Susana García Bujalance.

Susana García Bujalance.

Málaga Susana García Bujalance/ Candidata a decana del Colegio de Arquitectos de Málaga

"El reto más importante es convertir al Colegio en algo así como un cruce entre Yoda y Chat GPT"

Susana García Bujalance quiere que el Colegio de Arquitectos sea la plataforma "emocional y tecnológica" que ayude a los colegiados a adaptarse al nuevo contexto profesional y económico.

17 junio, 2023 05:00

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¿Cuáles son los motivos que le llevan a dar el paso y presentarse al cargo de decano/a?

Me presento a decana porque quiero participar activamente en la resolución de los problemas de mi colectivo profesional. El proceso de construcción de la ciudad debe ser más fluido y participativo, y para eso necesitamos que las administraciones y la profesión se modernicen y dialoguen. Creo que esto es algo que cualquier colegiado quiere. La cuestión es cómo abordarlo.

¿Para qué se presenta a este puesto?

Que hay que resolver ese problema es una obviedad. Yo me presento para además, proponer un proyecto muy concreto: hacer del Colegio la plataforma emocional y tecnológica que permita a los colegiados adaptarse a un nuevo contexto profesional y económico que parece que solo reconocen los arquitectos más jóvenes. Las condiciones han cambiado y hay mucha resistencia a aceptarlas.   

¿En qué se ha inspirado para crear su programa?

En el ecosistema tecnológico de Málaga, en general, y en el Instituto de Innovación Ricardo Valle, en particular, que viene a ser a las empresas tecnológicas lo que proponemos que sea el Colegio de Arquitectos para los colegiados. No sé nada de tecnología, pero me fascina el modo en que esas empresas, grandes o pequeñas, se relacionan. Ellos tienen claro cuál es el problema: la falta de perspectiva política y administrativa, y un mercado global que les guste o no, es el que es. Lo que hacen es identificar correctamente el reto y luchar juntos para ganar la batalla.

Yo quiero hacer como las tecnológicas: crear un ecosistema estructurado que nos ayude a ser fuertes y competitivos en un mercado que es el que es. Para eso hay que cambiar totalmente el foco.

Brevemente, ¿cuáles diría que son las claves de ese programa?

Nuestro programa tiene muchas propuestas cuya clave es que no son reactivas, sino propositivas. Es decir, que nuestra metodología durante estos ocho meses de trabajo, no ha sido recopilar los problemas que todos sabemos que nos afectan para dar una solución, sino que hemos hecho el esfuerzo de identificar las claves de la problemática para que esas propuestas se orienten estratégicamente. Nuestro programa no solo aspira a solucionar problemas, sino a diseñar un proyecto.  

¿Cuáles serían las virtudes que tiene para desempeñar ese cargo?

Tener la inteligencia suficiente para saber que tengo limitaciones, y la valentía necesaria para aceptarlo y elegir a personas mejores que yo para que me acompañe en los retos que afronto. Y algo fundamental que aporta mi mitad gallega: sentido del humor para no tomarme demasiado en serio a mí misma. Eso ayuda a relativizar. 

¿En qué situación cree que se encuentra la profesión en el momento actual?

Para mí, la crisis de 2008 supuso una patada en el tablero de juego profesional que ya se estaba jugando durante las crisis anteriores, terminando de encajar las fichas del puzle. Desapareció el clásico promotor que tenía una relación de confianza con su arquitecto de toda la vida, y llegó un ecosistema de nuevos agentes muy especializados y muy profesionalizados, que exigen hablar su mismo idioma para poder trabajar con ellos.

El problema es que la mayor parte del trabajo que se hace en Málaga lo encargan estas empresas y la mayor parte de nuestros colegiados no se ha adaptado para hablar el idioma de este nuevo ecosistema inmobiliario. Eso significa que la mayor parte de los colegiados no tiene acceso a la mayor parte del trabajo en la provincia. 

Este es un problema que se puede abordar de tres maneras: la primera es llorar, la segunda ir todos contra todos a por los pequeños trabajos que no exigen tanta especialización. La tercera, que es la que nosotros proponemos, es aprender prácticas profesionales que nos permitan adaptarnos. Esto es innovar en la profesión.

"La función del Colegio, como institución de referencia en aspectos relativos a la ciudad, debería estar orientada a la pedagogía más que a la opinión"

¿Cuáles son los principales retos a los que debe dar respuesta el Colegio en estos años?

Todos los colegiados sabemos los problemas que hay que solucionar. Los principales están relacionados con una burocracia infinita y una administración que necesita renovarse. Pero si me preguntas por retos, te diría que el reto más importante es convertir al Colegio en algo así como un cruce entre Yoda y Chat GPT. Un instrumento al que acudes porque necesitas ayuda, y que te ofrecerá una inspiración o una lista de datos que te permitan tomar decisiones. La parte de Yoda sería la orientada a crear ese ecosistema profesional potente que necesita alimentarse de compañeros decididos a cambiar la cultura de la competencia en precio por la cultura de la competencia en innovación. La parte de Chat GPT sería la que nos ofrecería las herramientas formativas, los datos y las aplicaciones que nos ayuden a actualizarnos y ser más eficientes.

El Colegio de Arquitectos ha sido protagonista en la etapa previa por su oposición al proyecto de la Torre del Puerto. ¿Tiene su candidatura esta misma línea de pensamiento o, por el contrario, respalda la operación?

Yo creo que la función del Colegio, como institución de referencia en aspectos relativos a la ciudad, debería estar orientada a la pedagogía más que a la opinión. Sé que la línea a veces es difícil de trazar y estoy segura que yo misma la confundo en más de una ocasión, pero opino (y esta es una opinión personal) que el esfuerzo del Colegio en este sentido debe orientarse a trasladar a la población la información necesaria para que defina su propia posición, más que establecer opiniones institucionales sobre temas en los que existe una gran polémica, incluso en el seno de la profesión. 

Otra de las particularidades del mandato de Francisco Sarabia fue la pugna mantenida con administraciones públicas en defensa de la profesión. ¿Es una línea a seguir?

Uno de los objetos del Colegio de Arquitectos es la defensa de la profesión, así que por supuesto seguiré en esa línea si ganamos las elecciones. La cuestión es cómo se defiende. Yo veo dos líneas distintas que hay que abordar: una tiene que ver con lo que ocurre fuera del colegio y otra con lo que ocurre de puertas para adentro. 

La primera se refiere a la defensa de nuestras competencias tal y como establece la legislación. Para ello están los abogados colegiales que se ocupan de abordar las demandas que consideran, bajo su criterio jurídico, que se pueden acometer. También incluyo aquí la defensa de pliegos justos para los concursos y otras formas de defender nuestra corporación.

La segunda consiste en ayudar a nuestros colegiados a ser competitivos y a adaptarse a las condiciones de contorno que nos afecta a todos. Cuando salimos de la Universidad, el Colegio de Arquitectos asume la tarea de cuidado de los profesionales.

Todos necesitamos una referencia de cuidado, y aunque muchos colegiados puedan ser más autónomos y proactivos, ser arquitecto no implica ser la persona más fuerte ni proactiva del mundo, o no al menos en todas las etapas de su carrera profesional. Para eso el Colegio debe ayudarnos a hacer lo mejor posible nuestro trabajo acompañándonos en el aprendizaje y la adaptación. Esa, en mi opinión, es la otra manera fundamental de defender la profesión.