El lehendakari Urkullu se abraza con el próximo candidato del PNV, este domingo en Sukarrieta.

El lehendakari Urkullu se abraza con el próximo candidato del PNV, este domingo en Sukarrieta. Luis Tejido EFE

Política ELECCIONES EN EL PAÍS VASCO

PNV y Bildu juegan a la renovación pero Ortuzar y Otegi seguirán moviendo los hilos en la sombra

La subida del partido abertzale ha obligado a los nacionalistas vascos a hacer una apuesta inédita con Imanol Pradales.

27 noviembre, 2023 02:56

Se cuenta que un temblor sacudió el Euskadi Buru Batzar cuando, hace semanas, llegó la primera encuesta con intención de voto para las próximas elecciones vascas. Tal sería el auge de Bildu que el PNV ha sorprendido con una apuesta inédita en su historia. La semana pasada anunció que, finalmente, presentará a las elecciones a un candidato completamente desconocido y jubilará a Iñigo Urkullu, que ha sido lehendakari en los últimos 11 años.

Con las urnas oteando el horizonte, previsiblemente para marzo o abril, las dos formaciones vascas ponen en marcha un proceso de renovación... parcial. Se barrunta que Arnaldo Otegi no será el candidato, para culminar así con el blanqueamiento de su formación, en aras de ensanchar la base electoral entre el público nacionalista más moderado. Pero, lo cierto, es que seguirá siendo él quien mueva los hilos en la sombra. 

Sucede igual en el PNV. Aunque Imanol Pradales, desde 2015 responsable de Infraestructuras y Desarrollo Territorial en la Diputación de Bizkaia, será quien se presente a las elecciones, el bastón de mando lo seguirá teniendo en su mano Andoni Ortuzar. Como lleva sucediendo desde siempre. Porque los nacionalistas vascos tienen una estructura peculiar, que separa su representación pública de los organismos internos. 

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De esta forma, el poder institucional recae sobre el Ejecutivo foral, mientras que el poder político lo ostenta el partido. Y en la cúpula del PNV no hay cambios a la vista. Ortuzar seguirá siendo presidente, a pesar de que lleva una década al frente y de que su formación, en este tiempo, no ha dejado de perder fuelle, como se pudo constatar ostensiblemente en las últimas citas electorales. 

A la baja

Tanto el 28-M como el 23-J, la fuerza más votada en el País Vasco fue Bildu. Primer aviso a un PNV que, a tenor de las encuestas, se aprecia cada vez como una opción más obsoleta entre los votantes vascos. La hegemonía histórica del PNV podría tener los días contados por factores como la falta de apoyos entre las nuevas generaciones. De ahí la elección de Pradales, un perfil cuyo principal activo es la edad: 47 años. Ortuzar tiene 61, Urkullu 62. 

De la candidatura de Bildu, todo apunta a que, de no presentarse Otegi, la elegida será una mujer. En las últimas elecciones, este partido ha conseguio unos resultados por encima de todo pronóstico. Entre otras cosas por su transformación de fuerza reaccionaria a un partido que forma parte del bloque progresista que sostiene a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados.

Para sacar adelante su reciente investidura, el presidente del Gobierno aceptó reunirse, por primera vez, con la portavoz de Bildu en el Congreso. La foto de ambos dirigentes estrechándose la mano despertó muchas suspicacias en la guardia pretoriana del PSOE. No así en la coalición vasca, que se sacude de todo estigma del pasado y deja de ser aquel partido al que había que ponerle un "cordón sanitario", como defendía el propio Sánchez antes de llegar a la Moncloa. 

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Consciente de que su historial como miembro de la banda terrorista ETA es una mancha para la imagen del partido, Arnaldo Otegi ha dejado caer en varias ocasiones que no será el candidato para los próximos comicios al Parlamento vasco. Eso sí, la decisión final la deja en manos de los suyos, jugando siempre al despiste. Tanto si se presenta, como si no, seguirá siendo él quien tome las decisiones trascendentales. Igual que Ortuzar en el PNV. 

Las posibilidades de que Bildu se haga con el poder en el País Vasco son reales. No obstante, en la actualidad el PNV gobierna con el apoyo del PSPV, por lo que la debacle tendría que afectar a ambos partidos para que los de Otegi consigan armar una mayoría suficiente que les permita llegar al poder. Porque lo que sí está descontado es que los socialistas no se coaligarán con otro partido que no sea el PNV

En este contexto podría darse la paradójica situación de que los nacionalistas y socialistas vascos, si se quedan cortos de escaños, necesiten el apoyo del PP para conservar la lehendakaritza. Recientemente, Alberto Núñez Feijóo renovó su partido y lanzó a Javier de Andrés al desafío contra el PNV, encargándole la misión de recultar a los votantes conservadores de la región vasca. Todo está abierto. 

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Este domingo, después de unos días con mucho ruido interno, el PNV oficializó el relevo. Fue en el acto por el 120 aniversario de la muerte del fundador, Sabino Arana. Para dejar constancia de su sintonía y, sobre todo, acallar cualquier polémica, Urkullu y el próximo candidato se fundieron en un abrazo. Una imagen de unidad y, a su vez, de recambio, para revertir una tendencia política que preocupa, y mucho, a los nacionalistas vascos.