La pareja.

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Málaga

Fredrik y Johanna, la pareja sueca que vive en Coín por los altos precios de la costa: "Un paraíso de buena gente"

A sus 19 años, han decidido mudarse a España para continuar con sus estudios y teletrabajar. Aseguran que se sienten muy integrados en el pueblo, donde han conocido también a más suecos.

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Son jóvenes, tienen rasgos extranjeros y hablan poco español, pero cada vez están más integrados en un pequeño pueblo de Málaga, donde viven desde el pasado otoño. Se llaman Fredrik y Johanna, tienen 19 años y acaban de mudarse desde Suecia... hasta Coín, donde esperan vivir una nueva etapa en su vida adulta.

Su caso es de lo más llamativo. En lugar de instalarse en Málaga capital o la Costa del Sol, esta jovencísima pareja sueca ha apostado por Coín, un pueblo de apenas algo más de 25.000 habitantes que les tiene enamorados y que no está normalmente entre las primeras opciones de los extranjeros.

Se decidieron por Coín, dicen, porque está cerca de "lugares populares y bonitos de la Costa del Sol", como "Málaga, Marbella y Fuengirola" y porque allí podían tener una "casa más grande, con espacio para una familia y un pequeño estudio de música a un precio más bajo".

Fredrik estudia producción musical y se dedica al desarrollo web, mientras que Johanna, al mundo de la moda. El joven nació en Örebro, una ciudad situada en el centro de Suecia, donde estudió la Primaria y la Secundaria. Fue precisamente tras esa última graduación cuando él y su pareja, Johanna, decidieron mudarse a España, una decisión que tuvieron siempre clara, pero que se asentó cuando Johanna fue aceptada como alumna para cursar unos estudios en Málaga. Aquello les dijo que tenían que irse "sí o sí".

Johanna estudia diseño de moda. Aunque ambos se conocieron en Örebro, el perfil de la joven es muy internacional. Sus últimos cinco años fueron en esta localidad sueca, pero antes, pese a su juventud, ya había vivido en distintos puntos de Suecia (ella es natural de Uppsala) y del extranjero. Eligió España por su deseo de volver a vivir fuera del país y porque encontró aquí un sinfín de "programas de diseño de moda impartidos en inglés". "Aunque ese mismo curso se ofrece en Suecia, su objetivo era formarse fuera", declara Fredrik.

La pareja vive actualmente en Coín, además de por los motivos anteriores, por la cercanía del centro de estudios de Johanna. Además de esto y el precio, les atrajo también el tamaño del municipio: lo suficientemente grande como para tener actividad, pero sin el estrés de una gran ciudad. "Yo trabajo para una empresa sueca como desarrollador web y asistente como hacía antes de mudarme. Antes ya teletrabajaba, pero hacía algunas tareas presenciales que ahora hago en remoto", asevera.

Por su parte, el ocio de Fredrik en Coín es radicalmente diferente al que tenía en Suecia. Allí quedaba a menudo con sus amigos; ahora, su vida social se reduce a lo que habla con los trabajadores de tiendas y restaurantes, y mantiene el contacto con sus amistades de forma online.

Aunque alguna vez ha jugado algún partido de fútbol con vecinos de la zona, se siente muy integrado en el pueblo. "Aquí me hablo hasta con desconocidos, algo muy raro en Suecia. La mayoría de la gente es muy amable y servicial y eso me ayuda a mejorar mi español, nunca me siento excluido de una conversación", sostiene el joven sueco, que confiesa que lo que lleva peor es el calor. "En Suecia solía hacer trabajo físico al aire libre... Pero aquí a veces es complicado", lamenta.

Además, asegura que tiene algunos vecinos suecos que le hacen "sentir como en casa". "Mi vecino más cercano me ha ayudado y me ha dado consejos sobre varias cosas, siempre está para lo que necesito", expresa.

Cuando llegó, apenas sabía español, ya que no lo estudió en la escuela, y para mejorar su nivel, ha recurrido a clases online, podcasts, programas infantiles y, sobre todo, a hablar con personas en español que tienen mucha paciencia, algo que agradece de manera infinita.

Sobre la burocracia para afincarse en la provincia de Málaga, reconoce que le costó mucho "encontrar información" sobre los trámites que tenía que hacer de manera clara. "Aunque ser ciudadano de la UE me facilitó los trámites", añade.

Lo que más echa de menos de Suecia es a su familia, sus amigos y ciertos productos del supermercado que eran sus favoritos, pero reconoce que "el chorizo" tampoco está tan mal.

De cara al futuro, tanto él como Johanna se sienten muy cómodos en España. Aunque sus estudios probablemente no puedan completarse aquí, no descartan quedarse a largo plazo. Si se presenta la oportunidad de vivir en España en el futuro, la priorizarán; están "muy felices".

Sobre todo porque como Fredrik estudia producción musical desde hace cinco años, quiere emprender en este sector en España y encontrar a personas con las que producir. Disfruta del estilo de vida local y no cambiaría por nada Coín ni el estilo de vida en España, por lo que le encantaría trabajar con profesionales locales.

Fredrik encuentra que España, y en particular la Costa del Sol, es acogedora con turistas y personas extranjeras, entiende a sus compatriotas que se animan a vivir en la Costa del Sol. Pero también comprende lo que supone el turismo, con la impresionante subida de los precios que ellos mismos han vivido. "Creo que los altos precios están provocando que mucha gente busque pueblos y ciudades más pequeñas, como hicimos nosotros", comenta.

Si tuviera que convencer a un amigo sueco para mudarse a España, lo tiene claro, "le diría que ya no le hará falta comprar vitamina D en la farmacia, llevar abrigo en mayo ni quitar nieve en pleno verano. Sino que es un paraíso repleto de buena gente y con mil cosas por hacer".