Cuando pensamos en ir a comer o cenar a algún lugar, normalmente, se tienen en cuenta algunas características esenciales como que la comida esté rica o que haya una gran relación calidad precio. Sin quitar importancia a estas cuestiones, lo cierto es que un restaurante o un bar puede ser atractivo por otras razones, obviando las mencionadas, que a veces incluso compensan todavía más la visita. 

De entre esos motivos diferentes que invitan a entrar a un local, cabe mencionar su ubicación, su ambiente o su estética, a propósito del título de este artículo. En la capital española, esta consideración se hace patente en cientos de restaurantes y bares, pues cuidar el espacio en el que se van a degustar los platos ofertados suele ser un elemento diferenciador para conseguir el éxito y cada vez más hosteleros se decantan por potenciar este aspecto. 

Hoy nos centramos en un restaurante madrileño que, desde pleno centro de la ciudad, ofrece la oportunidad de vivir la siguiente experiencia: comer o cenar en un edificio que hace años fue una iglesia y también una logia masona. Este lugar tiene el nombre de Caluana, restaurante que se divide en tres espacios, dos dedicados a la gastronomía y otro a los cócteles y bebidas más sorprendentes.

De los tres, el salón más llamativo es el que se encuentra en una capilla barroca, de la que se han conservado y mejorado sus bóvedas del siglo XVI, que mantienen el estilo y cuentan con adornos de pan de oro, componente que dota de majestuosidad al emplazamiento. 

La otra zona que no puede quedar sin visitar es el sótano, en la cual se ubica la de coctelería y donde muchos fines de semana se realizan espectáculos y actuaciones en las que a veces se usan elementos como el fuego. Pero la sorpresa no acaba ahí, pues la joya del misterio queda tras una puerta del sótano, tapiada por seguridad, que comunica con algunos de los pasadizos que se usaban durante la Guerra Civil para moverse de un punto de la ciudad a otro ocultos bajo el suelo.

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Pero, volviendo a los mínimos que debería cumplir un buen restaurante, Caluana no solo tiene un escenario de ensueño que le diferencia de todos los demás, sino que, además, sus platos cuentan con una calidad halagada por varios medios y por quienes ya han degustado las elaboraciones que ofrecen. 

Su cocina es italo castiza, lo cual se traduce en unas recetas que ponen en valor las preparaciones italianas más populares pero con elementos tradicionales de la gastronomía española. De esa sabrosa simbiosis se obtienen platos como sus famosas croquetas de tortilla de patata con cebolla y velo de papada ibérica, Spaghetti a la carbonara ibérica, Ragú manchego, torrija con Limoncello,  Lasagna de rabo de toro o Callos marinos a la madrileña, entre muchas otras opciones. Si quieres visitar este singular lugar con un precio medio de 30 euros por comensal, deberás reservar en su web y dirigirte a la calle de la Bolsa, número 12.