Acto de homenaje a Mikel Zabalza en 2023 en Orbaizeta (Navarra), su localidad natal.
El 'caso Zabalza' vuelve 40 años después a aflorarle al PSOE: Bolaños dice que está dispuesto a "desclasificar" documentos
El cuerpo de Mikel Zabalza, un joven navarro de 32 años, apareció esposado en el río Bidasoa días después de su detención en el cuartel de Intxaurrondo.
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Cuarenta años después de la detención y muerte de Mikel Zabalza tras una operación de la Guardia Civil en 1985, PNV y Bildu han reclamado este miércoles en el Congreso que el Gobierno levante el secreto sobre toda la documentación vinculada al caso.
La portavoz del PNV, Maribel Vaquero, ha preguntado a Pedro Sánchez cuándo piensa autorizar el acceso a esos informes. Los de Arnaldo Otegi, a través de Jon Iñarritu, han exigido a Félix Bolaños que detalle qué pasos dará el Ejecutivo para esclarecerlo.
Mikel Zabalza fue detenido la noche del 26 de noviembre de 1985 en San Sebastián en una operación de los servicios de información de la Guardia Civil tras un atentado reciente de ETA.
Las autoridades alegaron entonces que podía aportar datos sobre la actividad de la banda terrorista, aunque ni ETA ni el entonces ministro del Interior, José Barrionuevo, reconocieron nunca que perteneciera al grupo.
El joven navarro, de 32 años, fue trasladado al cuartel de Intxaurrondo, sede de la Comandancia de la Guardia Civil de Guipúzcoa. Ahí quedó incomunicado.
Afiliado al sindicato nacionalista ELA, trabajaba como conductor de autobús. En la redada cayeron también su pareja, Idoia Aierbe, su primo Manuel Vizcay y el estudiante Ion Arretxe.
Al mismo tiempo, fueron arrestados dos de sus hermanos, Patxi y Aitor, que recuperaron la libertad a las pocas horas. El resto de detenidos denunció torturas durante los días de incomunicación en el cuartel de Intxaurrondo, aunque esas querellas nunca prosperaron.
"Objetos perdidos"
Con el paso de los días, la familia comprobó que sólo Mikel seguía desaparecido. Su madre acudió al cuartel para preguntar por él y el guardia de la entrada le respondió que "preguntase en objetos perdidos".
Según la versión oficial, la misma noche de su arresto, Zabalza fue llevado a Endarlaza, a orillas del Bidasoa, para localizar un supuesto zulo de ETA que nunca apareció.
Zabalza, según el relato policial, se fugó arrojándose al río mientras estaba bajo custodia.
El 15 de diciembre, 20 días después de la detención, su cadáver apareció en el Bidasoa, esposado, en el tramo donde se decía que había desaparecido.
Era la misma zona que Cruz Roja y voluntarios habían peinado casi a diario, hasta suspender las labores la víspera.
La familia recuerda que el cuerpo estaba "intacto" y que los forenses se sorprendieron por la ausencia de erosiones o mordeduras de peces, pese a las tres semanas que, según Interior, habría pasado en el río.
Con el tiempo se consolidó otra versión: la muerte por torturas en Intxaurrondo.
Testigos como su primo Manuel Vizcay relataron los "ruidos guturales" que escuchaba desde otra estancia, y Ion Arretxe describió cómo le aplicaron el "método de la bañera" en un río.
El diario El Mundo recogió que Zabalza habría fallecido precisamente por ese método, consistente en sumergir al detenido hasta casi asfixiarlo.
Una conversación filtrada entre el coronel del CESID —el antiguo CNI— Juan Alberto Perote y el capitán Pedro Gómez Nieto señaló también la asfixia como causa de muerte.
En una primera fase de la investigación fueron procesados los tenientes Gonzalo Pérez García y Arturo Espejo y el guardia Fernando Castañeda, responsables de su custodia.
La Audiencia de Guipúzcoa archivó el caso en 1988 por falta de pruebas concluyentes.
En 1995, el periodista José Macca publicó la confesión del exguardia civil Vicente Soria, que decía haber visto el cuerpo de Zabalza en un ascensor de Intxaurrondo.
Ese año se reabrió la causa, ya con la transcripción de la conversación entre Perote y Gómez Nieto aportada por periodistas de El Mundo.
El tribunal rechazó aquella prueba por "no presentar una mínima calidad convictiva".
Gómez Nieto negó la conversación y el entonces ministro de Defensa, Eduardo Serra, aseguró por escrito que no existía documentación en el CESID que ayudase a aclarar los hechos.
Décadas después, los gobiernos vasco y navarro han reconocido a Mikel Zabalza como víctima de abusos policiales.
Sin embargo, el caso sigue sin responsables penales.
Preguntado por este caso en la sesión de control al Gobierno, Sánchez ha apelado a los grupos parlamentarios a aprobar la nueva ley de secretos oficiales para que puedan desclasificarse documentos que arrojen luz a casos como el de Zabalza.
Porque para poder desclasificar esos documentos se tiene que aprobar una norma que sustituya a la vigente norma franquista, ha recordado Sánchez.
Pero presidente no ha convencido al PNV.
"No nos han servido hasta ahora las excusas que han dado para la no desclasificación", ha recalcado la portavoz nacionalista, recriminando a Sánchez que ya en 2022 se comprometió a una reforma rápida y aún están esperando.
El ministro de Justicia, Félix Bolaños, también se ha mostrado dispuesto a desclasificar la documentación, eso sí, siempre que lo solicite un tribunal y no afecte a la seguridad nacional
Nueva ley
Bolaños también ha remitido a la futura Ley de Información Clasificada como vía general de reforma.
Esa nueva ley, llamada a sustituir a la norma franquista de secretos oficiales, sigue pendiente en el Congreso.
El Gobierno remitió la nueva norma el pasado mes agosto y aún no se ha celebrado el debate de totalidad en el que la Cámara decide si la admite o no a trámite.
Por lo pronto, Junts ya ha registrado una enmienda para que sea devuelta al Gobierno y si une sus votos a los de PP y Vox, el proyecto de ley quedaría bloqueado.