Para quienes viven en la capital, de vez en cuando viene muy bien tener opciones para hacer escapadas en los días libres, que normalmente son los fines de semana. Ya sea para ir y volver en el día, para pasar solo un día o los findes, hay muchas opciones entre las que elegir y, dentro de ellas, son numerosos los rincones por descubrir. 

Ya sea dentro de la Comunidad de Madrid o en los aledaños de la misma, los planes que se pueden llevar a cabo son de lo más variados, desde hacer una ruta de senderismo en la sierra, a tirarse por la tirolina doble más larga de Europa, pasando por visitar un pueblo que te traslada a otro momento de la historia, entre otras cosas. 

Y de las opciones que surgen, hoy te queremos hablar de una que quizá es algo desconocida. Se trata de una propuesta para los que les fascinan los castillos o todo lo que tenga que ver con la Edad Media. Pero también para cualquier curioso que vaya sin expectativas, porque este lugar no deja a nadie indiferente. 

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Se trata del Castillo de Molina de Aragón, que, por la segunda parte de su nombre, puede pensarse que se encuentra en la región aragonesa, pero no es así, ya que Molina de Aragón es un municipio que pertenece a la provincia castellano manchega de Guadalajara, de ahí la cercanía con Madrid, pues ambos territorios hacen frontera. En concreto, el pueblo del que te hablamos está a poco más de 2 horas de la capital, un viaje que se puede hacer para ir y volver en el día. 

Pero ¿tanto merece la pena este lugar? Volviendo a poner el castillo como protagonista, que también se conoce como fortaleza de Molina de los Caballeros, te contamos algunos de sus mayores atractivos. Es impactante cómo una construcción del siglo XII se encuentra en tal nivel de conservación como el que puedes ver en las imágenes. 

Interior del Castillo de Molina de Aragón.

Desde lejos, el castillo ya llama la atención, debido en parte a su fortaleza a amurallada, a la que se accede por la Puerta del Reloj, para atravesar el muro con sus torres de vigilancia correspondientes. Dentro de este recinto hay un gran espacio, incluso se dice que en algún momento dentro de las murallas y alrededor del castillo vivía un barrio entero, la prueba son los restos del suelo de la iglesia románica de Santa María del Collado y las basas de las columnas. 

Para entrar al castillo como tal debemos atravesar una puerta con arco apuntado, y al cruzarla podremos observar lo anchos que son sus muros al pasar por debajo de las defensas que sobresalen para protegerla, y al balcón superior de madera.

Aunque de toda la fortaleza podemos ver en pie hasta cinco torres, en el pasado contaba con más, pero las que se conservan tienen tres plantas, con grandes ventanas de arcos apuntados, y comunicadas por escaleras metálicas. En algunas de las torres conservadas se pueden ver las bóvedas de crucería, restos de decoración en las paredes, y escritos de soldados de diferentes épocas que ocuparon la fortaleza.

Para poder visitarlo, hay que ir hasta Molina de Aragón, y estos son los horarios y precios: 

Horario de invierno:

Solo visitas guiadas: 12,30 h. con grupos mínimos de 10 personas.

Horario de verano:

A partir de mediados de junio
Visitas libres: De 10,30 a 13,30 h. y de 16130 a 18,30 h.
Visita guiada: 11,30 h. con grupos mínimos de 10 personas.

Días de Cierre: Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y fiestas locales.

Tarifas visitas guiadas

Adulto: 5€
Jubilados: 4€
Niños de 7 a 14 años: 4€

Tarifas visita libre

Adulto: 3€
Jubilados: 2,50€
Niños de 7 a 14 años: 2,50€

Grupos mayores de 30 pax: consultar en la Oficina de Turismo

Historia del Castillo

Vista aérea Castillo de Molina de Aragón.

Según fuentes de cultura de Castilla-La Mancha: “Su origen se remonta a un alcázar que levantaron los andalusíes sobre un antiguo castro celtibérico, entre los siglos X y XII y en el que establecieron su residencia los reyes que gobernaron esta taifa.”

En el 1129, Alfonso I de Aragón se lo arrebató a los andalusíes, quien lo reconstruyó y se lo dio a la familia de Los Lara. Desde entonces y hasta finales del siglo XIII esa familia gobernó el territorio y la villa de Molina

En el periodo en el que pasó a manos de los reyes de Castilla, la villa y el castillo fueron haciéndose más grandes y se añadieron nuevos elementos, hasta que finalmente la quinta señora, doña Blanca de Molina, acabó de darle a la fortaleza el tamaño y el aspecto actual. También pasó por manos de los militares en el siglo XIX, pero a principios del siglo XX el castillo se dejó de usar definitivamente como lugar militar. 

Tiempo después se procedió a la excavación y restauración del edificio y se puso en valor este espacio, haciendo posible la visita a los ciudadanos e inaugurándose en 2006 su Centro de Interpretación.