Militares del Ejécito español./

Militares del Ejécito español./ Efe

Tribunales

Un teniente coronel irá a prisión por acoso sexual a una cabo, a la que represalió por rechazarle

El Supremo confirma la condena a dos años y tres meses de prisión al militar, al considerar prueba de cargo suficiente el testimonio de la víctima.

1 junio, 2021 21:14

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Un teniente coronel destinado en el Estado Mayor de la Defensa irá a prisión después de que la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo haya confirmado la condena que le impuso el Tribunal Militar Central por acosar sexual y profesionalmente a una subordinada, a la que envió un vídeo en el que aparecía desnudo y masturbándose mientras le decía "ha llegado el momento de que sepas que esto es tuyo si lo quieres". 

El alto tribunal ha rechazado el recurso del teniente coronel y ha considerado que el testimonio de la víctima "constituye prueba hábil suficiente" para desvirtuar la presunción de inocencia.

Los magistrados han desestimado la alegación de que la pena impuesta -dos años y tres meses de prisión, además de la suspensión en el empleo militar- es desproporcionada. El Supremo argumenta que el delito por el que el teniente coronel ha sido condenado está sancionado en el Código Penal Militar con hasta cuatro años de prisión, por lo que la pena impuesta está el grado medio y es correcta a la vista del "empleo elevado" del condenado y de su conducta.

Los hechos ocurrieron a partir de abril de 2016, tras la llegada del teniente coronel J.A.A a la UVE (Unidad de Verificación Española) del Estado Mayor de la Defensa como jefe del Grupo de Logística.

En esa unidad se encontraba ya destinada la cabo primero R., con la que J.A.A. comenzó a entablar una relación de "familiaridad y confianza que resultaban excesivas dada la diferencia de empleo militar y la situación relativa de cada uno en la unidad", declaró el tribunal castrense que juzgó los hechos.

El teniente coronel enviaba mensajes de Whatsapp a R. llamándola "bruja" o "brujita", le hacía comentarios sobre sus fotos del perfil, le preguntaba por la salud de sus niños y le ofrecía algún día libre o facilidades para atenderlos si lo necesitaba. Los mensajes se producían fuera del horario de trabajo, en horas intempestivas y en días no laborables y sin relación alguna con el servicio.

A ello se unía una peculiar forma de saludarla consistente en cogerla desde atrás por los hombros y zarandearla o darle palmadas en la espalda, lo que no hacía con ningún otro miembro de la unidad.

"Eres muy guapa"

Un día que la cabo primero estaba visiblemente disgustada porque había discutido con su marido, el teniente coronel la convenció para ir a tomar algo a la cafetería de la unidad "a fin de intentar animarla y consolarla". J.A.A. le dijo "que era muy guapa, muy lista y muy buena trabajadora, que una mujer como ella podía tener el hombre que deseara y que dejase a su marido".

Después le envió a través de WhatsApp un mensaje "en el que le decía por dos veces que le había gustado mucho comer, pasar ese rato y charlar con ella, preguntándole si tenía la aplicación de telefonía móvil Telegram y diciéndole que la instalase, pues ofrecía mayores posibilidades que WhatsApp"

Tras esa conversación en la cafetería, los mensajes de J.A.A. "subieron de tono, pues incluso se interesaba por si ya se había acostado, si había dormido bien, si ya estaba en la cama", declaró probado el Tribunal Militar Central.

Un día, sobre las 06:00 horas, la cabo primero recibió del teniente coronel a través de Telegram un mensaje de video y audio en un chat secreto con autodestrucción programada de un minuto, al que ella no contestó. J.A.A. "le decía 'buenos días, brujita, ¿qué tal noche has pasado?'. Se le veía frente al espejo de un cuarto de baño con una camiseta amplia por toda vestimenta, de la que inmediatamente se despojó para quedar completamente desnudo, añadiendo entonces 'ha llegado el momento de que sepas que esto es tuyo si lo quieres', a la vez que se tocaba los genitales y se masturbaba".

La cabo primero R. borró de su teléfono móvil el chat secreto, que tampoco apareció en el terminal de J.A.A., según concluyó la investigación realizada. El teniente coronel formateó el aparato, adquirió un nuevo teléfono y transmitió el antiguo a un hijo suyo.

Ese mismo día, nada más llegar a la unidad, la cabo primero se dirigió al despacho del teniente coronel "y le dijo que nunca más le mandase mensajes de semejante contenido y que se había equivocado con ella, a lo que J.A.A. contestó que el
vídeo no iba dirigido a ella y que se había confundido de destinatario al remitirlo,
pidiéndole perdón y asegurándole que nada semejante volvería a ocurrir".

La cabo primero contó al brigada I.G., destinado también en la UVE, lo que le había ocurrido "con detalle del contenido concreto del vídeo".

Represalia laboral

Después de ese día J.A.A. dejó de hablar a la cabo primero, dirigiéndose a ella a través de terceros, "y dispuso una drástica reducción de las funciones que hasta entonces venía ejerciendo". La excluyó de reuniones y de actividades como la asistencia a un seminario sobre identificación de material militar ruso.

Los hechos fueron investigados por el Ejército porque la cabo primero, a raíz de una conferencia sobre acoso sexual y laboral impartida en la UVE, acudió al teniente coronel que la había impartido.

Este mando apreció que la militar estaba "en estado de angustia, muchísimo miedo y gran sufrimiento, a punto de derrumbarse psicológicamente", por lo que puso en marcha el protocolo de actuación frente al acoso en las Fuerzas Armadas.