Miriam, vecina de Berruguete (Tetuán), y una de sus flores en la calle Tablada.

Miriam, vecina de Berruguete (Tetuán), y una de sus flores en la calle Tablada. Cedida | Jaime Susanna

Sociedad

Míriam, la limpiadora de 35 años que pinta de flores las alcantarillas de Tetuán: resuelto el misterio

Esta vecina y artista del barrio de Berruguete ha "llevado flores" de forma desinteresada y anónima a varias calles. 

6 marzo, 2023 01:49

Hace pocos días, todo era misterio. ¿Quién pinta flores en las alcantarillas de Tetuán?, titulaba este periódico, intentando dar respuesta al misterio. La respuesta llegó al día siguiente, el miércoles, cuando Míriam marcó el móvil de este reportero. “Me ha pasado Roberto tu móvil”, dijo una voz quebrada al otro lado de la línea. “Yo soy quien pinta las flores”.

Cuenta que se llama Míriam, que tiene 35 años y que ha trabajado toda su edad adulta como limpiadora municipal. “Pasaba mucho tiempo mirando al suelo”, confiesa, así que se lanzó a embellecerlo. Hace unos cinco años, las alcantarillas del barrio de Berruguete (Tetuán) florecieron de una manera única en Madrid.

Casi nadie sabía quién, de manera altruista y desinteresada, recorría las calles de noche plasmando su arte clandestino en las alcantarillas, otorgando así unas notas de color a uno de los barrios más pobres del norte de la capital.

Una alcantarilla pitada en la calle Tablada.

Una alcantarilla pitada en la calle Tablada. Jaime Susanna

“Juro que daba por hecho que eran las chicas de [la escuela de arte] La Artigua”, tuiteó este jueves Luis de la Cruz, vecino del barrio. Pero las artistas ya lo confirmaron: “Esas pinturas hace años que las están haciendo. Nos han preguntado si somos nosotras, pero no es así. Lo siento, no te puedo ayudar, no tenemos ni idea de quién las ha hecho”.

Vecinos de Berruguete. Fue Míriam. Todo este tiempo fue ella. "Por las flores que no les llevan, por amor, por quienes no pueden moverse más allá del barrio", confiesa la artista en conversación con Madrid Total. “Los ancianos al principio decían: '¡Menuda mariconada!'", recuerda entre carcajadas. Pero, poco a poco, los vecinos fueron apreciando su arte.

Un anciano con demecia senil le llegó a decir: "Menos mal que tengo el camino de las flores para llegar a casa". Así pues, Míriam ha "llevado flores" —así lo expresa— a las calles Tablada, Cactus, Ricardo Gutiérrez, Huerta del Obispo y Hierbabuena. Es posible que haya más, ni siquiera ella lo sabe con certeza.

Otra flor en una alcantarilla de la calle Ricardo Gutiérrez.

Otra flor en una alcantarilla de la calle Ricardo Gutiérrez. Jaime Susanna

El tráfico rodado ha desgastado las flores y, poco a poco, van perdiendo su color. Sin embargo, de vez en cuando, aparecen repasadas y renovadas, como por arte de magia. "Yo trabajo de noche y no lo veo. Pero te despiertas una mañana y están como nuevas", aseguró un veterano vecino de la calle Tablada. Pero a Míriam le empiezan a pesar los años y arrastra problemas de salud. Pintar en el suelo, muy a su pesar, cada vez le es más difícil.

Cazada por la policía

Pese a su juventud, Míriam tiene destrozadas ambas piernas por trabajar "noche y día" desde que tiene uso de razón. Ahora que su cojera ha ido a peor y necesita muletas para moverse, repasar las flores se va camino de ser una tarea imposible.

Durante un tiempo contó con la ayuda de algunos chavales del barrio y, sobre todo, su primo pequeño. "Si nos expandimos fue gracias a él". Lamentablemente, el primo de Míriam murió con solo 17 años.

Cuando empezó a hacer las flores de Berruguete, Míriam ya se movía con dificultad. Al confesarle a algunos vecinos que era ella la artista, no la creyeron. "¿Cómo vas a ser tú? ¡Si estás coja!", le dijo una amiga. Para otros, en cambio, todo cuadró: "¡Sabía que los hacía una mujer!".

Las flores de la calle Tablada.

Las flores de la calle Tablada. Jaime Susanna

Una noche, al principio de esta aventura, una patrulla de la Policía Nacional les cazó a ella y a un amigo pintando una flor. "Pensaba que me iba a caer la de dios…". Pero la realidad fue bastante distinta. "Espero que dejéis el barrio mucho más bonito de lo que está", le dijo uno de los agentes. Se marcharon, y les dejaron hacer.

La grafitera quiso combatir con su arte la vulgaridad de los taqueos —firmas rápidas hechas con spray o rotulador— que inundan cualquier barrio de Madrid. Para ella, eso es la perversión, el mal endémico, la pereza mental del arte callejero. "Ves a gente que se curra unos murales espectaculares y luego ves esos taqueos... Es que son horribles". 

"También es una forma de reivindicar que nos hace falta la naturaleza, el verde", alega, en referencia a sus flores. "Yo recordaba mi barrio mucho más alegre, veía a las personas mayores regar sus geranios en sus balcones". Pero ya lo cantó Bob Dylan: los tiempos están cambiando.

La pregunta ahora es: ¿Volverán a florecer, en todo su esplendor, las alcantarillas de Berruguete? "No lo sé", duda nuestra protagonista. "Quizás en abril, coincidiendo con la primavera".