El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, y el senador Gorka Elejabarrieta, el viernes en el Congreso.

El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, y el senador Gorka Elejabarrieta, el viernes en el Congreso. EH Bildu

Política INVESTIDURA

Por qué Otegi es el socio más dócil de Sánchez: las siete razones del idilio entre Bildu y el PSOE

Bildu aspira, entre otras cosas, a obtener como recompensa el Ayuntamiento de Pamplona, y la llave la tienen los socialistas navarros.

16 octubre, 2023 04:00
Javier Ojembarrena Alberto Lardiés

EH Bildu es la única formación política que ha prometido a Pedro Sánchez un apoyo sin condiciones a su investidura para mantenerse como presidente del Gobierno. No exige contrapartidas. No chantajea. No duda.

La coalición abertzale es, por tanto, el socio más sólido del Ejecutivo. ¿Por qué? Aquí se aportan al menos siete claves que explican esta actitud tan cantada en el País Vasco como sorprendente en Madrid.

1. Ser freno de PP y Vox

Desde Bildu lo han repetido en varias ocasiones, su objetivo en Madrid es impedir que "el bloque reaccionario, liderado por PP y Vox", llegue a conformar un gobierno. Una estrategia que en Euskadi le sirve como una gran herramienta para atraer al votante descontento del PNV y de Podemos. 

[Sánchez da la mano a Bildu y las víctimas lo condenan: "La 'foto del viernes 13' le perseguirá siempre"]

La coalición abertzale sabe que un gobierno del Partido Popular apoyado en la extrema derecha sería devastador para los objetivos soberanistas de la formación. Por eso, para Bildu "frenar a la ultraderecha es un mandato democrático", con el que dicen tener "absoluta responsabilidad y determinación". Algo que, sin ir más lejos, aseguraron el pasado viernes tras su reunión con Sánchez. 

2. Facilitar un cambio en Pamplona

El apoyo del partido dirigido por Arnaldo Otegi a la investidura de Pedro Sánchez puede ser incondicional, o así lo parece desde fuera, pero en política no hay nada gratis y aunque no lo pide explícitamente, Bildu tiene muy claro lo que quiere: el Ayuntamiento de Pamplona como recompensa.

Desde que en 2019 Joseba Asirón perdió el consistorio de la capital navarra, Bildu ha tratado de recuperarlo, y ahora tienen una oportunidad inmejorable. 

Con el bloque de la derecha (UPN y PP) y el bloque opositor (Bildu, Geroa Bai y Podemos) empatados con 10 ediles cada uno, es el Partido Socialista de Navarra el que conserva la llave para conformar un Ejecutivo en Pamplona.

Por eso, la posibilidad de que el PSN facilite una moción de censura contra Cristina Ibarrola en Pampona a modo de recompensa para Bildu no es nada descartable. Sobre todo teniendo en cuenta que el Ejecutivo Foral de María Chivite depende también de la coalición soberanista para gobernar. Y también que el PSOE acaba de facilitar al alcalde de Tafalla, Xabiel Alcuaz, de Bildu, que presida la Federación de Minicipios de Navarra.

3. Abonar pactos en Euskadi

Por otra parte, la buena relación del PSOE con los separatistas en Madrid es algo también exportable a Euskadi. Aunque el secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, ha dicho en varias ocasiones que a Bildu le hace falta un largo "recorrido ético" para convertirse en un socio válido, nada obsta para que en unos meses ese panorama cambie.

También Sánchez negaba cualquier posible pacto con la izquierda abertzale y finalmente ha acabado haciendo de Bildu uno de sus socios preferentes. Por eso, aunque la estrategia de la coalición independentista es muy diferente en los Parlamentos de Madrid y Vitoria, los pactos de la capital también los de Navarra pueden allanar el camino para que en País Vasco EH-Bildu y PSE-EE estrechen su relación. Por Bildu, desde luego, no será, toda vez que Otegi y los suyos saben que sólo gobernarán cuando el PSE decida cambiar de socio.

4. Sánchez sí cumplió con Bildu

En Bildu, por otra parte, no olvidan que Sánchez, que tiene una merecida fama de no cumplir los acuerdos con quienes le apoyan, sí cumplió con ellos en la pasada legislatura. Fue, en concreto, cuando acabó con la política de dispersión de presos de ETA. Algo que todavía hoy denuncian las asociaciones de víctimas del terrorismo. 

Ni el presidente del Gobierno ni los abertzales admitieron jamás que tuvieran un pacto al respecto. Tampoco hubo papel firmado. El PNV lo bautizó como el "acuerdo cinco a la semana", en boca del portavoz del PNV en el Parlamento vasco, Joseba Egibar: cinco reclusos etarras acercados cada viernes a cárceles del País Vasco y Navarra.

[El "acuerdo cinco a la semana" se traduce ya en 151 etarras acercados por Marlaska al País Vasco]

Asimismo, en la coalición liderada por Sortu no olvidan que Sánchez fue más que generoso en las contrapartidas que cedió a cambio del apoyo a los Presupuestos Generales del Estado.

5. El giro estratégico de Otegi

Otra clave tiene que ver con la estrategia de fondo de Bildu. En los últimos años, la coalición capitaneada por Otegi ha dado un giro que consiste en llegar a acuerdos tanto en el Congreso de los Diputados como en el Parlamento de Vitoria.

El objetivo es presentarse ante los ciudadanos como una opción real de gobierno, que apuesta por la estabilidad institucional. Para venderse a los votantes, en suma, como un partido más serio y creíble, menos rupturista. O, dicho de otro modo, para dejar de dar miedo. Por ello, sus críticos más radicales entre los independentistas vascos les llaman "socialdemócratas".

En este tiempo, Bildu ha apoyado los Presupuestos al Gobierno de PSOE y Podemos, sí, pero también ha llegado a prestar sus votos para que el Ejecutivo de Iñigo Urkullu aprobase las cuentas autonómicas. Una actitud impensable hasta hace poco y que ha tenido su reflejo en las urnas, con Otegi y sus correligionarios robando el espacio a Podemos en cada cita electoral.

6. Diferenciarse del PNV

Sin solución de continuidad, y aunque parezca contradictorio, Bildu apoya sin condiciones a Sánchez precisamente para diferenciarse del PNV. Históricamente, desde la izquierda abertzale siempre han acusado a los peneuvistas de "venderse por un plato de lentejas", de ser capaces de pactar con cualquiera si es a cambio de contrapartidas, de carecer de principios. 

Ahora Bildu pacta a todas horas, como ya se ha dicho, pero quiere dejar claro que lo hace por convicción y no sólo por sacar réditos para los ciudadanos vascos. Por así decirlo, quiere pactar con Sánchez como hace el PNV, pero quiere remarcar que lo hace no a cambio de prebendas y sí para frenar a la derecha, como se decía en la primera de las claves.

7. La cuestión soberanista y Cataluña

Por último, en Bildu creen, y así lo verbalizan en público, que con Sánchez en el Palacio de la Moncloa tienen más opciones de lograr avances en la cuestión territorial. Consideran que en la legislatura en ciernes, con un gobierno débil y de la mano de los partidos independentistas catalanes, disponen de una oportunidad casi única. 

Saben que no lograrán el derecho de autodeterminación, pero sí que al menos pelearán para que Sánchez les conceda el "reconocimiento nacional" de Euskadi. O sea, tienen más posibilidades que nunca de dar un paso hacia el sueño independentista que comparten con Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, cada uno en su territorio.