la primera presidenta Rosa García, duró un rato. Mal síntoma cuando había demostrado eficiencia y diligencia en la dirección de multinacionales desde hacía años. Lo que no se dice por ahí es que las turbinas de 4 a 6MW habrán pasado de ser el 25% del mercado en 2023 a menos del 10% en 2028 y a casi desparecer en la eólica marina, la que hoy se lleva la parte del león, según el informe citado.

¿Qué pasará entonces con Gamesa? Ya habían soportado cuatro reconversiones desde 2017. Con una cartera de pedidos de 35.000 millones, su máximo en noviembre pasado, habían cerrado con pérdidas de 940 millones en septiembre del 22. En enero, con el mercado mundial a tope, con una crisis energética que ponía presión en las renovables, ponen a un joven que había entrado en 2017 procedente de una consultora a dirigir el negocio. ¿Les suena? Ya se habían cargado a la cúpula hace tiempo. Hacen una OPA de exclusión, se sacan a los minoritarios (esos puñeteros incómodos que piden transparencia y otras cositas que no gusta a la mayoría, ¿les suena?). Han convertido al DG en un country manager, un responsable de desarrollo de negocio, el primer comercial. La estrategia y la expansión a la sede, que es donde sabemos. Por supuesto, como no hay demanda, ¡qué va!, pues nos cargamos a 2900 empleados en la corporación, 352 despidos en España. Eso sí, pactado con los sindicatos, como si eso fuera la bula papal. Cuando un CEO dice que hay “duplicidades que deberían armonizarse” temblad. Sobre todo, los de la parte adquirida. ¿Qué pensará el CEO hasta 2017 Ignacio Martín o Xabier Etxebarria el director general Ejecutivo? No quiero ser cenizo ni agorero. Pido a Dios que me de vida para verlo y ojalá me equivoque.

Mientras tanto, Goldwind, el gigante chino con el 11% de la capacidad, ya ocupa el número dos por delante de GE y sólo detrás de Vestas con el 13%. China tiene el 62% de la capacidad productiva mundial de palas y el 57% de la de góndolas.

Además, tomen nota de que la capacidad máxima de producción europea de torres se sitúa en unos 1.500 millones de toneladas en 2025. Estas capacidades no se improvisan, grandes instalaciones de laminado, tratamiento, conformado, soldado, protección contra la corrosión, trasportes especiales, puertos acondicionados como el de Avilés… De 2028 a 2033 los proyectos contratados de despliegue de parques eólicos marinos superarán la oferta en casi un 30%. Una oportunidad adicional para nuestra industria. ¿Hará alguien algo en política industrial antes para que así suceda? Por cierto, en Andalucía habrá que acondicionar puertos si queremos estar en esto.

El uno de enero de 2023 me caí del caballo del hidrógeno verde cuando leí en The Economist el despliegue en el Mar del Norte que alemanes, holandeses, escandinavos e ingleses, todos una vez viejos pueblos bárbaras del limes, estaban haciendo con la eólica marina y el gas. El mayor centro energético de Europa, renovable y en el que no pintamos nada (salvo que les hacemos torres). “Go north old industrialist” dicen en un párrafo. Imagino que nuestros estrategas, donde quiera que estén, estarán al caso o iremos con cantimplora y seguiremos comprado todo a los vecinos del norte o los chinos y aquí, a ponerles caña, tumbona y espeto.

Y así, mientras Europa, y el mundo se llenaba de eólica marina, España se había despojado de sus empresas, había sido la última en regular los espacios del dominio marítimo en los que podía implantarse -¡en febrero del 23!- y soñaba cual Quijote con el Hidrógeno Verde y un gaseoducto a Europa. Misma historia que Isofotón, Abengoa y ahora Gamesa. Acabaremos comprando fantásticas turbinas eólicas a los alemanes, o a los chinos, como hacemos con los paneles fotovoltaicos. La quimera del Hidrógeno verde nos habrá despistado del presente. ¿Hay alguien ahí?