El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el acto del Día de la Constitución en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el acto del Día de la Constitución en el Congreso. Europa Press

Política NUEVA LEGISLATURA

Sánchez ve el camino despejado: minimiza la ruptura de Podemos y el rechazo a la amnistía

"Feijóo quiere correr un maratón como si fuera una carrera de 100 metros", evaluó el presidente durante el acto de aniversario de la Constitución.

7 diciembre, 2023 02:16

A estas alturas nada va a detenerle. Pagar la erosión política inicial de la Ley de Amnistía y la negociación con Junts en Suiza siempre entró en los planes de Pedro Sánchez, lo asumió como un precio justo a cambio de recuperar el Gobierno y hasta cierto punto fue una renuncia calculada. Ahora, con este primer arreón ya superado, el presidente mira al futuro con optimismo y hace caso omiso de los cantos de sirena.

El análisis que se hace en la Moncloa es que PP y Vox están tratando de crear un ambiente de un "dramatismo" que realmente no existe en la calle, que la izquierda parlamentaria puede ser incluso más dócil por separado que unida y que, incluso, la situación económica es "muy razonable" tras tantos meses de Gobierno en funciones. Si todo se confirma, más no se puede pedir.

"Feijóo quiere correr un maratón como si fuera una carrera de 100 metros", evaluó el presidente ante una docena de periodistas durante el acto de aniversario de la Constitución en el Congreso. "¿Es que piensa estar cuatro años así?", se preguntaba entre risas, dejando entrever una nueva crítica por el bloqueo del CGPJ por parte de los populares.

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A la cortina de humo auspiciada por la derecha se añade otra situación aparentemente peliaguda que desde el PSOE se desactivó con rapidez: la ruptura de Podemos con Sumar y su posterior mudanza al Grupo Mixto. En principio, esto para los socialistas debería significar más problemas, menos ataduras y un partido más con el que negociar cada ley. No parece que vaya a ser así.

La secretaria general de los morados, Ione Belarra, llamó el martes por la tarde al ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños, a quien le une una gran relación desde que compartían asiento en el Consejo de Ministros. La conversación, aseguran fuentes de ambos extremos, fue tranquilizadora y vino a confirmar que ni el Gobierno estaba en peligro ni Podemos se quedará sin su trozo de tarta legislativa. 

Aquella no fue la única llamada de la tarde. Distintas fuentes parlamentarias reconocen contactos entre la formación morada y algunos dirigentes socialistas como el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán; el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas; y la presidenta del Congreso, Francina Armengol.

También el vicepresidente de la Cámara, Alfonso Gómez de Celis, transmitió por teléfono la tendida de mano al diputado Javier Sánchez Serna, con quien coincidió en la Mesa la legislatura pasada. A última hora del día quedaba claro que ambos partidos tenían casi más voluntad de pactos que durante la legislatura pasada.

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"Son un partido de izquierdas y lo consideramos un socio más que no va a hacer peligrar las leyes progresistas", decían este miércoles en la Moncloa. "Ahora habrá que negociar con ellos como un partido más, pero nuestra agenda reformista saldrá adelante. Sólo será más trabajo para Bolaños", bromeaba un alto cargo del Gobierno.

Si algo preocupa al alto mando de Ferraz es, en todo caso, el horizonte electoral de 2024, en el que se solaparán elecciones regionales en Galicia y Euskadi con las elecciones al Parlamento Europeo. Además, cabe la posibilidad de que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, decida adelantar también su llamada a las urnas, que ahora mismo está fechada para febrero de 2025. 

Sánchez teme que la fragmentación del voto progresista con dos partidos a su izquierda pueda pasarle factura al bloque. Sobre todo, el presidente tiene grandes expectativas en las elecciones gallegas, donde una alianza táctica con el BNG podría superar al PP en sus primeras elecciones sin Feijóo. 

Parte del argumentario que han esgrimido los socialistas para defender la Ley de Amnistía es que los resultados electorales les han estado dando la razón, y temen que si los números bajan se pueda leer como una enmienda a su gestión. De hecho, a nadie se le escapa que Sánchez lo ha apostado todo a que Salvador Illa se convierta en el próximo presidente de Cataluña.

"Cuando se vea a Salvador Illa presidir la Generalitat de Cataluña se verá que todo esto tiene sentido", asegura uno de los ministros más próximos a Pedro Sánchez.