Una habitual estampa prepandémica en el Pimpi Florida.

Una habitual estampa prepandémica en el Pimpi Florida.

Málaga ciudad

¿Quién no conoce el Pimpi Florida? El mito paleño volverá a dejar noches inolvidables

"Un día sin reír es un día perdido", los parroquianos de este minúsculo local podrán volver a disfrutar de la copla, el marisco y los felices encuentros inesperados.

26 octubre, 2021 05:00

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"¿Inolvidable? Yo muchas veces sé cómo he llegado al Pimpi Florida, pero no cómo he llegado a casa". Esta afirmación de un habitual cliente de esta pequeña taberna podría ser la de cualquiera que haya pisado este paraíso en la tierra. En El Palo, en un rinconcito que pasa desapercibido, la alegría vuelve a subir las persianas. El 3 de noviembre en el Pimpi Florida volverá a sonar Como una ola, de Rocío Jurado. O Yo soy aquel, de Raphael... o cualquiera de esas canciones que hacen de este un lugar con un sabor diferente.

"Un día sin reír es un día perdido", reza el cartel que hay de frente al respetable dentro de la barra. Al lado, una foto de Jesús. El 10 de diciembre se cumplen siete años desde que el tabernero que mantuvo a flote el negocio falleciera. Ahora Pablo, su hijo, es la tercera generación de regentes del elixir de la eterna diversión. 

"Anécdotas hay muchas, pero es que no te puedo decir una", afirma Pablo en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga. Junto a él, José Ferreira, Portu, en la barra que no pierden detalle de nada de lo que pasa al otro lado. "Ahora empezamos con el aforo reducido y bajo reserva", comenta Pablo, pero la verdadera imagen del Pimpi Florida es aquella en la que uno no es capaz de atisbar el final.

Otro parroquiano confirma que "llegar al baño, al fondo a la izquierda, era toda una odisea. Hay personas que se han hecho amigas íntimas sólo por coincidir en ese trayecto". Y es que el Florida tiene ese encanto. El de un local con apenas un metro de fondo desde la barra hasta la pared, pero congregaba buen rollo. El lugar exacto donde el dicho de donde caben dos caben tres se multiplica hasta el infinito. 

"Recuerdo un día que nos volvimos de una boda, porque el ambiente allí estaba empezando a decaer, y nos decidimos por parar en el Pimpi Florida. Al rato nos llamó la novia preguntando dónde estábamos... Y apareció por la puerta de la cocina vestida de novia a darlo todo", recuerda un paleño asiduo al local.

Son apenas cuatro personas las que sacan adelante el negocio: Pablo y Portu en la barra y en el interior Rosamari al mando. La cocina es otro de los secretos de esta marisquería tan peculiar: las navajas, los carabineros... todo el género que traspasa la minúscula ventana es de calidad.

Las típicas jarritas de cerveza volverán a correr por la barra entre cacahuetes y aceitunas. Las amistades reverdecerán entre coplas y una lucecita al final del túnel de la Covid-19 se enciende cerca de las Cuatro Esquinas del Palo diecinueve meses después.

¿Inolvidables? Cualquier que haya caído en la dulce tentación del sabroso vino con el que acaban muchas noches en el Pimpi Florida sabrá que hay muchas cosas que se olvidan de lo que pasa en el Florida. Pero otras se recuerdan fácilmente a la mañana siguiente.