Juan Espadas prometió allá por el mes de junio que dejaría su cargo como alcalde de Sevilla cuando Juanma Moreno convocase elecciones a la Junta de Andalucía. Y ahí anda el candidato socialista, dándose sus baños de moderación de la mano de Moreno. No deja de ser llamativo el buen rollito de los líderes de PP y PSOE que parecen querer convertir a Andalucía una arcadia de feliz convivencia.

Pero, claro, cuando uno va a vela y a vapor acaba por pisar callos que no debe. Y ahí se descolgó Espadas, con el traje de alcalde de Sevilla, y tiró de línea directa con el su colega de partido y ministro de Cultura, Miquel Iceta. "Échame una mano, primo, con el Hermitage", le cantaría al catalán, que todos sabemos que es de arrancarse pronto. Espadas quiso que el Ministerio de Cultura apostara por Sevilla, cuando por otro lado, los promotores ya habían metido el pie en Málaga para ver cómo estaba el agua por aquí,

Se equivoca -y mucho- Espadas al no ser capaz de medir sus tiempos. Si es alcalde de Sevilla no puede tener la bizquera de mirar con un ojo a su ombligo y con el otro al resto de Andalucía. Espadas debe tomar un camino, y como secretario general de los socialistas andaluces no puede mantener el pulso pueblerino del Sevilla-Málaga. Sobre todo por la torpeza política de hacer que el discurso antaño repetido en las provincias andaluzas vuelva a estar sobre la mesa. Aquel que decía que para los socialistas Andalucía sólo era Sevilla.

Espadas no puede seguir siendo alcalde de Sevilla mientras pretende dirigir el PSOE andaluz. En casos como el del Hermitage queda más que demostrado, además, que el alcalde de Sevilla va a salto de mata. Ya se lo dijo De la Torre: "A Espadas no le han llamado para llevar el Hermitage a Sevilla; a nosotros sí". No sólo el primer edil malagueño, sino los propios promotores también lo anunciaron: "Vamos a las ciudades que nos quieren" y Málaga es una de esas.

En definitiva, Espadas debe darse cuenta de que, aunque no se hayan convocado oficialmente, las elecciones ya están en marcha. Tanto las andaluzas, en las que está pretendiendo mimetizarse con el perfil moderado que tanto beneficio le ha dado a Juanma Moreno, como las municipales, donde el PP ya ha arrancado su campaña con su nuevo candidato. Da igual donde vaya el museo, pero hay que guardar las formas, algo que le ha fallado esta semana a un Juan Espadas que ha cometido un error de bulto.