Gloria Montes posa para EL ESPAÑOL de Málaga.

Gloria Montes posa para EL ESPAÑOL de Málaga.

Cultura

Gloria Montes, escritora novel tras 44 años atendiendo en El Corte Inglés: "Las historias estaban delante de mí cada día"

La autora lanzó el pasado mes de octubre Nunca dudes del amor, la segunda parte de una bilogía romántica inspirada en los testimonios de algunas de sus antiguas clientas.

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Durante 44 años, la malagueña Gloria Montes trabajó de cara al público en El Corte Inglés de Málaga. Entró con apenas 19 años, en 1979, el mismo año en que se inauguró este centro comercial, y lo hizo casi por casualidad, cuando aún dudaba entre seguir estudiando o empezar a trabajar para ganar independencia. Se presentó a un proceso de selección sin demasiadas expectativas y acabó construyendo allí toda una vida profesional sin imaginarlo.

"En ese momento, esto no tenía nada que ver", dice señalando a su alrededor, mientras toma un café en una terraza frente a ese gigantesco cubo con varias plantas donde ha pasado miles de horas a lo largo de los últimos años. "Trabajar tantos años en un mismo sitio puede parecer difícil, pero tengo que decir que jamás he tenido un problema en la empresa por los diversos puestos por los que he pasado", asevera.

Comenzó en el área de administración y caja, pasó a ser responsable de cajeras y más tarde dio el salto a departamentos con trato aún más directo con el cliente, como lencería o la planta de moda femenina. A lo largo de esas décadas, fue testigo privilegiada de la evolución del comercio y, sobre todo, de la propia sociedad.

“Antes había más respeto, más educación en el trato. Ahora hay de todo, pero van al producto y ya”, explica. En una etapa de su vida laboral, en aquellos mostradores no solo se cobraba ropa. Muchas clientas acudían también en busca de conversación, de desahogo, de alguien que las escuchara. Mujeres con alto poder adquisitivo, con una imagen exterior impecable, que escondían historias de infidelidades, soledad, maltrato y, en resumidas cuentas, infelicidad. Relatos íntimos que, con el tiempo, fueron quedándose en la memoria de Gloria, que trataba de ejercer como podía de psicóloga.

Y ahí está el germen del hobby que comenzó en cuanto se jubiló: la escritura. Aquellos testimonios forman parte ahora de su literatura. Sin nombres ni identidades reconocibles, pero con una base profundamente real. “Cada protagonista es una mezcla de muchas mujeres. Son historias reales, aunque estén transformadas”, aclara. Escribir, en su caso, se convierte también en una forma de dar voz a mujeres que durante años no pudieron hablar.

Aunque la escritura siempre estuvo presente en su vida, no fue hasta el final de su etapa laboral cuando decidió tomársela en serio, formándose para lograr la profesionalización de su proyecto. Su abuela, una mujer amante de la escritura, fue su primer referente. "Era muy estricta. Me corregía, me enseñaba. Yo pasaba mucho tiempo con ella", recuerda. Su madre, en cambio, le inculcó el amor por la lectura. Dos influencias femeninas que marcaron un camino que ahora se despliega con fuerza y las califica como "las mujeres de su vida".

Una imagen de Gloria.

Una imagen de Gloria. Alba Rosado

Lejos de vivir la jubilación como una crisis, como le pasa a muchos jubilados, Gloria la afrontó como una oportunidad de hacer todo aquello que no pudo cuando trabajaba. Se ha formado en talleres literarios con el fin de aprender cómo funciona el mundo editorial y así entendió que "publicar no es solo escribir". Preparó cartas de presentación, sinopsis profesionales y estudió qué editoriales encajaban con su obra. Todo con paciencia y mucho método. "Si quería llegar a algún sitio, tenía que prepararme", dice con decisión.

El camino no fue sencillo. Optó por no autopublicarse y buscar una editorial tradicional, un proceso largo y exigente. Y tras pegar a varias puertas, "no llegó un email. Fue una llamada". Al otro lado del teléfono estaba una editora de Platero, una editorial "pequeña, pero cercana" y del sur, con la que está "más que cómoda". Preparó una carta de presentación, un briefing literario y estudió qué editoriales encajaban con su obra.

Su primera novela, Nunca renuncies al amor, está profundamente anclada en Málaga. Las protagonistas son seis amigas malagueñas que se reúnen una vez al mes. La historia arranca en El Pimpi, frente a la Alcazaba, y recorre calles, restaurantes y espacios reconocibles de la ciudad. Málaga no es solo un escenario, es un personaje más. A partir de ahí, la trama viaja también a Marruecos, Turquía o Dubái, aunque siempre con la ciudad como punto de partida.

Gloria, con su último libro.

Gloria, con su último libro.

Para no enfrentarse a una novela excesivamente extensa, decidió dividir la historia en dos libros, saliendo el último hace unas semanas: Nunca dudes del amor. En el primero profundiza en la vida de tres de las amigas y deja las otras tres para la continuación. Amor, relaciones personales y emociones son el hilo conductor de todas ellas. “Siempre escribo sobre amor, es lo que más me gusta”, reconoce sin rodeos.

Sus lectoras se reconocen en los personajes. "Todas eligen una. Marta, Clara, Alejandra. Siempre hay una con la que te identificas". Cuando se le pregunta si ella ha aportado algún rasgo de personalidad a los perfiles, reconoce que "inevitablemente hay algo de mí en todas. Al final, es mi cabeza la que escribe".

Hoy ya trabaja en su tercera novela, independiente de la bilogía, pero fiel a su esencia. Su marido atiende en la mesa a la charla, es su mejor mánager. Atento a que el café no se le quede frío mientras habla, sonríe hablando de cómo lleva esta nueva faceta de su pareja. "Yo estoy muy orgulloso, al final era su sueño de siempre y se lo ha trabajado", declara.

Por su parte, la rutina de escritura de Gloria siempre comienza por las tardes, cuando culmina las tareas del día. Se pone música relajante y se marca un objetivo diario. "Por ejemplo, que hasta que no termine un capítulo o no escriba un número cerrado de palabras, no me levanto", añade.

Además, la profesión va por dentro durante todo el día. Además de ser una lectora voraz, pasa sus días observando y con una constante escucha activa a su entorno. "Para escribir hay que leer y mirar el mundo", dice, ya que una buena historia puede llegar en una cafetería, en la playa o en el transporte público.

Entre sus referentes cita a Isabel Allende, autora que marcó su vida lectora y a la que admira mucho; Jane Austen como gran maestra del romanticismo, y nombres como María Dueñas o Paloma Sánchez Garnica no faltan en su biblioteca particular, esa en la que acumula más de una treintena de lecturas pendientes. "Y las que me queda por añadir", lamenta.

A quienes creen que ya es tarde para cumplir un sueño, Gloria es tajante. "Nunca hay que renunciar a nada, ya lo dice mi libro. Nunca. Siempre hay que intentarlo", apunta esta escritora novel a sus 66 años. Sigue formándose, acude a clases, pertenece a colectivos literarios y cree que morirá escribiendo. "Una vez que he empezado, creo que no pararé".

Y cuando mira atrás y habla de su anterior trabajo, de El Corte Inglés, no lo hace en pasado: "Es mi segunda casa. Sigo viniendo cada semana a comprar". Allí pasó casi media vida. Allí escuchó historias que hoy viven entre páginas. Sin saberlo, mientras aconsejaba vestidos, estaba también vistiendo a las futuras protagonistas de las páginas de sus libros.

Su bilogía puede encontrarse en librerías bajo pedido, aunque también en grandes cadenas, en plataformas online y en la web de su editorial. Y lanza una petición directa a los Reyes Magos malagueños: apostar también por autores locales. Porque en Málaga, asegura, hay mucho talento aún por descubrir.