Del mismo modo que se grita el: "¡Árbitro: la hora!" o el mítico: "¿Cuánto queda?" anda más de uno preguntándose estos días cuánto falta para que la calle Larios se convierta en bóveda de luz, para orgullo de Porras y envidia de Abel Caballero (lo de Vigo nos caló, sí). En sólo unos días, luces para la principal vía de la capital, una de las más importantes (y caras) de España y que, por cierto, celebra este curso su 130 cumpleaños.
Está la factura como para pensarse siquiera poner la clásica guirnalda al árbol de nuestro salón, pero en estas cosas, Málaga siempre ha sido espléndida y su apuesta no es solo por una calle, sino por un buen puñado de puntos del lugar que fue cuna de Picasso (¿Qué pensaría, por cierto, el bueno de Pablo, de la ciudad que nos está quedando?). Como no podemos preguntarle, pero le reconocieron siempre como un orgulloso malaguita, daremos por sentado que Picasso "vibraría alto" con lo que esta ciudad, que nunca fue tan grande como ahora, está logrando. Que si Google, que si Vodafone, que si el Pompidou… a marcas, no nos gana ni El Corte Inglés.
Sea como sea, para las luces aún quedan unos días, pero el ambiente navideño está servido. Se agarran a ello los hosteleros y responsables de comercios, ávidos de buenas noticias en tiempos revueltos, y demuestran cada vez más su adaptación a lo que sea, con tal de que la rueda del negocio siga girando. Y es lógico. Lejos quedan ya los debates (estériles) acerca de si Halloween es o no tan típico como un boquerón. ¿Qué más da? Lejos parecen ir quedando también discusiones sobre si las luces se deben encender antes o más tarde, como la discusión sobre si el Black Friday es yanqui o de la antigua Checoslovaquia. ¿Y qué, si ayuda?, dicen los comerciantes.
Y no les falta razón. Usted luego elige si quiere o no comprar, si le gusta más lo del jersey en las rebajas de enero o si acaba sucumbiendo a la irresistible lavadora de carga superior tirada de precio en este viernes negro, que ya ni es sólo cosa de viernes, ni tampoco es tan negro, de no ser por los montajes publicitarios. Y es que, precisamente, va de lo contrario: de pasar del rojo al negro y de sumar movimientos a una economía que ahora mismo se apunta a lo que sea con tal de respirar.
Toca esta semana compaginar los primeros reflejos de las luces de Navidad de espacios que ya se han adelantado al encendido oficial, con las compras vinculadas a una fecha que es, por definición, pistoletazo de salida a la campaña navideña y que llega a escasos dos días de que el PSOE de Málaga elija, sin rebajas pero con primarias, a su nuevo líder. A rey muerto (Ruiz Espejo pasa a un segundo plano en el que algunos ya le situaban incluso antes de salir del cargo) a rey puesto, de nombre Daniel o José Antonio; de apellido Pérez o Gómez. Y aunque todo apunta a que el actual portavoz en el Ayuntamiento será este domingo alzado como tal, el alcalde de Ojén se ha propuesto ser chinita en el zapato de quien se sabe con las principales bazas para alcanzar el puesto. Sin cartel de rebajas, ni de Black Friday, lo de ambos es una llamada al cliente, en forma de promesa de renovación en las oficinas de la calle Fernán Núñez. Lo que es seguro, es que uno de los dos verá las luces de Navidad como jefe del socialismo en Málaga.