El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, este domingo en la clausura del Congreso regional del PSOE.

El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, este domingo en la clausura del Congreso regional del PSOE. PSOE de Castilla - La Mancha

Política PSOE

Page se erige en alternativa y sugiere que Sánchez "traiciona la esencia del PSOE" al plegarse al "egoísmo" de los separatistas

Pedro Sánchez evitó escuchar el discurso de su barón más crítico, que presumió de que se siente "querido en la calle": "No insulto al PP, pero le gano en las urnas". 

Más información: Page rechaza los "privilegios" de los separatistas, carga contra la corrupción y remata: "Yo no soy el puto amo"

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El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha sido el único de los tres barones socialistas reelegidos este fin de semana, en los congresos regionales del partido, que se ha atrevido a cuestionar abiertamente las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez

Tanto en las formas ("yo no soy el puto amo", admitió con humildad) como en el fondo: sugirió que Sánchez "traiciona la esencia del PSOE", al premiar con constantes "privilegios" el "egoísmo" de los independentistas.

Pero el presidente Pedro Sánchez prefirió no escuchar este duro discurso de su barón más crítico. Le arropó el sábado en la inauguración de su congreso regional, pero el domingo, sin esperar a su réplica, viajó a Plasencia (Cáceres), para asistir a la reelección de Miguel Ángel Gallardo como secretario general del PSOE de Extremadura.

Sin que Ferraz se atreviera a colocarle un candidato competidor, Page no sólo se proclamó líder regional del partido con el 99,4 % de los votos.

Se consolidó además como el referente nacional de los socialistas que rechazan los pactos con los independentistas, con un discurso capaz de romper el muro levantado por Sánchez entre derecha e izquierda.

La defensa de la igualdad de todos los españoles, convertida en lema del congreso regional, fue el hilo conductor de su discurso. "¿Qué camiseta visto? La camiseta de la igualdad. A ver si no se confunde algunos, sobre todo cuando se hable de la financiación", advirtió ante la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, única representante del Gobierno que asistió a la clausura de su congreso.

"Hay que defender la justicia y la igualdad", insistió, aunque "hay quien en sus mítines dice una cosa y en su vida diaria trabaja para lo contrario".

No fue la única referencia, apenas velada, al ausente Pedro Sánchez. "El PSOE no puede ser el partido que defienda ningún privilegio en España para nadie, estaríamos traicionando por completo nuestra esencia, nuestra definición como proyecto", proclamó el líder castellanomanchego.

Y luego denunció que el independentismo (hoy convertido en socio preferente del Gobierno) "tiene una raíz básicamente egoísta, quieren tener más que los demás". 

Así rechazó abiertamente la financiación privilegiada que Sánchez ha prometido a Cataluña: "La región más rica es la que más se lleva. ¡Por Dios, y que eso lo tengamos que aguantar...!"

Ante la política de bloques que defiende Sánchez, Page rechazó "el frentismo, el populismo barato y la demagogia que hoy abundan". También mostró su rechazo al dogmatismo y la "dialéctica barata" de quienes, desde la izquierda, se oponen por sistema a la iniciativa privada.

Se declaró defensor de "la sanidad y la educación privada", aunque reconoció que en regiones como la suya donde "no hay negocio", la Administración debe garantizar estos servicios. 

También se dirigió a quienes le acusan de estar "todo el día compadreando con la derecha": "Llevo toda la vida ganando al PP y a la derecha. No les insulto, pero les gano en las urnas", recalcó el único barón socialista que hoy gobierna con mayoría absoluta.

Desde el primer momento, marcó las diferencias con Sánchez, también en el terreno personal: para un político, dijo, "es tan importante no tener que agachar la cabeza cuando va por la calle..." El presidente castellanomanchego presumió de que puede recorrer la región "con tranquilidad, me siento muy querido".

En cambio, añadió con sorna, "otros entran en la política para beneficiarse o para mandar, hay gente que le gusta mucho mandar", comentó.

"Hay mucho idiota que se suben a un coche oficial y se vuelve más tonto que nunca", abundó, "el coche oficial entontece muchísimo, a esos no les queremos".

Y por último, rindió homenaje a los alcaldes de la región que "han estado al pie del cañón. Se han puesto las mismas botas, no se las han comprado para hacerse la foto", sino "para trabajar y llorar con la gente y las familias en Letur y Mira", municipios en los que la Dana dejó siete muertos

De este modo, el discurso de Emiliano García-Page se convirtió en una enmienda a la totalidad, en las formas y el trasfondo ideológico, de la actuación del presidente Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno hizo este fin de semana su particular gira por los congresos regionales del PSOE de Asturias (el viernes), Castilla-La Mancha (el sábado) y Extremadura (el domingo).

En las tres citas repitió el mismo discurso, casi sin variaciones. Proclamó en Plasencia (Cáceres) "el fracaso de las políticas neoliberales", pero celebró que el semanario The Economist, al que definió como la biblia del capitalismo, elija a la economía española como "la mejor del mundo".

Personificó la amenaza de la "internacional ultra" en el propietario de Tesla y la red social X, Elon Musk, "el hombre más rico del mundo" que maneja los "algoritmos amañados que propagan los bulos, la desinformación y el odio" para evitar que lleguen a la opinión pública las buenas noticias de la economía española.

Y se detuvo en intentar demoler las propuestas sobre vivienda pactadas por los barones regionales del PP en la Declaración de Asturias pues, auguró, liberalizar el suelo urbanizable supondrán el regreso de la burbuja y el pelotazo.

De este modo, sugirió que la crisis inmobiliaria de 2008 (que el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero negó hasta que sus consecuencias resultaron dramáticas) fue causada por la Ley del Suelo que Aznar había aprobado en 1998.

Aunque esta ley nunca llegó a tener efectos reales, pues el Tribunal Constitucional la vació de contenido en una sentencia dictada en 2001, por invadir las competencias autonómicas y municipales.