Rebeca Torró, la secretaria de Organización del PSOE desde el pasado mes de julio.
Los sucesivos cambios en Ferraz por la corrupción generan ahora falta de sintonía entre el grupo parlamentario y el PSOE
Por primera vez, nadie de la dirección ejecutiva del partido está a diario en el Congreso de los Diputados, lo que genera "problemas de interlocución".
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Existe una lógica en el PSOE que sostiene que los cambios en el Gobierno se producen con más frecuencia que en el partido. Con Pedro Sánchez, también eso ha cambiado.
En apenas cuatro años, la cúpula de Ferraz ha experimentado tres grandes modificaciones, las más relevantes a causa de los casos de corrupción.
La primera fue la salida de José Luis Ábalos de la secretaría de Organización en 2021, sustituido por Santos Cerdán.
La segunda, la dimisión de Adriana Lastra de la vicesecretaría general, reemplazada por María Jesús Montero.
La tercera, el cese de Santos Cerdán tras su imputación en el caso Koldo.
Tras un breve periodo de interinidad, Sánchez designó a Rebeca Torró y a Anabel Mateos para la Secretaría de Organización, junto a Borja Cabezón.
El cambio más significativo es que, en esta ocasión, ninguno de los tres sustitutos tiene presencia en el grupo parlamentario, ni tampoco Antonio Hernando, el hombre fuerte del partido en la sombra, pero que ocupa la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones.
Estos movimientos han generado falta de sintonía y cierta sensación de "orfandad" en el grupo parlamentario, donde aseguran que hay "problemas de interlocución" con Ferraz.
Tanto Cerdán como Lastra eran diputados; ahora, ninguno de los miembros de la cúpula ejecutiva del partido está presente a diario en el Congreso. Solo María Jesús Montero mantiene su acta, pero está centrada en Hacienda y en la vicepresidencia.
La única persona que tiene presencia regular en Ferraz es la secretaria general del grupo parlamentario, Montse Mínguez, que algunos lunes actúa como portavoz de la Ejecutiva.
Mínguez, que es del PSC, es la que lleva el día a día del PSOE en la Cámara Baja, pero no está en comunicación constante con la dirección del partido.
Hay que tener en cuenta que ni Rebeca Torró ni Anabel Mateos forman parte del grupo parlamentario.
A esto se suma la "ausencia" de Patxi López, cuyo papel se limita, según explican, a las ruedas de prensa de los martes.
Los cambios en la portavocía del partido también han sido constantes. En cuatro años, Sánchez ha tenido cuatro portavoces: Felipe Sicilia, Pilar Alegría, Esther Peña y Montse Mínguez.
Esto contrasta con la relativa estabilidad de Moncloa, donde en el mismo periodo solo ha habido dos portavoces —Isabel Rodríguez y Pilar Alegría— y dos secretarios de Estado de Comunicación —Francesc Vallés y Lydia del Canto—.
Cambio en comunicación
La dirección de comunicación de Ferraz tampoco ha sido estable, con tres cambios: Maricha Ruiz, Ion Antolín y ahora Ana Manzano.
Y es que, para mejorar la comunicación entre Moncloa y Ferraz, Sánchez nombró esta semana como directora de comunicación del PSOE a Manzano, una de sus principales asesoras, que ya ejerció como jefa de prensa de Pepu Hernández cuando fue candidato a la alcaldía de Madrid.
Eso ha supuesto la salida de Ion Antolín, uno de sus colaboradores más cercanos, que había arrastrado problemas de salud desde el Congreso de Sevilla de diciembre de 2024. Tras un breve paso por la Secretaría de Estado de Comunicación, Antolín dimitió y regresó a Ferraz.