Eduardo Zaplana, en una imagen de archivo.

Eduardo Zaplana, en una imagen de archivo. Europa Press

Tribunales CASO ERIAL

Los compradores del piso en el que se hallaron los 'papeles de Zaplana' nunca declararon ante la juez

El informe de unos detectives contratados por el exministro cuestiona el relato del origen del 'caso Erial', que puede llevarle al banquillo.

20 septiembre, 2022 02:45

Ninguno de los dos compradores que, sucesivamente, adquirieron el piso valenciano en el que residió Eduardo Zaplana declararon ante la juez del caso Erial, la causa que amenaza con sentar en el banquillo al exministro del PP.

Así consta en un informe que, en 2019, encargó Zaplana a una agencia de detectives y al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. Aunque aún no lo ha entregado a la Justicia, el expolítico intenta, con él, cuestionar el relato sobre el inicio de la investigación que puede ahora llevarle a juicio.

Durante sus pesquisas, los detectives entrevistaron a los dos notarios que, uno después del otro, compraron el domicilio en el que Zaplana y su familia habían residido hasta el año 2006.

[Investigadores privados afirman que nunca existió el altillo donde se hallaron las pruebas contra Zaplana]

El segundo de ellos, a su vez, alquiló el piso a Imad Al Naddaf Yalouk, el ciudadano sirio —nacionalizado español— a quien se atribuye el hallazgo fortuito, en 2007, de la documentación incriminatoria que señaló a Zaplana y dio lugar al caso Erial. Según trascendió entonces, los papeles estaban ocultos, quizá olvidados, en un altillo de la vivienda.

El descubrimiento, propio de un thriller policiaco, de aquellos folios mecanografiados, llenos de anotaciones sobre supuestas comisiones ilegales, provocó, finalmente, la detención del expolítico en 2018.

Fachada exterior de la casa de Zaplana.

Fachada exterior de la casa de Zaplana. Europa Press

Sin embargo, según recoge el dosier de los detectives contratados por Zaplana, el segundo de los compradores del piso —el que se lo alquiló a Al Naddaf— les aseguró "que ninguna autoridad judicial ni policial se puso nunca en contacto con él para interesarse si (...) pudiera haber más documentos en la vivienda". "Cosa que le sorprendió", subrayan los investigadores privados tras su entrevista con dicho notario.

"Tampoco [se tomó declaración] al anterior propietario, quien adquirió la vivienda al señor Zaplana [en 2006], por si alguno de ellos hubiese encontrado algún documento adicional", destaca el informe.

Tal y como avanzó EL ESPAÑOL, los detectives, en base a los testimonios de los dos compradores, concluyeron que "nunca" existió el famoso altillo en el que se habrían encontrado los documentos incriminatorios. Por otro lado, no descartan que fuesen hallados en un pequeño espacio entre la caja fuerte y la pared, aunque el segundo comprador "no vio nada" en ese "minúsculo" hueco.

Ahora, Zaplana se encuentra a un paso del banquillo a la espera de que la Audiencia Provincial de Valencia confirme (o no) la decisión de la juez instructora de procesarle.

Los 'papeles del sirio' 

Fue en ese inmueble donde, en 2007, se habrían hallado inesperadamente los papeles incriminatorios. Aquellos folios fueron considerados la prueba más contundente de las supuestas mordidas cobradas por el expresidente de la Generalitat.

La agencia contratada por Zaplana también investigó exhaustivamente a Al Naddaf, quien habría encontrado aquellos documentos una vez entró a vivir de alquiler en la vivienda. O, al menos, así lo declaró éste ante los agentes de la Guardia Civil.

[El CNI utilizó a "un confidente sirio" para "destruir a Eduardo Zaplana", según Villarejo]

No obstante, los detectives ponen en duda varios extremos de su versión. El sirio aseguró que encontró la carpeta en el año 2007, pero, de acuerdo con los investigadores privados, no comenzó a residir en el piso hasta septiembre de 2008.

"Resulta obligado señalar que, durante las investigaciones realizadas, se ha conocido que, con posterioridad al presunto encuentro fortuito por parte del señor Naddaf de los documentos, no se practicó en la vivienda ningún tipo de registro o visita ni de funcionarios judiciales ni policiales", destaca el informe.

'Caso Erial'

Aunque no son el único indicio por el que la juez ha procesado al exministrolos conocidos como papeles del sirio sí han sido considerados por la Guardia Civil como una "hoja de ruta" del supuesto cobro de comisiones ilegales, derivadas de presuntas mordidas en concesiones públicas, por parte de Eduardo Zaplana.

A pesar de que habrían sido encontrados por Al Naddaf, la Benemérita los localizó años después en el despacho de un amigo cercano del sirio, el autodenominado yonki del dinero, cuyo nombre real es Marcos Benavent.

Marcos Benavent, en una imagen de archivo.

Marcos Benavent, en una imagen de archivo.

Este último, recientemente, ha manifestado que recibió presiones para señalar a Zaplana y que lo hizo sin haber dormido en toda la noche previa a su declaración en el Juzgado.

En su radiografía a Imad Al Naddaf Yalouk, los detectives indican que, desde el año 2000, fue delegado del Centro Islámico de la ciudad para, posteriormente, convertirse en presidente de la Federación Consejo Islámico Valenciano.

El CNI y Al Naddaf

A su vez, los autores de este informe incluyen su "certeza" de que el dirigente islámico fue "colaborador y fuente activa" del CNI, debido a los "contactos" de su organización religiosa con diversos países que están "en el punto de mira" de la inteligencia española.

El primero en vincular al Centro Nacional de Inteligencia y a este líder musulmán fue el excomisario José Manuel Villarejo.

Villarejo, en la comisión parlamentaria de la 'Operación Kitchen'.

Villarejo, en la comisión parlamentaria de la 'Operación Kitchen'. Congreso de los Diputados

El policía jubilado aseguró en el Congreso de los Diputados, en la comisión de investigación sobre la Operación Kitchen, que "el CNI utilizó a un confidente sirio" para "destruir" a Zaplana.

La defensa del exministro intentó que Villarejo declarase en sede judicial sobre este asunto, pero la juez titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia lo denegó.