Sánchez, este lunes en la Moncloa, durante su balance de gestión.

Sánchez, este lunes en la Moncloa, durante su balance de gestión. Europa Press

Política

Sánchez no convence ni a sus socios con su mensaje de 'normalidad' sobre la corrupción y el acoso sexual

Crece la impaciencia entre los partidos que dan apoyo al Gobierno: quieren gestos que los liberen del desgaste de un Gobierno cercado.

Más información: Sánchez hace un balance triunfalista de su gestión y denuncia "campañas de acoso personal, mentira y fango"

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Las claves

Pedro Sánchez defiende que su Gobierno ha actuado con rapidez ante casos de acoso sexual y corrupción, y minimiza su impacto en la legislatura.

Los socios de coalición y de investidura consideran insuficiente la respuesta de Sánchez frente a los escándalos, mostrando impaciencia y desconfianza.

El presidente rechaza hacer cambios profundos en el Gobierno o convocar elecciones, a pesar de las presiones de aliados como Yolanda Díaz y el PNV.

Sánchez anuncia la publicación de las balanzas fiscales y la representación de País Vasco y Cataluña en organismos internacionales, atendiendo demandas de nacionalistas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, intentó este lunes aparentar normalidad y tranquilidad, y hacer que calara la idea de que no hay problemas para que la legislatura siga porque todo marcha bien.

Defendió en su balance de gestión en Moncloa que los casos de acoso sexual los ha afrontado con contundencia, y que la corrupción está encapsulada en un grupo muy concreto contra el que el Gobierno y el PSOE han actuado con eficacia y rapidez.

Pero, sus socios de coalición y de investidura en el Parlamento no le creen. Consideran insatisfactoria la respuesta que dio en su rueda de prensa a los escándalos que han llevado al Gobierno a su peor momento.

El presidente no quiere hacer cambios profundos en el Gobierno como le pide Yolanda Díaz, no quiere ir al Parlamento a dar explicaciones y, por supuesto, no quiere convocar elecciones como empieza a sugerir el PNV, el socio más experimentado de Sánchez.

Después de escucharle, Sumar consideró insatisfactoria la respuesta del presidente y lo significativo es que, quien lo hizo, fue el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en su condición de portavoz del socio minoritario de la coalición.

Podemos fue mucho más contundente al asegurar que el Gobierno "está muerto", y el PNV ya utiliza palabras como "insostenible" para definir la situación.

Sánchez quiere bajar el balón, enfriar la agenda y esperar hasta febrero para ver si así Junts es recuperable porque se hayan aprobado algunas de sus peticiones.

Pero todos los socios están impacientes y quieren gestos que, a su vez, los liberen del desgaste de un Gobierno cercado por los casos de acoso sexual y la corrupción.

Incluso dentro del PSOE hay impaciencia por la gestión de esos asuntos, como lo prueba el manifiesto firmado por mujeres socialistas de Galicia en contra de la forma en que la dirección autonómica del partido ha manejado el asunto.

Por ejemplo, un rato antes de que Sánchez compareciera en la Moncloa, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, explicó sus dudas sobre la situación actual. Su dilema entre favorecer la llegada de "la derecha y la ultraderecha" y soportar la profusión de escándalos cerca del Gobierno.

"Muchos de nosotros no queremos que Abascal sea vicepresidente, pero también muchos de nosotros no queremos seguir pasando vergüenza como estamos pasando cada día", dijo Rufián.

"Y tú más"

Además, emplazó a Sánchez a no hacer dos cosas en su comparecencia que justamente las hizo minutos después: "Que deje de dar pena porque no cuela y que deje el y tú más".

Las dos cosas las hizo el presidente. La primera, cuando habló de "aguantar campañas de acoso personal, mentiras y fango" y aludió en varias ocasiones a los medios, los tertulianos y los columnistas.

La segunda, cuando recordó que el PP de Mariano Rajoy sí tuvo financiación ilegal. Pero, sobre todo, cuando a la pregunta sobre su responsabilidad por haber elegido como estrechos colaboradores a Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Paco Salazar respondió: "Se conoce mejor a una persona que sube a un yate para irse de vacaciones [en alusión a Feijóo y Marcial Dorado] que compartiendo mesa en el Consejo de Ministros".

Es decir, las palabras de Sánchez no cumplieron claramente la expectativa de uno de sus socios más leales y eficaces.

Moncloa insiste en que ninguno de esos socios, empezando por Sumar, va a romper la baraja porque, en todo caso, la alternativa es una ultraderecha cuya llegada al Gobierno sería imposible de digerir por todos ellos.

Pero todo eso provoca un desgaste y una distancia entre el Gobierno y quienes le apoyan.

Y una situación que apuntó este fin de semana Míriam Nogueras, portavoz de Junts: cuanto más débil esté Sánchez más fácil será lograr arrancarle exigencias.

Eso, tiene un punto negativo, pero la Moncloa quiere ver lo positivo: Junts está dispuesto a negociar, aunque sea desde esa posición de fuerza.

De hecho, Sánchez coló ayer el anuncio de que se publicarán las balanzas fiscales y que País Vasco y Cataluña tendrán representación en la UNESCO y la Organización Mundial del Turismo. Ambas son reivindicaciones históricas de nacionalistas e independentistas.