El exministro de Defensa Narcís Serra, entrevistado por EL ESPAÑOL.

El exministro de Defensa Narcís Serra, entrevistado por EL ESPAÑOL. Manu Mart

Política LOS MINISTROS DE DEFENSA, EN LA HORA DEFINITIVA DE EUROPA (I)

Narcís Serra: "Europa debe amenazar a Putin con enviar tropas tras el alto el fuego. Sólo así servirá el gasto en Defensa"

Fallecidos sus predecesores de la UCD, es el ministro más veterano de la estirpe de Defensa. Ejerció el cargo entre 1982 y 1991.

No cree que sea realista la formación hoy de un ejército europeo y define las maneras diplomáticas de Trump como "demenciales". Le inquieta que el presidente de Estados Unidos se muestre continuamente dispuesto a "premiar al invasor".

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EL ESPAÑOL publica un serial de entrevistas con los ministros de Defensa de la Democracia. Las conversaciones giran en torno al nuevo orden mundial que se ha estrenado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

Todos ellos reflexionan acerca de estas tres cuestiones: la inversión de España en Defensa, el posible envío de tropas a Ucrania por parte de las naciones europeas y las implicaciones de la diplomacia estadounidense en la resolución de la guerra.

Narcís Serra (Barcelona, 1943) fue alcalde de Barcelona antes que ministro de Defensa. Fallecidos sus predecesores de la UCD, es el más veterano de la estirpe. Llegó a ser vicepresidente del Gobierno y lideró a los socialistas catalanes.

Le tocó cambiar la orientación de su partido en relación a la OTAN: convertir en otanista un partido tradicionalmente antiatlántico. Con él se consolidó la democratización de las Fuerzas Armadas: tenía 39 años, los pies planos, no había hecho la mili y era un “rojo”.

Es un hombre que habla en susurros. Le gusta fabricar silencios quinterianos entre sus frases. A veces, los silencios son tan largos que parece que no quiere contestar o que ha perdido el hilo. Pero está pensando... y siempre contesta. A ratos, muy irónico, dice: "A usted le encanta hablar de cosas desagradables".

Exhibe una especie de afabilidad institucional típica de otro tiempo. Una paciencia labrada a golpe de atraco. Los mandos policiales se admiraban –y sulfuraban– de su templanza el día de la toma de rehenes en el Banco Central.

En una entrevista reciente con este diario, abrió la caja de los secretos del Estado: el Cesid, los GAL, el Rey, la fuga de Roldán… Confesó que el Gobierno organizó los dispositivos de Inteligencia para ocultar los escarceos de Juan Carlos I.

España está en el 1,28% de gasto en Defensa en relación al PIB. Somos vagón de cola en la OTAN. Existe un compromiso firmado de llegar al 2%. Sánchez dijo que se alcanzaría la meta en 2029, aunque ahora se ha comprometido a hacerlo antes, sin especificar cuándo.

Debemos llegar al 2%, por supuesto. Y debemos hacerlo cuanto antes, pero tenemos que hacerlo de manera coordinada con el resto de países europeos. Es muy importante que todos alcancemos esa meta. España tiene una ventaja en este asunto.

¿Cuál?

Nuestra situación presupuestaria, aunque no permita muchas alegrías, es más sana que la de otros países miembros. Pensemos bien cómo gastar para ir incrementando ese porcentaje. No es tanto el gasto por el gasto, sino el qué y el cómo.

A veces nos fijamos demasiado en el porcentaje, el debate se circunscribe a eso, y nos olvidamos de cómo vamos a alcanzar la meta, invirtiendo en qué cosas. Déjeme apuntar algo que creo que es importante y que no está en las discusiones habituales.

Adelante. 

Para alcanzar ese porcentaje, debe funcionar a la perfección la relación entre el Ministerio y las empresas de Defensa. Yo no sé cómo está ese asunto ahora porque hace tiempo que estoy fuera, pero es capital.

El Jemad debe redactar un plan estratégico para identificar en qué vamos a invertir para incrementar ese porcentaje de gasto y que después lo apruebe el ministro y, por ende, el Gobierno. Ese plan tendría que convertirse en la guía sensata para gastar bien e ir aumentando el porcentaje en relación al PIB.

Narcís Serra, entrevistado por EL ESPAÑOL.

Narcís Serra, entrevistado por EL ESPAÑOL. Manu Mart

El debate sobre la creación de un ejército europeo era antes una abstracción filosófica. Ahora, se ha convertido en un debate pragmático debido al contexto geopolítico. ¿Le convence esta posibilidad?

Si Europa no amenaza a Putin con el envío de tropas a Ucrania tras el alto el fuego, el esfuerzo del gasto en Defensa perdería mucho peso. No se trata sólo de evitar la guerra, sino de hacerlo de manera perdurable y justa. Europa debe lanzar esa amenaza y decidir, en función de los tiempos, cuándo hacerlo.

Pero, ¿cómo tiene que sustanciarse ese envío de tropas? ¿Debe participar España?

No creo que el contexto sea lo suficientemente maduro como para lanzar un ejército europeo. Si se envían tropas, deberá hacerse con una contingencia pactada entre los países miembros que quieran participar; es decir, a través de otro camino. Y España debe estar ahí.

La Unión Europea está formada por un grupo de países, cada uno de los cuales tiene una historia propia. Y no sólo eso: cada uno tiene su propia dinámica parlamentaria. Los avances que se hacen son lentos, pero suelen ser sólidos. Lo ideal sería que esa intervención de tropas fuera por medio de la OTAN y con el apoyo de la ONU. 

Sí, pero la OTAN ya no es lo que era. Va a funcionar de manera diferente por el giro de Trump.

Exacto. Va a costar mucho más que en las décadas anteriores. Pero es Europa la que debe acostumbrarse a esta nueva manera de funcionar de la OTAN. No vamos a tardar quince días, pero debemos jugar con inteligencia y tardar lo menos posible.

Narcís Serra, en su despacho de la Pompeu Fabra en Barcelona.

Narcís Serra, en su despacho de la Pompeu Fabra en Barcelona. Manu Mart

¿Cómo influye a la geopolítica y a la guerra de Ucrania el regreso de Trump a la Casa Blanca? ¿Cómo debe reaccionar Europa?

Trump tenía la intención de resolver esto muy rápido y quedarse con una provisión de tierras raras ucranianas. Esto le interesa mucho para potenciar la industria norteamericana de equipamiento electrónico y digital. Putin estaba en esa misma idea de una solución rápida coordinada entre Trump y él.

Pero, claro, Ucrania está en Europa y, si esto no se resuelve con la participación de Ucrania y de Europa, la solución probablemente no será justa. Europa es la principal interesada en que esto acabe bien.

En cuanto a Trump… ¿qué quiere que le diga? Sus maneras diplomáticas me parecen demenciales.

Explíquese.

No había visto nada remotamente parecido. Creo que negocia por instinto. Me cuesta creer que haya una planificación seria y racional detrás de sus últimas decisiones. Se ha mostrado dispuesto a premiar al invasor y eso es incompatible con forjar una paz duradera. Si Putin piensa que la invasión le ha salido rentable, lo volverá a hacer.

No creo que Trump entre en razón. No creo que cambie su manera de hacer política. Con esas cartas tenemos que jugar. Hay, sin embargo, una razón para el optimismo. Es sólo una sensación, no tengo datos, pero creo que sucederá: las personalidades de Trump y de Musk me parecen incompatibles. Creo que habrá un momento en que romperán.

Felipe González y Narcís Serra en 1982.

Felipe González y Narcís Serra en 1982.