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¿Puede llegar Feijóo a sacar 10 millones de votos? Sí, pero sólo si triunfa en estas 5 batallas
El presidente del PP se ha marcado un objetivo electoral que no se da desde que se rompió el bipartidismo. Los expertos creen que hoy podría estar en 9,4 millones de votantes, y con margen de crecimiento.
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El pasado fin de semana, Alberto Núñez Feijóo dijo que su objetivo es llegar a los 10 millones de votos en las próximas elecciones. Aunque todavía no hay un horizonte electoral claro y es difícil que Pedro Sánchez adelante los comicios, en el PP ya se han puesto manos a la obra.
La pregunta que surge inmediatamente es la siguiente: ¿Puede el PP llegar a los 10 millones de votos en unas elecciones? Aunque la tarea no es nada fácil, los expertos lo ven posible.
El último en lograr superar esa barrera fue Mariano Rajoy en 2011, cuando José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que adelantar las elecciones por la crisis económica. El PP obtuvo entonces 10,8 millones de votos.
Desde aquel momento, el fin del bipartidismo ha hecho imposible alcanzar esas cifras. Pero la situación está cambiando poco a poco y la demoscopia detecta el retorno a las grandes bolsas de voto.
El 23-J, Feijóo ya consiguió 8,2 millones de papeletas, la mayor cantidad desde las elecciones de 2011. Se quedó entonces a 1,8 millones de lograr el objetivo que se ha autoimpuesto ahora.
Para lograr ese objetivo, tiene que ganar cinco batallas muy concretas, que serán clave en los próximos comicios, independientemente de cuándo se celebren.
1.Hay más votantes
Una de las primeras cuestiones a tener en cuenta es que en las próximas elecciones habrá más votantes. Aunque siempre depende de la participación, es prácticamente una certeza.
En primer lugar, porque España tiene cada año más ciudadanos con derecho a voto. Por ejemplo: el censo del 23-J lo conformaban 37,5 millones de españoles, y ahora mismo, según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), el censo lo componen 38 millones.
El censo ha subido medio millón en dos años. Aunque no es mucho, lo cierto es que en las próximas elecciones también cabría esperar un aumento de la participación. Ahí está el segundo factor a tener en cuenta.
El 23-J hubo una participación relativamente baja (66,59%) provocada por cierta desmovilización entre los votantes de las formaciones de izquierda.
Pero hemos comparado todas las elecciones desde el año 2000, excluyendo las repeticiones electorales –porque en ellas siempre baja la participación–, y el resultado es que los españoles participan, de media, en un 70,74%.
Si se aplica ese porcentaje al censo actual, salen 27 millones de votantes. Son dos millones más que en las anteriores elecciones, y que el PP puede intentar atraer.
De hecho, el último sondeo de Sociométrica para EL ESPAÑOL otorga una intención de voto al PP del 34,9%. Si estimamos una participación de 27 millones, eso significa que 9,4 millones de votos irían a Feijóo.
Esto deja al PP a poco más de 600.000 votos de lograr su objetivo. ¿Y de dónde saldrían?
2. Jóvenes y abstencionistas
Parte de esos nuevos votantes serán jóvenes que adquieren el derecho a voto. En ese sector de la población se está produciendo un fenómeno sociológico por el que, especialmente los hombres, son más de derechas que de izquierdas.
Esto se debe a que el establishment es, ahora mismo, de izquierdas y los jóvenes suelen reaccionar contra él.
Ya lo dijo Santiago Abascal, "la derecha es el nuevo punk", y la entrada de estas personas en el censo beneficia a la derecha.
También se puede conseguir el voto de los jóvenes apostando por asuntos como la vivienda, a la que son especialmente sensibles. El Gobierno está intentando poner este asunto en el centro de la agenda, pero lo cierto es que las deficiencias persisten.
Sin embargo, el mayor caladero está en los abstencionistas. El 23-J hubo 12,5 millones de personas que se abstuvieron. Se trata de la abstención más grande en términos absolutos en lo que va de siglo.
Aquí puede haber posibles votantes de todo tipo. Desde votantes del PP que no estaban de acuerdo con los acercamientos a Vox en las autonomías, hasta votantes del PSOE que no estaban contentos con Pedro Sánchez.
El hecho es que son votantes poco fieles y es más fácil que cambien de papeleta. Y la situación actual, con el presidente del Gobierno y el PSOE cercados por distintos escándalos, no juega a favor de la movilización de la izquierda.
Según el último sondeo realizado por SocioMétrica para EL ESPAÑOL, Feijóo conseguiría el voto del 12,2% de los que se abstuvieron el 23-J. Esto son, en concreto, 1,5 millones de electores. También conseguiría medio millón de votantes del PSOE y 275.000 de Vox.
3. Ganar el centro andaluz
Como decimos, Feijóo estaría ahora mismo a poco más de 600.000 votos de llegar a los 10 millones. Además de sectores de la población como los jóvenes o los abstencionistas, también hay territorios concretos en los que tiene margen para crecer.
Andalucía es uno de ellos.
Juanma Moreno está muy consolidado después de su mayoría absoluta de 2022 y el votante del PSOE está desmovilizado. Moreno representa además a ese PP moderado que puede ser atractivo para el votante de centroizquierda.
Entre las elecciones de marzo del año 2000 y noviembre de 2011, durante el bipartidismo, el PSOE obtuvo en las generales entre 1,5 y 2,3 millones de votos en Andalucía. El 23-J, el PP ya obtuvo 1,5 millones de votos.
Es decir, que Feijóo ya alcanzó en Andalucía su mejor resultado desde el fin del bipartidismo y acarició la horquilla baja de los buenos años del PSOE.
Si sigue apostando por el centro, puede conseguir votos de aquellos que siempre votaron a los socialistas.
Las últimas encuestas en clave autonómica apuntan a que Juanma Moreno está muy consolidado. Recibió en 2022 un número total de votos muy similar a los del PP en las generales de 2023, y los sondeos le dan ahora una victoria en las elecciones a la Junta parecida a la de 2022.
No le pasa lo mismo a María Jesús Montero, que no termina de arrancar como candidata. Algunas encuestas incluso pronostican para el PSOE un resultado peor que en 2022, lo que demuestra que el PP todavía puede crecer a costa de su rival.
4. Ganar la derecha madrileña
En Andalucía, el PP prácticamente no puede crecer a costa de Vox. Pero en la Comunidad de Madrid sí.
Isabel Díaz Ayuso representa la otra alma del PP, más ideológica. Y mientras el PSOE se pelea por el voto de Más Madrid, el PP puede crecer a su derecha.
Los populares ya consiguieron en Madrid 1,4 millones de votos en las pasadas elecciones. Pero podría haber 350.000 nuevos votantes (según el censo actual y el promedio de participación) y Vox sigue teniendo fuerza (Santiago Abascal sacó medio millón de votos).
Si consigue ganar al votante de Vox, ya sea por la ideología o por apelar al voto útil, Madrid también se podría convertir en una buena fuente de votos para Feijóo.
De hecho, cuando el presidente del PP anunció hace siete días que su objetivo era llegar a los 10 millones de votos, ya apeló a los votantes de Vox: "De las elecciones del 23 de julio de 2023 los españoles han podido comprobar que la única forma de acabar con Pedro Sánchez es apostando por el PP", dijo.
En el ámbito territorial hay otros lugares como Galicia, donde el PP también goza de buena salud. Pero no hay demasiadas oportunidades de ampliar la ventaja en escaños, por lo que solo puede jugar a estabilizarse.
Hay otros territorios con más población, como Cataluña y País Vasco, donde es prácticamente imposible que crezca. Ahí es donde el PSOE jugará a intentarlo.
Habrá que ver qué pasa en otras autonomías como la Comunidad Valenciana, que pueden suponer un verdadero problema para Feijóo.
5. El residente en el extranjero
La última batalla es la del voto de los españoles que residen en el extranjero, el famoso voto CERA. Porque no todos los votantes que importan están en España: el 23-J el PSOE perdió un escaño en Madrid y el 28-M casi lo pierde en Asturias, por el voto exterior.
Actualmente, hay 2,6 millones de españoles que residen en el extranjero y que tienen derecho a voto. Esto es una bolsa de electores grande, pero aquí la incógnita siempre es la participación.
Antes de 2011, la participación rondaba el 27,35% de media. Sin embargo, ese año se instauró el voto rogado, un proceso que complicaba votar y que produjo que la participación se desplomase a un 5,6% de media.
El Gobierno de Pedro Sánchez eliminó el voto rogado y las elecciones del 23-J fueron las primeras sin él. Aunque la participación creció, siguió siendo muy baja: sólo votó el 8,95% del censo.
Si se logra fomentar la participación en este colectivo, algo que no es fácil porque está muy disperso y es difícil acceder a él, se pueden conseguir nuevos votantes. Con el censo actual y el promedio previo a 2011, podrían llegar a votar más de 700.000 personas.
Aunque la tarea es complicada, la realidad es que hay margen de crecimiento.
Metodología
Para estimar la participación, tanto en los gráficos como el texto, se ha extraído el promedio de participación de todas las elecciones desde el año 2000. No se han tenido en cuenta las repeticiones electorales, por su comportamiento diferenciado. Ese promedio (70,74% de participación) se ha aplicado al último censo del INE, actualizado a 1 de abril de 2025. El resultado es una estimación de 26,9 millones de participación. Para estimar cuántos votos aglutinaría cada partido (primer gráfico) se ha cruzado la participación con la estimación de voto del último sondeo de Sociométrica.