La secretaria general de Podemos, Ione Belarra (d), y la secretaria política, Irene Montero (i), el mes pasado en Madrid.

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra (d), y la secretaria política, Irene Montero (i), el mes pasado en Madrid. Diego Radamés Europa Press

Política PODEMOS

Ione Belarra repite fórmula: se presenta de nuevo a secretaria general de Podemos con Irene Montero como su número 2

La idea del partido es continuar con la bicefalia actual, con Belarra al frente de los órganos internos y Montero como posible candidata a las elecciones.

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Ione Belarra se ve en el cargo cuatro años más. La secretaria general de Podemos, que accedió al cargo tras la dimisión de Pablo Iglesias en 2021, presentará su candidatura para repetir como secretaria general el próximo 12 de abril, durante la V Asamblea Ciudadana Estatal que organizará el partido en Madrid. Su dirección será continuista con la actual, con Irene Montero como número 2 y previsible candidata a las elecciones generales.

La época de Belarra al frente del partido ha sido la más complicada de Podemos desde su fundación. A la navarra le ha tocado lidiar con un partido en descomposición, en crisis de identidad y con problemas financieros, que tuvo que salir del Gobierno y abandonar buena parte de su electorado a cambio de integrarse transitoriamente en Sumar durante las elecciones de 2023.

Desde entonces, una vez emancipados del grupo de Sumar en el Congreso y resucitados tras las elecciones europeas, viven una especie de segunda juventud. Las encuestas les dicen que no paran de crecer, aunque todavía lejos de la coalición de Yolanda Díaz.

En Podemos tienen claro que "la fórmula del éxito" (seguir así) reside en sus dos liderazgos más fuertes: Ione Belarra al frente de los órganos internos del partido e Irene Montero como cara visible. De hecho, la exministra de Igualdad sería la candidata para unas hipotéticas elecciones generales sin importar el cargo que ocupe en la nueva estructura.

Esto todavía no se ha formalizado en ningún documento —habrá que esperar a la ponencia de la propia asamblea o incluso más tarde, a la Universidad de otoño— pero es una realidad que confirman varias fuentes de la dirección nacional del partido. Según ellas, con Belarra tomando las riendas de la organización y Montero el liderazgo electoral, sólo se podría mejorar lo ocurrido durante las elecciones europeas de 2024. 

Pero el contexto ha cambiado. Principalmente, porque ahora todo el espacio político a la izquierda del PSOE está volviendo a pedir "unidad" a los morados, situando en Belarra y Montero la responsabilidad de volver a juntarse todos bajo una sola marca. Eso sí, bajo unas condiciones que tan tácitas como inflexibles: sin primarias y con Yolanda Díaz como candidata, como ocurrió en 2023.

Los morados creen que "la mano del PSOE" está detrás de estos llamamientos a la unidad y sitúan el foco no tanto en quién se presentará a las elecciones sino para qué. Hace unas semanas, Montero recordaba en una entrevista con EL ESPAÑOL que, si los objetivos se compartían, "los acuerdos caerán por su propio peso".

En cuanto a la nueva dirección, al tándem de Belarra y Montero se le pedirán sobre todo explicaciones sobre la política de pactos con otras formaciones. En principio, la estrategia que firmará su Ejecutiva será que todas las coaliciones en elecciones autonómicas deberán subordinarse a un plan nacional.

Dicho de otro modo, que si consiguen cerrar un acuerdo con IU para ir juntos a las elecciones de Andalucía y Castilla y León en 2026, entonces (y sólo entonces) podrían revalidar una coalición en elecciones generales, como ocurrió con Sumar. Si no, no quedará ningún vestigio del antiguo Unidas Podemos y la izquierda volverá a presentarse separada.

Detrás de todo este plan, los morados no olvidan el humillante proceso de negociación de las listas electorales de 2023, en el que no sólo firmaron relegarse a un papel secundario (Podemos obtuvo sólo 8 de los 35 puestos de salida de Sumar a pesar de ser el partido más grande), sino que también tuvieron que aceptar los vetos que Sumar imprimió sobre varios de sus dirigentes.

En la lista de personas no incluidas en las listas estaban Irene Montero, Ángela Rodríguez Pam, Victoria Rosell, Pablo Echenique y María Teresa Pérez. Según Podemos, Yolanda Díaz incluso ofreció a Montero una embajada en Chile para poner tierra de por medio y evitar su regreso, pero Podemos mantuvo a la exministra de Igualdad en la recámara hasta las elecciones europeas.

La propia Belarra fue muy clara al decir que aceptar aquellos vetos fue una medida "extrema" con el único objetivo "de revalidar el Gobierno". Una vez lo consiguieron, en diciembre, abandonaron del Grupo Parlamentario de Sumar y empezaron su andadura en el Mixto, hace ya más de un año, sin intención de volver.