Ilustración: Tomás Serrano.

Ilustración: Tomás Serrano.

Política CRISIS EN UCRANIA

El Gobierno, aturdido, trata de maquillar el menosprecio de Biden a Sánchez : "No nos ignoran"

El desaire llega 24 horas después de las imágenes de Sánchez al teléfono en Moncloa y 24 horas antes de las explicaciones de Albares al Congreso.

25 enero, 2022 06:03

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Mientras Olaf Scholz, Emmanuel Macron y Mario Draghi le ponían pegas, y Boris Johnson junto al polaco Andrzej Duda se mostraban firmes en el apoyo a la posición estadounidense, Pedro Sánchez quedaba excluido de la cita clave con Joe BidenEn la convocatoria estaban también el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y los dos presidentes europeos: la de la Comisión, Ursula von der Leyen; y el del Consejo Charles Michel. La sensación en Moncloa era de aturdimiento total.

El anfitrión de la próxima cumbre de la OTAN, en la que se fijará el "nuevo concepto estratégico" de la Alianza, no estaba invitado a la videoconferencia convocada de urgencia por el presidente de EEUU para "consultar y coordinar con los líderes europeos y aliados transatlánticos" una respuesta "a la escalada militar de Rusia en las fronteras de Ucrania".

Después de la escenificación de Moncloa el fin de semana, el golpe es aún mayor: presidencia del Gobierno remitió fotos a los medios en las que se veía a Sánchez en mangas de camisa dialogando con líderes internacionales por la crisis de Ucrania. Además, el "doloroso bofetón" -como lo calificaba un embajador español, en conversación con este periódico- llegaba a sólo 24 horas de que José Manuel Albares comparezca en el Congreso para dar explicaciones. El ministro de Exteriores, de hecho, estuvo hace sólo una semana en Washington, reunido con el secretario de Estado, Antony Blinken

José manuel Albares y Antoni Blinken en la sede del Departamento de Estado en Washington (EEUU).

José manuel Albares y Antoni Blinken en la sede del Departamento de Estado en Washington (EEUU). MAUC

Y a esa cita se remiten fuentes de su departamento para maquillar el menosprecio que supone quedarse fuera de la videoconferencia, después de haber sido el primer país aliado que comprometió públicamente el envío de tropas por mar (dos buques al Mar Negro), aire (seis cazas a Bulgaria) y tierra (soldados desplegados en Letonia). 

"España ha sido el país que más contacto directo ha tenido con la Administración Biden en las últimas semanas", explicaba un portavoz del entorno de Albares anoche a este periódico. "No nos ignoran". De hecho, añaden las fuentes, "ya estamos concertados, ellos conocen nuestra posición de primera mano y nosotros conocemos la suya de la misma forma".

En las palabras de esta persona del entorno más cercano al ministro, se recordaba no sólo la cita "cara a cara" con Blinken, sino las reuniones con Nancy Pelosi -líder de la mayoría demócrata-, y con miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. "Además, ayer Pedro Sánchez estuvo hablando con Stoltenberg", recordaban las fuentes, que trataban de justificar la presencia de los líderes de Italia y Polonia en que "Roma ocupa la Presidencia del G-7 y Varsovia, la de la OSCE".

Críticas de la oposición

"Pero siempre es un error compararse con Italia o Polonia", apunta un diplomático a este diario, "aparte del peso económico y militar, ellos son países clave en la historia geopolítica de Europa... y España lleva siglos siendo periférica". Lo cierto es que éste es un revés que, se temen fuentes no oficiales de Exteriores, "le van a afear a Albares este martes en el Congreso". La oposición, de hecho, marcaba terreno anoche.

Al mismo tiempo molesta con el varapalo y cargada de reproches, la diputada del PP Valentina Martínez Ferro, reconvenía al Ejecutivo por "no tomarse en serio a sí mismo en medio de una crisis muy grave". La secretaria popular de Relaciones Internacionales exigía, en conversación con este periódico, "que el Gobierno dé un mensaje claro de unidad de todos sus miembros y no mensajes discordantes".

Por su parte, Edmundo Bal, lamentaba profundamente la exclusión de España. "A Sánchez en este tema le exigimos dos cosas, directamente relacionadas con el hecho de no estar convocado a esta reunión", apuntaba el portavoz de Ciudadanos: "Que tenga más liderazgo en la esfera internacional donde todo el mundo tiene la sensación de que España está desaparecida y además", en consonancia con las críticas de los diplomáticos consultados, "que hable por todo el Gobierno de España, desautorizando las manifestaciones de Podemos". 

Joe Biden, seguido por Pedro Sánchez en la cumbre de la OTAN en Bruselas.

Joe Biden, seguido por Pedro Sánchez en la cumbre de la OTAN en Bruselas.

En medios diplomáticos, de hecho, se ha asumido el desaire con una mezcla de resignación y dolor. Resignación porque "no es sorpresiva, era una decisión esperable", a la vista de otros episodios como el de la cumbre de la OTAN en Bruselas. Y dolor porque "esto no ha podido sentar bien, porque ocurre entre el viaje de Albares a Washington y la cumbre de la OTAN, que era un buen motivo para haber incluido a España en la convocatoria". 

"Posición consistente"

Así lo explica otro embajador español: "A un país se le otorga predicamento en el escenario internacional cuando tiene una posición consistente". Por ejemplo, y como se demostró en la reunión con Biden, "tanto Alemania como Francia e Italia ya han dejado claro que no quieren disuasión, sólo diplomacia y negociación".

Al mismo tiempo, "Reino Unido y Polonia son tan beligerantes con Rusia como lo está siendo Estados Unidos", cada uno por sus motivos. Londres por su decidido atlantismo -acrecentado, o liberado, tras el brexit- y Varsovia "por su miedo existencial a Rusia".

En este punto, ¿tendría sentido haber incluido a España entre los socios y aliados "más fiables y comprometidos"?

Sería posible si no fuera, explican los analistas consultados, porque en el Gobierno español hay "ministros comunistas". Y no es tanto que eso tenga un peso específico, sino que, opina otro embajador, "Albares dijo una cosa en la sede del Departamento de estado y al llegar a España ya empezó a recoger velas, por el problema de tener que medirse con Unidas Podemos" y su beligerancia abierta y pública con la posición del Ejecutivo.

Por otro lado, continúa este analista, "es importante, para que tu voz sea escuchada, que un dossier te afecte de manera directa". Porque si entra España a la videollamada, explican las fuentes diplomáticas, "¿por qué no Rumanía, que tiene un peso militar mayor y es estratégico en este punto, o Países Bajos, que es un aliado tradicional? En algún punto hay que poner la raya". Y para eso, EEUU lo tiene claro: convocan a los que nadie va a poner en duda, explican los expertos.

"Algo a cambio"

A España, la crisis ruso-ucraniana no le toca directamente, por mucho que vaya a alojar en junio la cumbre de la OTAN que pondrá en palabras el significado de que la Alianza considere "a China un rival" y "a Rusia un enemigo".

En realidad, y como ya informó este diario, el viaje de Albares a Washington tenía otro objetivo principal, pedirle a EEUU el apoyo en la crisis con Marruecos que no encuentra en Francia ni en Alemania. París por tradición y Berlín "por sorpresa e interés", admiten fuentes cercanas a Sánchez, están complicando la posición española respecto al Sáhara Occidental y dificultando la resolución del conflicto con el Gobierno de Mohamed VI.

"Y eso lo detecta un socio enorme y principal como Estados Unidos", cuyo despliegue en relaciones internacionales es infinitamente mayor que el de España. "No puedes ir a ofrecerle un apoyo menor pidiendo a cambio algo que no le conviene darte".

De hecho, fuentes socialistas admiten que en Washington "aún no han olvidado lo de Zapatero, cuando no se levantó ante la bandera estadounidense en el desfile del 12 de octubre de 2003". Sorprende que el mal en las relaciones con EEUU se arrastre ya dos décadas y no se haya arreglado, "pero es que lo primero que hizo Zapatero después de tomar posesión fue ordenar la salida de las tropas de Irak sin darle tiempo a los aliados a organizar el relevo", completa este analista cercano al PSOE.

José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE, permanece sentado ante la bandera de EEUU, el 12-O de 2003, en Madrid.

José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE, permanece sentado ante la bandera de EEUU, el 12-O de 2003, en Madrid. E.E.

"Es un problema estructural con Washington", aclara uno de los embajadores contactados "Y sólo dos presidentes supieron hacerse útiles y contaron en EEUU", remacha: "Felipe González, por Iberoamérica, donde era aliado de Bush [padre] y José María Aznar, que supo entrar en los círculos republicanos y le apoyó en el tema de Irak".

Quizás eso es lo que más daño hace en Moncloa, que haya sido un presidente demócrata el que no haya aceptado la solicitud, "escenificada con tanta publicidad", para entrar en el club de los elegidos. "Pero es que su Gobierno no genera confianza, ni aporta nada a los americanos", cierra uno de los diplomáticos consultados.

La popular Martínez Ferro lo pone en palabras más crudas: "No debería forzar la realidad con fotos porque, deberían de haber aprendido ya, los hechos siempre les desmienten", apunta. Y añade que "29 segundos son 29 segundos", en referencia al episodio de la caminata de 20 metros de Sánchez tras Biden en la cumbre de la OTAN de Bruselas el verano pasado, "y no tener interlocución no es colgarte al teléfono, es no estar en la llamada clave".