Apuntes en un diario personal.

Apuntes en un diario personal. Pixabay

Tribunales AUDIENCIA NACIONAL

Los apuntes del diario de una niña llevan a prisión, 12 años después, al hombre que abusó de ella

25 agosto, 2018 03:34

La curiosidad de una madre por la vida privada de su hija le llevó a descubrir una situación de abusos sexuales que había ocurrido casi delante de sus ojos años atrás. En el año 2010, mientras limpiaba la habitación de la adolescente de 15 años, descubrió un diario de su niñez en el que describía a varias personas de su entorno, entre ellas a un hombre sobre el que escribió: "Me olvidaba de una persona, este hijo de puta, que abusó de mí cuando era pequeña. Le maldigo con todas mis fuerzas y que sepa que le odio".

Tras el preocupante hallazgo, la madre se sentó junto a M. y le pidió que le contara a quién se refería. Ese hombre era L., el marido de una amiga íntima de la familia a quien la niña trataba como a una tía. La Semana Santa de 2006, éste, con residencia habitual en Pollença (Mallorca) invitó a tres familias de amigos (entre ellos a M., sus padres y hermanos) a su casa de Timimoun (Argelia), su ciudad natal.

Allí, en mitad del desierto del Sahara, mientras todos los invitados -también su esposa que ejercía de anfitriona- se encontraban en la vivienda, el hombre se llevó a los menores a la terraza del edificio sin presencia de ningún otro adulto con la excusa de darles un masaje y ver las estrellas. Les pidió que se tumbaran en el suelo formando un círculo. Tras masajear a los más pequeños procedió a palpar a la menor M. acariciándole la espalda y después, "con ánimo lascivo", le metió la mano por debajo de la ropa y le introdujo los dedos en la vagina; M., -que entonces tenía 11 años de edad-, ya había sufrido actos semejantes infligidos por el hombre en España, sucesos que no han sido objeto de enjuiciamiento en la Audiencia Nacional. 

Calvo propone reformar el Código Penal sobre delitos sexuales

También al objeto de "satisfacer su deseo sexual", como se describe en los hechos probados de la sentencia de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, el acusado acarició la espalda de una segunda menor, A., -que en aquel momento tenía 14 años-, le manoseó los pechos e introduciendo la mano por debajo de la ropa interior le tocó los genitales, episodio que terminó cuando la menor, sintiéndose incomodada, se movió y pidió marcharse, según se describe en la sentencia.

Por estos hechos, el hombre ha sido condenado a dos años de prisión por un delito de abuso sexual con acceso carnal y un año de prisión por un delito de abuso sexual, además de a indemnizar con 15.000 euros a M. y con 6.000 euros a A. y pagar las costas del proceso.

La lentitud de la Justicia limita la pena

Se trata de condenas muy inferiores a las reflejadas en el Código Penal para el delito cometido y a las que pedía la acusación particular ejercida por la víctima M. (10 años de prisión) y la Fiscalía (7 y 2 años de prisión, respectivamente) puesto que la pena se ha rebajado en dos grados debido a las dilaciones indebidas, es decir, a la lentitud de la Justicia. 

Según el artículo 181.4 del Código Penal, cuando el abuso sexual consista en acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras vías, el responsable será castigado con la pena de prisión de cuatro a diez años. Sin embargo, el Tribunal ha atendido a las dilaciones indebidas como circunstancia atenuante muy cualificada y de ahí que la pena de cárcel se haya reducido a tres años.

Aunque los hechos fueron denunciados en 2010, han pasado ocho años hasta que se ha celebrado el juicio. La instrucción estuvo paralizada en distintas ocasiones en el Juzgado de Instrucción número 7 de Inca (Mallorca) donde comenzó a investigarse el caso, que no pasó a la Audiencia Nacional hasta 2016. Hasta diciembre de 2017 no se abrió juicio oral y finalmente éste se ha celebrado en julio de 2018.

Daños psicológicos hasta la actualidad

La niña que sufrió el abuso "con acceso carnal" no contó nada a su familia hasta que encontraron su diario. La madre de la otra menor sí que supo de lo ocurrido el mismo día del suceso, pero "su reticencia a tomar medidas inmediatas es comprensible por las circunstancias", según el Tribunal presidido por la magistrada María José Rodríguez Duplá emitida el pasado 12 de julio. En este sentido, argumentan que "se encontraban en un país extraño, vivían en casa del agresor y había vínculos familiares de algunos presentes con aquél, y amistad de su esposa con los invitados, siendo además menos grave el suceso respecto a ella".

Las dos niñas M. y A., ahora ya mujeres de 24 y 28 años, declararon durante el juicio celebrado el pasado mes de julio y mantuvieron la misma versión de los hechos. También coincidieron "como piezas de puzle", según el tribunal, los testimonios de hasta cuatro amigas de la infancia de M. contra el condenado. Cuando tenían 12 o 13 años, ésta les contó que había sido víctima de abusos sexuales, cómo se produjeron y quién se los infligió. 

Para la sentencia condenatoria en primera instancia también se ha tenido en cuenta un informe psicológico referido a la víctima M. del que se desprende que aún en 2018, cuando le citaron para ir al juicio, tuvo que recibir una sesión de terapia por los problemas psicológicos que tiene desde la agresión. Según dicho informe, la joven "padeció sufrimiento psíquico manifestado en angustia, temor, ansiedad, vergüenza y sentimientos de culpa, desarrolló una disfunción sexual en las relaciones íntimas y precisó numerosas sesiones de psicoterapia dispensadas a lo largo de varios años".

El hombre, de 59 años, ha negado los hechos a través de su defensa, que pidió su libre absolución o, alternativamente, invocó la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas como muy cualificada.