El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, este miércoles en los pasillos del Parlamento.
Moncloa pide a sus socios que "no se insulten entre ellos" tras los ataques cruzados entre Podemos, Junts y ERC
Los socios de investidura dudan de la voluntad de Sánchez de negociar los Presupuestos y temen que los use como arma política.
Más información: El PSOE retrasa el embargo de armas a Israel: IU exige a Sumar no ir al Consejo de Ministros si no se aprueba el real decreto
Podemos fue el primer partido que aseguró claramente que el Gobierno de Pedro Sánchez no tenía ninguna intención de aprobar los Presupuestos Generales del Estado de 2026 y que, en realidad, todo es un ardid para culpar a otros de la eventual votación adversa e ir a elecciones generales.
Esta idea empieza a crecer entre los socios de investidura de Sánchez y así lo transmiten en los pasillos del Congreso.
El único matiz es que algunos de ellos aseguran que ese eventual fiasco del proyecto de Presupuestos en el Congreso no llevará necesariamente a una convocatoria electoral inmediata, y que la legislatura podría prolongarse así hasta 2027. A la espera de lo que ocurra en las autonómicas de Castilla y León y Andalucía.
Coinciden en que la estrategia que adivinan en el Gobierno es la de presentar unas cuentas muy expansivas, cargadas de medidas sociales e inversiones y negociar con los partidos, pero "sin dejarse las cejas" y sólo sobre "números" y minimizando una eventual derrota.
Creen que el Ejecutivo construirá el mensaje de que se han mantenido firmes a las exigencias por ser todas ajenas a los propios Presupuestos y que son los demás grupos los que las han hecho fracasar. Algo parecido a lo que ha hecho la vicepresidenta Yolanda Díaz tras el fracaso del proyecto de ley de reducción de jornada.
El Gobierno explica que trabaja en los Presupuestos, pero sin prisa alguna, y que espera poder presentar antes de final de septiembre la llamada senda de déficit que deberá pasar por el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Pero formalmente, no ha empezado aún a negociar con ninguno de los aliados.
Todos contra todos
Cada día, además, se le va haciendo más difícil el clima político y el contexto para esa negociación. Por ejemplo, este martes se ha visualizado en el Pleno el duro enfrentamiento y la ruptura entre el Gobierno y Podemos, partido cuyos cuatro votos son esenciales para los Presupuestos.
La líder de Podemos, Ione Belarra, fue extremadamente dura en el Pleno con la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, poniendo en duda la voluntad del Gobierno de frenar el genocidio en Gaza.
Incluso este partido ha llevado al Ministerio de Economía a la Audiencia Nacional por supuesta prevaricación al no impedir el paso de armamento hacia Israel.
Altas fuentes del Gobierno aseguran estar muy molestos con Podemos, por su agresiva posición sobre Gaza y porque, según dicen, pide imposibles para sentarse a negociar los Presupuestos, como, por ejemplo, la bajada de un 40% de los alquileres de viviendas.
"No se puede pedir la luna y nos cuesta entender que estén en el no a todo", dicen en Moncloa. Añaden que ahora no tienen ni necesidad ni voluntad de hacer grandes cesiones.
El Gobierno admite que Junts les ha trasladado que decidirán una a una cada votación, sin reparar en si ayuda o debilita al Gobierno, y si puede pactará asuntos concretos.
Este martes, la portavoz nacionalista Míriam Nogueras ha acusado a Sánchez en el Congreso de incumplir los acuerdos, y todo parece indicar que el Congreso rechazará el martes próximo la proposición de ley pactada entre Moncloa y Junts para delegar a Cataluña las competencias de inmigración.
Podemos rechazará la iniciativa por considerarla "racista" y Junts arremete contra los de Belarra. Y Moncloa pide que los socios "no se insulten entre ellos, porque eso no ayuda".
De momento, ERC está también muy molesto con Junts porque, según explican, la enmienda a la ley de atención al cliente que blinda el uso del catalán parte de una iniciativa conjunta de este partido con Junts, Bildu y BNG. Nogueras anunció el acuerdo el martes con el Gobierno como si fuera sólo suyo, según ERC.
Explican que no es un hecho aislado. Por ejemplo, se tramita una ley de función pública en la que ERC negociaba con el Gobierno que las comunidades tuvieran competencia para habilitar a los secretarios de ayuntamientos y, sin embargo, Junts ha iniciado y casi terminado negociaciones con el PSOE para poder vender el acuerdo.
Ahora, los de Oriol Junqueras temen que Junts se meta en la negociación sobre la financiación, como hizo Artur Mas (CiU) cuando pactó con José Luis Rodríguez Zapatero el Estatut, aunque gobernaba ERC en la Generalitat.
El Gobierno insiste en que no pueden aceptar la "propuesta de máximos" de ERC sobre financiación singular de Cataluña, lo que se conoce como el "concierto fiscal" o cesión del 100% del IRPF.
Por otro lado, una parte de ERC, también está molesta con Podemos, partido al que achaca que ya sólo mire por sus intereses electorales.
Hasta Compromís tiene ahora sus más y sus menos con el Gobierno después de que el PSOE haya paralizado en el Congreso la comisión de investigación de la dana para evitar que acuda Sánchez.
Las sospechas del PNV
El PNV quiere que haya Presupuestos, insta al Gobierno a sentarse a negociar, pero también sospecha que no hay mucha voluntad de acuerdo por parte de Moncloa. O, al menos, de hacer cesiones para lograr ese acuerdo.
Mientras avanza en asuntos pendientes y este miércoles ha anunciado el acuerdo alcanzado hoy entre el Gobierno vasco y el Ejecutivo central para el traspaso de las prestaciones contributivas y el subsidio de desempleo.
Sánchez dijo en TVE que seguiría adelante con la legislatura aunque no se aprueben los Presupuestos, y Moncloa explica que quiso decir que "los grupos no deben condicionar el final de legislatura".
Por el momento, el Gobierno se felicita de haber tomado la iniciativa con su posición sobre Gaza, un asunto que ha alineado a favor a toda la izquierda y parte de la derecha.
Con este asunto ha descolocado a Feijóo, que ha tardado varias semanas en hacer un discurso claro. Y, además, tiene voces tan disonantes como la de Isabel Díaz Ayuso. Es decir, una bandera electoral perfecta para el PSOE.