De derecha a izquierda, Álvaro, Zoilo y José María Ruiz-Mateos, este martes, en el banquillo.

De derecha a izquierda, Álvaro, Zoilo y José María Ruiz-Mateos, este martes, en el banquillo. Efe

Tribunales

"Fui un empleado más de los 10.000": los Ruiz-Mateos culpan a su padre de la quiebra de Nueva Rumasa

Tres de sus hijos, acusados de estafa, sostienen que desconocían que su padre les habría nombrado como directivos de las empresas.

30 enero, 2024 14:50

"Yo era un empleado más de los 10.000 que había, por muy Ruiz-Mateos que me apellide". Desde el banquillo de los acusados, tres de los hijos del empresario José María Ruiz-Mateos se han desvinculado de la gestión del Grupo Nueva Rumasa.

Y así lo han defendido este martes durante la segunda sesión del juicio por la quiebra del enorme conglomerado y la presunta estafa de 300 millones de euros en los pagarés emitidos entre 2009 y 2011.

Ante un tribunal de la Audiencia Nacional, tanto Álvaro como Zoilo y José María (júnior) se han desentendido de las cuentas del grupo. Todos ellos han coincidido en atribuirle el control absoluto de Nueva Rumasa —"el ordeno y mando"— a su progenitor, fallecido en 2015.

"Yo nunca he visto las cuentas del Grupo Nueva Rumasa", ha sostenido el primero de ellos. "Había un único dueño: mi padre. Decidía y ejecutaba. A mí jamás me preguntó por una emisión [de pagarés]. Yo era un empleado más de los 10.000", ha defendido Álvaro Ruiz-Mateos, el primero en declarar este martes.

Durante los tres interrogatorios, el fiscal del caso que solicita 16 años de cárcel para cada uno de los hijos de Ruiz-Mateos por la supuesta estafa, por blanqueo de capitales y por alzamiento de bienes les ha mostrado anuncios publicados en varios periódicos y que les presentaban como altos directivos de Nueva Rumasa.

Álvaro, Zoilo y José María han coincidido en considerar estos nombramientos como meramente formales, sin atribución real alguna. Según han señalado, nunca ejercieron de presidentes ni de consejeros... Cada cambio en el organigrama, han coincidido, fue una decisión del padre de todos ellos.

"Yo nunca he sido consejero delegado de Nueva Rumasa... Es absolutamente falso ese pie de foto", ha señalado Álvaro Ruiz-Mateos, después de que la Fiscalía le mostrase una imagen que le identificaba como tal.

Por su parte, su hermano Zoilo ha negado conocer quién se encargaba de que se publicasen anuncios en periódicos como éste.

"Fue absoluta decisión suya, de mi padre... Lo ordenó él", ha sostenido Álvaro Ruiz-Mateos sobre su propio nombramiento como administrador de la empresa láctea Dhul, perteneciente al conglomerado de Rumasa. "Mi padre funcionaba así: un día él decide que eres administrador y mañana dejas de serlo", ha explicado.

"¿Yo fui nombrado presidente? No lo sabía", se ha sorprendido Zoilo Ruiz-Mateos al ser interrogado por el fiscal acerca del organigrama de otra de las compañías del grupo. "El único cargo [en Nueva Rumasa] y el único dueño era José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada", ha señalado. Es decir, el patriarca del clan.

Por su parte, José María Ruiz-Mateos (júnior) ha subrayado que ninguno de los hermanos tenía "autoridad, ni poder, ni capacidad de decisión" en los negocios de su padre. "No se le podía llevar la contraria", ha manifestado.

"Mi padre era el mayor contribuyente del Estado español. Para mí, era un personaje. Como hijo, lo admiraba como empresario. Para mí, tenía toda la confianza", ha apostillado Zoilo durante su interrogatorio.

La tesis de la Fiscalía es la diametralmente opuesta a la manifestada este martes por los tres acusados. En su escrito de acusación, el Ministerio Público detalla que los hijos de Ruiz-Mateos "venían trabajando durante años colectivamente en el ámbito de dirección de un complejo entramado societario conocido públicamente como Grupo Nueva Rumasa, denominación e imagen que utilizaban recurrentemente en su publicidad con el fin de presentarlo ante la opinión pública como un sólido holding empresarial".

"Aunque todos ellos desempeñaban su trabajo bajo la dirección última de José María Ruiz-Mateos [padre], cada uno de los acusados ejercía en sus respectivos ámbitos de actuación un poder de decisión propio cuyas consecuencias eran recíprocamente aceptadas por todos", sostiene Anticorrupción.