Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Héctor Gómez, portavoz del PSOE en el Congreso.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Héctor Gómez, portavoz del PSOE en el Congreso. Efe

Política CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

El PSOE busca alternativas a PNV y ERC para evitar tramitar como proyecto de ley la reforma laboral

Las cuentas, muy ajustadas, pasarían siempre por un acercamiento a Cs. Los socialistas temen una negociación larga y que la CEOE abandone el pacto.

29 diciembre, 2021 03:04
Alberto D. Prieto Eduardo Ortega Socorro

El Gobierno es consciente de que se ha quedado solo. Sus socios habituales del Congreso, la llamada "mayoría de la investidura" que le acaba de aprobar los Presupuestos de 2022, ya le han dicho que no piensan apoyar su reforma laboral. Ni Esquerra, ni Bildu ni el PNV están dispuestos a convalidar el decreto que salía este martes del Consejo de Ministros. El Gobierno tiene ahora 30 días para convalidarlo en el Congreso... es decir, para convencerlos.

La dirección de los grupos parlamentarios del PSOE y de Unidas Podemos tiene el encargo de arreglar el asunto. La primera y principal encomienda que tienen tanto Héctor Gómez como Pablo Echenique es la de lograr que el decreto se convalide en una sola votación y el texto legal, que ha entrado en vigor este mismo miércoles, quede consolidado. 

Pero para lograr eso, los dos portavoces de los partidos que conforman el Gobierno de coalición tienen que buscar alternativas. Ya han comenzado los sondeos con los grupos pequeños de la Cámara. Este periódico ha podido saber que desde el lado socialista ya se ha contactado con PDeCAT (4 diputados), Más País-Equo-Compromís (3), BNG (1) y Teruel Existe (1). No todos sus votos están comprometidos, pero la disposición es buena.

Esta operación precisa, siempre y en todo caso, la participación de Ciudadanos. El pasado domingo, este diario ya informaba de la disposición de los liberales para negociar. Fuentes del partido de Inés Arrimadas, conocedoras de las dificultades de los socialistas, se felicitaron de la posibilidad de ser "decisivos" en una votación clave. "Hemos revisado la reforma y hay cosas que no nos gustan, pero si nos llaman y aceptan enmiendas..."

¿Una abstención del PNV?

De momento, nadie ha llamado a nadie. Y aun así, las cuentas, aun así estarían muy ajustadas. PSOE y Unidas Podemos suman 155 escaños.

Pero Ciudadanos ya no son 10, sino nueve, desde que el mes de marzo pasado Pablo Cambronero dejó la disciplina y se fue al Grupo Mixto. Además, otra formación pequeña, la de los diputados canarios, cambia en breve de composición... Nueva Canarias -socia del PSOE en las islas- deja su escaño para dar entrada a otro diputado de Coalición Canaria -más proclive al PP-... y así, las cuentas sólo salen con una abstención del PNV.

Pero a los nacionalistas vascos, el PSOE los ha dado prácticamente por perdidos en esta votación. Aitor Esteban, su portavoz, ya ha transmitido a su homólogo socialista que si no hay "prelación de los convenios autonómicos", se pueden olvidar de ellos.

Ni siquiera le hace mella el argumento de que la reforma laboral es producto de un "pacto social histórico". Porque UGT y CCOO son sindicatos muy minoritarios en el País Vasco, y el peso de economía social y de las cooperativas en la región genera un ecosistema que nada tiene que ver con el del resto de España.

Darse tiempo

Con esta argumentación, la única opción que le quedaría al Gobierno es la de intentar pasar la votación a cambio de la promesa de tramitar la reforma como proyecto de ley. Así, se darían tiempo para "mejorar" la redacción del texto legal vía enmiendas. Y en ese lapso de tiempo, el texto estaría en vigor, se podrían ver sus "efectos beneficiosos" y, finalmente, siempre habría otras iniciativas con las que mercadear.

Mertxe Aizpurua (Bildu), Gabriel Rufián (ERC) y Aitor esteban (PNV), portavoces de los socios parlamentarios del Gobierno.

Mertxe Aizpurua (Bildu), Gabriel Rufián (ERC) y Aitor esteban (PNV), portavoces de los socios parlamentarios del Gobierno. Efe

La oferta, de inicio, se ha trasladado a los portavoces de las dos formaciones independentistas, el republicano Gabriel Rufián y la bildutarra Mertxe Aizpurua. ERC y Bildu tienen un acuerdo de estrategia parlamentaria y lo que vota uno lo vota el otro. Sólo en ocasiones excepcionales hay desmarques, y siempre pactados.

Así, sus 18 votos conjuntos, pesan mucho más que los 13 más 5 respectivos, porque le otorgan a Pedro Sánchez el colchón clave para lograr mayorías en el Congreso.

Al PNV se le ha dejado, por el momento, fuera de la operación. "Ellos y Bildu se marcan el terreno, a ver quién es más nacionalista-conseguidor", explica una fuente del PSOE, dando a entender que, en este caso, sólo hay opciones de convencer a los abertzales.

Dos problemas

Y es que desde el Gobierno se mantiene una voluntad férrea de evitar cualquier cambio en el real decreto-ley de la reforma laboral. Aunque se muestran abiertos al diálogo con ERC y Bildu, consideran que el acuerdo alcanzado con CEOE, Cepyme, CCOO y UGT debe conservar su pureza "al máximo".

La única ventaja de aceptar la tramitación de la norma como proyecto de ley sería la de negociar las enmiendas que exijan las izquierdas independentistas. Pero eso generaría dos problemas, que se admiten en el entorno del Gobierno.

El primero, que la CEOE abandonaría el pacto. "Y no es un escenario que queramos contemplar", apunta una fuente socialista. El segundo, que daría tiempo a que cogiera fuerza el mensaje de que "esto no es una derogación, ni por aproximación", de la reforma laboral del PP.

Con todo, la propia Yolanda Díaz no descarta que suceda un fenómeno similar a lo ocurrido hace unos meses con la ley Rider. El Congreso obligó al Gobierno a tramitar el real decreto-ley correspondiente como proyecto de ley. Sin embargo, durante el proceso de enmiendas y su aprobación final, el texto no sufrió cambios.

El Gobierno se agarra a esta posibilidad ante las importantes críticas de ERC y EH-Bildu al contenido de una reforma laboral pactada con los agentes sociales. De hecho, han considerado que el Ejecutivo "vende humo".

El Gobierno espera que estas posturas no sean más que eso, posturas. Pero Aizpurua fue muy clara este martes: "Solicitaremos que se tramite como proyecto de ley, y si queda tal y como está redactada en estos momentos, no contará con nuestro apoyo", sentenció la portavoz de Bildu. "Tienen que cambiar muchas cosas para que realmente sirva en defensa de los trabajadores y trabajadoras".

Desde el Ejecutivo apuntan que si los independentistas vascos y catalanes no avalan la reforma laboral, estarán vetando mejoras para los trabajadores y se estarán poniendo del lado de PP y Vox. "Y ésa es la baza negociadora", apuntan las fuentes, "ellos serían los que tendrían que explicar a su electorado que prefieren la ley del PP que arrebataba derechos a los trabajadores".

De hecho, según indican desde el Ejecutivo, los grupos parlamentarios han tenido conocimiento en todo momento de las negociaciones celebradas con los agentes sociales, y ha habido información constante sobre el contenido de la reforma laboral y su evolución.

De ahí que la vicepresidenta Díaz fuera especialmente beligerante con el Partido Popular en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros: "El no por el no hace mucho daño a España", sentenció la vicepresidenta segunda.

La realidad es que ni remotamente espera la líder de Unidas Podemos que los populares vayan a rectificar y suicidar su reforma de 2012. Lo que sí hacía Díaz con esas palabras es ponerse la venda antes de la herida, señalando al PP como culpable... de que sus socios la puedan dejar tirada, con una reforma de freno y marcha atrás un mes después de entrar en vigor, y sin los fondos de recuperación europeos.