Moncloa justifica el pacto con Junts sobre inmigración con la "normalización de Cataluña": la foto con Puigdemont, más cerca
En el Gobierno y en Ferraz hacen oídos sordos a las críticas de Page y se felicitan de la vuelta de La Caixa a Barcelona.
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El Gobierno considera que la vuelta a Cataluña de la sede social del grupo La Caixa justifica la "arriesgada" política de pactos que ha llevado a cabo Pedro Sánchez desde 2018, según fuentes del Ejecutivo.
En ese análisis incluyen medidas de alto coste político, como la Ley de amnistía y ahora el pacto para delegar a Cataluña las competencias sobre inmigración.
Moncloa explica que son conscientes de los riesgos, incluso de las críticas internas, como las explicitadas abiertamente por el presidente de Castilla y León, Emiliano García Page, contra el último acuerdo con Junts.
Pero en la dirección socialista y en el Gobierno hay cierre de filas con Pedro Sánchez, y a las palabras de Page se les concede un valor muy relativo. Explican que el líder castellanomanchego mantiene su posición crítica de siempre y que, por tanto, no hay cambios ni una repercusión distinta entre los socialistas.
Un destacado miembro del Gobierno asegura que escucha a Page "como el que oye llover", para dejar claro que esas criticas muy localizadas no inquietan al Ejecutivo ni al partido.
De hecho, entre los dirigentes del PSOE hizo fortuna este jueves un tuit de Rafael Escuredo, expresidente de Andalucía, en el que decía: "¿Alguien podría recordarme la última vez que Garcia Page se mostró de acuerdo con algo que hiciera o dijera Pedro Sánchez? Lo pregunto por si estoy perdiendo la memoria y debo ir al médico".
La tesis oficial es la de la "normalización" política de Cataluña y aceptar que los independentistas han quedado en minoría, que gobierna Salvador Illa restableciendo la institucionalidad, que se ha disipado el peligro secesionista y que las empresas lo han detectado y premiado con su vuelta a Cataluña. Aunque hayan tenido que aceptar exigencias como la negociación fuera de España con un mediador internacional o pactar la delegación de competencias de inmigración o un concierto fiscal para Cataluña.
Por otra parte, cada vez más miembros del Gobierno y del PSOE admiten que ni el concierto ni la inmigración terminarán en el BOE tras pasar por el Congreso. De hecho, el rechazo radical de Podemos a este pacto ha llevado a diferentes integrantes de Sumar a ponerse en contra del texto pactado con Junts, aunque Yolanda Díaz lo apoyó sin críticas.
Dan por hecho que no saldrán adelante, aunque el Gobierno y el PSOE haya tenido que firmar un acuerdo que incluye teorías xenófobas defendidas por Junts.
La 'amnistía política'
En ese proceso, uno de los siguientes pasos en el horizonte sería el de la foto de Sánchez con Carles Puigdemont para cumplir lo que éste último define como la "amnistía política". Esa puerta ya está abierta, aunque fuentes de Moncloa aseguran que aún no hay nada cerrado, ni previsto.
Sánchez, según esa argumentación de Moncloa, siempre tuvo una hoja de ruta respecto a Cataluña, aunque supusiera un riesgo para él en el resto de comunidades autónomas. Incluida Castilla-La Mancha.
Pero siempre sostuvo que la percepción de normalización de Cataluña y de solución a uno de los principales problemas políticos que encontró al llegar a la Moncloa en 2018 tendría premio al final de su mandato.
El primer paso en esa hoja de ruta era que un socialista llegara a la Presidencia de la Generalitat de Cataluña y ahora será Illa el que gestionará una hipotética delegación de la competencia de inmigración o un complicado concierto fiscal en Cataluña.
Explican también que Illa hace una política en esa línea para apaciguar la política catalana y dar la tranquilidad que los ciudadanos exigían tras años de agitación. No sorprende en ese clima que vuelvan a la normalidad los actos con el Rey, por ejemplo.
También lo miden en el número de veces que los acuerdos con Junts citan la Constitución y, sobre todo, en los pésimos datos electorales de los dos partidos independentistas.
Lo de Page es casi como un daño colateral, eso sí, después de haber hecho un proceso intenso de cambio en el PSOE para evitar que haya críticas públicas a las decisiones de Pedro Sánchez.