Alegato monárquico para este jueves en el que damos por despedida una nueva edición de la World Travel Market de Londres, que para el periodista malagueño de habitual crónica turística quedará como aquella en que Elizabeth caló en nuestros corazones. La reina más famosa del mundo, la señora que se despidió a lo grande (por poco sigue en marcha la ‘Magna’ que le rindió tributo), deja un legado de décadas, con una guinda en forma de línea de Metro que bien podría servir de ejemplo para cualquier ciudad que aspire a un suburbano singular.

17 de mayo de 2022. La reina de Inglaterra inaugura lo que, sin saberlo, se iba a convertir en un regalo maravilloso para la delegación de prensa malagueña que, cada año por esta fecha, se encarga de contar cómo le van las cosas a nuestro turismo, aquí por tierras británicas. La Elizabeth Line, nueva línea del suburbano londinense, quedaba oficialmente inaugurada. Una incisión perfecta en pleno corazón de Londres que, cual buen cirujano, permite ahora que en lugar de brecha, hablemos de salud y del beneficio de esa intervención.

Cruza por pleno centro de la enorme capital británica, limita sus paradas a zonas puramente estratégicas en el camino (aminorando a la tercera parte los tiempos de trayecto) y abre un sinfín de posibilidades a quien, por ejemplo, quiere moverse desde la zona más urbana al extrarradio donde se ubica el recinto ferial que acoge cada año la mencionada WTM. La reina que le da nombre jamás fue más aplaudida… por la prensa que allí acude, en concreto.

Porque mucho se habla de la estadística, de las previsiones, de si los ingleses seguirán o no apostando por Andalucía y, más en concreto por Málaga… pero poco se sabe de las peripecias del periodista local que se desplaza a estas citas, que acumula diez u once horas de trabajo en plaza ajena, que se esmera en ‘adornar’ cada crónica con cuestiones que a veces no darían ni para media página… y al que le toca seguir el ritmo y la agenda en condiciones no siempre favorables.

Y en esa ‘crónica paralela’ que algún día podrían (podríamos) publicar, la aventura de los desplazamientos que, cuáles sardinas en lata, lleva a estos ‘inquietos’ de punto A a punto B, ajustando relojes, afinando mapa de Metro y ‘transbordando’ (espero que se entienda el ‘palabro’) de línea a línea para llegar a la rueda de prensa de turno. En torno a hora y media de trayecto diario para dar cobertura a cada jornada. No da para autonombrarlos ‘héroes’, pero créanme si les digo que nunca se valorará lo suficiente el trabajo de quienes, cada feria de turismo y un año sí y otro también; completan periódicos o locutan minutos y minutos de información en citas como ésta, la de Berlín, en marzo, o la por casi todos conocidos de Fitur, un par de meses antes.

En Londres este año, no faltaron los nervios, las agendas ‘solapadas’ entre administraciones que parecen contraprogramarse (menos mal que son del mismo signo político) y los actos no siempre acordes a lo esperado. No faltó el guiño de Málaga al británico, no faltaron autobuses serigrafiados con el nombre de la ciudad de Picasso, no faltó acento andaluz en la feria y no faltaron sensaciones optimistas que apuntan a que el inglés seguirá viniendo de vacaciones donde se le cuida, donde se le brinda un ‘producto Premium’. Los grandes clásicos de una cita clave para una industria que necesita de estos encuentros.

No faltó nada de lo relatado, si bien una reina (ya difunta, pero presente en multitud de esquinas de la ciudad del Big Ben) se coló para bien en la vida de quienes volvían una vez más al ruedo informativo, desde Londres y en clave turismo de Málaga. Una línea con nombre de reina, que perdurará desde ahora en el mapa del Tube londinense. Una reina que, desde ahora, se ha ganado los parabienes de esos periodistas que, cada mes de noviembre, relatan las bondades de Málaga y su particular ‘fusión’ con la realidad londinense.

Hasta las estaciones han quedado bonitas para honrar a la recientemente fallecida. Larga vida, Elizabeth Line. Larga vida, majestad. ¡Viva la reina!, grita este cronista malagueño.