Una actividad de la cátedra Hedy Lamarr.

Una actividad de la cátedra Hedy Lamarr.

Tecnología

Se buscan adolescentes en Málaga para reinventar la inteligencia artificial

La cátedra Hedy Lamarr para fomentar vocaciones tecnológicas entre las chicas lanza su segundo desafío: valen ideas razonables... y descabelladas.

10 enero, 2023 05:00

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Se buscan ideas jóvenes en Málaga para revolucionar la inteligencia artificial. Pueden ser razonables... pero también descabelladas. "¡No importa! El mundo evoluciona porque ideas descabelladas acaban por llevarse a la práctica", defiende la directora de la cátedra Hedy Lamarr, Mari Carmen Aguayo.

Esa misma cátedra de la Universidad de Málaga es la que convoca este desafío; en el que animan a chicas (y también chicos, hasta en un 25% del total de los participantes) jóvenes de 3º y 4º de ESO, bachillerato o ciclos formativos a preguntarse cómo podrían cambiar el mundo a su alrededor con la inteligencia artificial.

Para participar, las alumnas deben enviar un vídeo hasta el 23 de enero con su propuesta. Así, sin necesidad de conocimientos previos ni técnicos, podrán acceder a unos talleres muy prácticos impartidos en la UMA los viernes por la tarde de febrero y marzo sobre inteligencia artificial.

[La receta de la UMA para que media humanidad también cree la tecnología que ya usa]

El culmen es un concurso en el que un jurado profesional elegirá el mejor proyecto entre los de los distintos equipos, con un móvil de última generación como premio. "A veces, las participantes se adelantan a cosas que ya están en trabajo", explica Aguayo en conversación con este periódico.

"No hay límite ni mínimo en el vídeo. Si tienes ganas, te presentas. No tiene por qué ser la idea que luego presentas al concurso. Tras los talleres ya has aprendido sobre inteligencia artificial y tienes herramientas para aplicarlo, y además los grupos pueden cambiar", indica la catedrática de Telecomunicaciones.

El año pasado, cuando el reto era sobre el 5G, ganó un equipo de cuatro chicas del que al principio solo se conocían dos y dos. Implementaron un prototipo de seguridad vial basada en el 5G, "muy básico pero que funcionaba y hacía todo lo necesario". Mari Carmen Aguayo recuerda esa primera edición como "súper motivador" y "muy divertido".

"Para darle a las chicas sensación de que estamos cerca, hay talleres que los imparten alumnas de la Universidad de Málaga. Es como si tuvieran a sus hermanas mayores explicándoles algo", asegura Aguayo, que detalla que en la última parte del concurso cuentan con mentores doctorando, "gente muy, muy formada" pero también joven "para lo que vean muy cercano".

"Si no hay mujeres produciendo tecnología, el resultado es mucho más sesgado"

A las participantes les enseñan también ejemplos de aplicaciones y herramientas fáciles de usar y gratuitas para que puedan crear desde casa con inteligencia artificial. "Los casos de uso que estamos preparando van desde temas de salud hasta historia del arte o aplicaciones industriales. Todos necesitamos entender la inteligencia artificial, porque todos usaremos sus herramientas", argumenta la directora de la cátedra.

Desde su perspectiva, el que no entienda la inteligencia artificial correrá el riesgo de "creer que el resultado es magia". "Si tú sabes cómo entrenas a la inteligencia artificial y sabes que con unos datos puede darte resultados sesgados, cuando vuelvas a encontrártelo en tu vida sabes que tiene que interpretar los resultados y sus sesgos. Utilizas el algoritmo, pero eso no significa que lo creas a pies juntillas", subraya.

Es por ello por lo que desde la cátedra Hedy Lamarr —que también organiza campamentos de verano para chicas de Informática, Telecomunicaciones e Industriales; charlas en institutos, y formación para el profesorado— apuestan por que el conocimiento de la tecnología sea transversal, para personas de letras y de ciencias, para ambos géneros con igual importancia.

"Si no hay mujeres produciendo tecnología, el resultado es mucho más sesgado. No podemos tener a la mitad de la población creando la tecnología de la otra mitad", concluye Aguayo.