Ayuso, Casado y Martínez-Almeida.

Ayuso, Casado y Martínez-Almeida. EFE

Política PP MADRID

Ayuso pierde su pulso con Génova: el congreso del PP de Madrid no se adelantará a enero

Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida se muestran conciliadores en la reunión de la Junta Directiva de Madrid. 

30 octubre, 2021 06:56

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Después de una semana de duro recrudecimiento de las hostilidades entre Isabel Díaz Ayuso y Génova a cuenta, de nuevo, del control del PP de Madrid, la presidenta autonómica perdía su pulso con la dirección de Pablo Casado sobre la convocatoria del congreso regional. Los ayusistas, entre ellos destacadamente la ex presidenta madrileña Esperanza Aguirre, que como tal es miembro nato de la Junta Directiva del PP de Madrid que se reunía este viernes, llegaban al encuentro reclamando que el cónclave regional sea cuanto antes. O en palabras de la propia Aguirre, de las más locuaces ante la prensa antes y después del encuentro, que no haya "dilaciones indebidas".

Ayuso se manifestaba también al respecto ante los medios: "Espero que se celebre lo antes que se pueda, porque es bueno para los programas electorales, para los candidatos... para coger la fuerza de las elecciones últimas y trasladarla a todos los municipios de la Comunidad de Madrid".

La petición de la presidenta, quien afirmaba que en cualquier caso acataría la decisión final, era trasladada por ella misma y otros miembros de la Junta Directiva en la reunión a puerta cerrada, según varios de los asistentes a la misma consultados por EL ESPAÑOL.

Pero mientras algunos aseguran que el presidente interino del PP de Madrid, Pío García Escudero, se había comprometido a trasladar ese "sentir general" en favor del adelanto a la dirección nacional; otros, los más próximos a la dirección nacional y al alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, lo niegan tajantemente. "Pío lo único que ha hecho es decir, cuando ya la reunión estaba muy avanzada, que trasladaría a la dirección nacional que hay personas que tienen esa opinión" señala uno de los asistentes. 

Fuentes de la dirección regional del partido aseguran que nada ha cambiado con respecto al calendario, y que el congreso del PP de Madrid, para el que Ayuso volvía a confirmar su candidatura, se celebrará en algún momento del primer semestre de 2022, sin acelerar en absoluto su convocatoria al próximo mes de enero. "Como acordó la Junta Directiva Nacional [el máximo órgano entre congresos] en la que ella [Ayuso] estaba presente y como se hace con el resto de comunidades uniprovinciales" aseguran a este periódico esas mismas fuentes.

Ayuso y Casado.

Ayuso y Casado. EFE

Fuentes próximas a Ayuso admiten no saber si sus peticiones sobre el calendario serán atendidas, pero consideran que en el encuentro de este viernes se respiraban "ganas de que llegue el congreso y mirar para adelante" y de que haya "normalidad" en las relaciones internas. 

Entre el sector de Almeida, inclinado en este conflicto interno del lado de la dirección nacional (el secretario general, Teodoro García Egea, se ausentaba del encuentro por razones relacionadas con su reciente paternidad) cunde ahora una sensación de que Ayuso y sus partidarios plantearon durante toda la semana una guerra demasiado dura para lo que luego se sustanció al verse las caras.

"¿Esto era todo?" se preguntan retóricamente, en alusión a varias de las reivindicaciones que se habían planteado previamente. Singularmente el capítulo de "nombramientos" en varios municipios, de cuya posible irregularidad alertó el equipo de Ayuso. Ese mismo equipo celebraba que "finalmente han dado marcha atrás" y "pasan a ser presidentes en estos lugares los respectivos secretarios generales". Ante esta versión de los hechos los miembros de la dirección regional se echan las manos a la cabeza, asegurando que se trata simplemente de relevos ordinarios en cuatro pequeños municipios de la Comunidad de Madrid (Miraflores de la Sierra, Pedrezuela, Ribatejada y Torres de la Alameda) que apenas reúnen a once afiliados al corriente de pago, un 0,01% de la militancia total. 

Adelantar o no

Pero sin duda la cuestión del calendario para el congreso del PP madrileño y otras cuestiones derivadas centraban los principales rifirrafes ocurridos en la reunión. Esperanza Aguirre argumentaba, en línea con lo dicho a la prensa por Ayuso, que era necesario hacer el cónclave cuanto antes y tener la nueva dirección para acometer "con tiempo", decía la expresidenta, la preparación de las candidaturas municipales de 2023.

Varios de los presentes le replicaban, e incluso uno de ellos, antiguo candidato a la alcaldía de una importante ciudad del sur, lo hacía en primera persona: "Esperanza, tú me designaste con apenas mes y medio de antelación" le reprochaba. 

Aunque la tensión con la antigua líder del partido no llegaba a desbordarse, dado que además tanto Ayuso como Almeida tenían sendas intervenciones en tono muy conciliador y con elogios recíprocos, algunos pasada la reunión confiesan que tuvieron la tentación de recordarle a Aguirre y a otros intervinientes el estado en el que dejaron al PP madrileño. "Estábamos hundidos electoralmente y con dos ex secretarios generales en la cárcel" afirman, en referencia a Ignacio González y Francisco Granados.  

Sí saltaban chispas entre García Escudero y uno de los dos consejeros del Gobierno de la Puerta del Sol presentes en la reunión, el titular de Economía y Hacienda, Javier Fernández Lasquetty, quien se refirió al carácter interino de la dirección regional (nombrada tras la dimisión de Cristina Cifuentes en 2018) afirmando que ya estaba durando muchos años. García Escudero, ex presidente del Senado, le interrumpía, "perdone consejero", y negaba que él estuviese al frente de una dirección interina o una gestora ya que, argumentaba, el grueso de la dirección autonómica del PP se mantuvo salvo su líder, él mismo, y su número dos, puesto para el que Casado, que heredó esa situación de Mariano Rajoy, nombró a Ana Camins

En síntesis, las razones de fondo del conflicto entre Ayuso y la dirección nacional siguen intactas, aun cuando la presidenta madrileña tratase de ahuyentarlas en su discurso. Lo hizo hablando expresamente de que no quería "ni concentraciones de poder ni híper liderazgos", poniendo así sobre la mesa los grandes temores que, sotto voce, tiene Génova hacia el hecho de que de nuevo el poder instituicional y el órganico, como en tiempos de Aguirre, recaiga en una misma persona.