La escritora argentina Antonella Marty (Rosario, 1992) acaba de publicar 'El manual liberal'.

La escritora argentina Antonella Marty (Rosario, 1992) acaba de publicar 'El manual liberal'. Cedida

Política ENTREVISTA

Antonella Marty, la nueva musa liberal: "Podemos no se combate con Vox; ambos son nefastos y tóxicos"

"El liberalismo no es el centro político" / "Vox no es liberal ni siquiera en lo económico" / "Tanto la izquierda como la derecha quieren imponer su modelo de vida".

31 mayo, 2021 01:17

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La argentina Antonella Marty (Rosario, 1992) es politóloga, escritora y conferenciante, además de directora de la Fundación Libertad y fellow de la Fundación Internacional para la Libertad de Madrid. Pese a su juventud, su popularidad trasciende fronteras y ya hay quien ve en ella una nueva musa del liberalismo.

Marty acaba de publicar El manual liberal (Deusto, 2021), un libro que coordina y en el que aparecen voces tan autorizadas como las de Mario Vargas Llosa, Tom G. Palmer, Gloria Álvarez o María Blanco. Con él pretende desplegar "los mejores argumentos en favor de un pensamiento sin prejuicios y antidogmático".

Y es que la autora argentina sostiene que el liberalismo se ha vuelto más necesario que nunca para "dejar a un lado los colectivismos tanto de izquierdas como de derechas". En España, dice, representados por Podemos y Vox.

Sobre el liberalismo, el centro político, los populismos y la batalla cultural oscila su parla con EL ESPAÑOL, bien regada de referencias a Friedrich Hayek, Ayn Rand o Deirdre McCloskey. Como no podía ser de otra forma.

Aunque hay controversia al respecto, la mayoría de los expertos señalan que el liberalismo nace como doctrina filosófica y política en el siglo XVI. ¿Qué significa ser liberal en el siglo XXI?

Ser liberal hoy es creer que los seres humanos somos libres para vivir nuestra vida como más nos guste mientras respetemos esa libertad en el resto de las personas. Un liberal sabe que su vida no le pertenece a nadie más que a él mismo. Y también que uno no es dueño de la vida de los demás. Ahí está la clave.

Hay tres ejes que definen qué es ser liberal. El primero, la igualdad ante la ley. El liberalismo no discrimina, por color de piel, orientación sexual, creencia religiosa o lugar de nacimiento. Esto sí lo hace el socialismo o el conservadurismo.

Después, que mi libertad de mover mis manos termina donde está la nariz del otro. El llamado principio de no agresión. Y por último que mis libertades o derechos no terminan donde empiezan los sentimientos de los demás. El liberalismo es una filosofía de vida que defiende el derecho a la libertad de todos los individuos. Una convivencia pacífica donde nadie busca imponer su voluntad y donde impera el respeto mutuo. La vida liberal está regida por contratos voluntarios entre adultos.

Hoy hay quien habla de "neoliberalismo".

Las personas que usan el concepto "neoliberal" muestran una ignorancia muy grande. Cuando a un liberal se le llama neoliberal es porque se desconoce lo que es el liberalismo y se recurre a un concepto manipulado por la izquierda que ha hecho, como dice Mario Vargas Llosa, que la palabra liberal se haya vuelto una mala palabra. 

Es el concepto que ha utilizado la izquierda para llamar de manera peyorativa al liberalismo e identificarlo con algo que realmente no es. Cuando preguntas qué es ser neoliberal te llevan a los noventa, y eso que entonces tampoco hubo un liberalismo o una libertad económica. Se refieren a países en los que se apelaba al gasto público, a privatizaciones corruptas y al capitalismo de amigos. Muchas veces a lo que se refieren con neoliberalismo es a una especia de mercantilismo.

¿Percibe esos ataques desde la derecha?

Los liberales estamos atacados desde todos los lados, tanto de la izquierda como la derecha. Unos te llaman neoliberal y los otros te llaman liberprogre, pero ambos muestran su enorme ignorancia. Desconocen la historia del liberalismo en su sentido más humano, su historia de defensa de las libertades: el feminismo liberal, la legalización de las drogas, la tolerancia religiosa, la defensa de la libre inmigración… Se desconoce y se acusa al liberalismo de cosas que no son. Lo mismo pasa con la globalización o el capitalismo.

¿También se malentiende el capitalismo?

La crisis de 2008 no fue causada por el capitalismo, como se dice. Fue la consecuencia de una excesiva regulación del Estado dentro de los mercados. Y ahí la consecuencia, pero se acusa al libre mercado de cosas que no ha hecho. El liberalismo y el capitalismo han provocado los más grandes avances de toda la humanidad.

Usted sostiene en el libro que lo revolucionario hoy en día es ser liberal. En este sentido, Mario Vargas Llosa dice que el liberalismo es "el enemigo del fanatismo". ¿Se sienten predicando en el desierto?

Hace diez años cuando empecé dentro del movimiento liberal sí que se sentía un poco así, incluso más desde la juventud. Cuando armamos el grupo joven Fundación Libertad hace ya diez años no se veía este movimiento donde ves a jóvenes y personalidades hablando de estas ideas. Eso no pasaba antes.

Hoy creo que cada vez más individuos han caído en la importancia de la racionalidad contra el dogmatismo o la fe. Lo que el liberalismo permite es que puedas pensar por ti mismo, que no seas parte de la masa o rebaño y digas sí a todo lo que una autoridad superior te obliga a llevar a cabo. Está creciendo cada vez más la presencia de personas que reivindican la libertad.

Frente a ustedes, no faltan autores (como el filósofo Gregorio Luri) que opinan que lo revolucionario hoy en día es ser conservador.

Es muy importante diferenciar el liberalismo del conservadurismo...

¿No se puede ser conservador en lo social y liberal en lo económico?

Eso es totalmente incongruente. O eres liberal o no eres liberal. No eres liberal sólo en lo económico. ¿Y en el resto qué eres? ¿Fascista? ¿Estatista? Muchos conservadores se aferran al liberalismo porque encuentran ahí una máscara donde esconder esas ideas colectivistas, inquisidoras o de estatismo emocional que quieren imponer. El liberalismo está muy lejos del conservadurismo, de los nacionalismos o de eso que se denomina la derecha.

Yo celebro mucho el trabajo de Gloria Álvarez al exponer la verdadera cara del colectivismo de derechas que se ha camuflado durante todas estas décadas. Pienso en Vox, en Le Pen, Orban, Donald Trump, Bolsonaro o Mateo Salvini. Todos estos personajes juegan a ser liberales, pero ni siquiera son liberales en lo económico.

Esto lo explica bien Juan Ramón Rallo: el liberalismo combate tanto los colectivismos de izquierdas como los colectivismos de derechas, y eso hay que decirlo. El conservadurismo es temeroso ante los cambios o ante todo que choque con su modelo ideal de revista de los años 50. O incluso del siglo XII si quieres llevarlo más atrás. La realidad es que tanto desde la izquierda como desde la derecha se ha buscado la imposición de la "buena" sociedad desde la coerción del Estado.

El eje izquierda-derecha parece agotado para explicar la complejidad de corrientes que anidan en nuestras democracias occidentales. ¿Es preferible hablar de liberalismo versus populismos?

Sí, incluso podríamos decir entre individualismo y colectivismo o entre razón y misticismo o entre egoísmo racional y altruismo, por traer los conceptos de la filosofía objetivista de Ayn Rand. Si hablamos de izquierda y derecha, hablamos de dos modelos que buscan imponer un modelo de vida. Ambos rechazan la libertad, el liberalismo, la tolerancia y la pluralidad. 

¿En su opinión, son igualmente liberticidas los socialistas y los conservadores?

Ambos se encuentran en el mismo sendero. Insisto en Ayn Rand: tanto el conservadurismo como el socialismo niegan la razón. Están en un estado de constante rechazo con la idea de la razón; pretenden un dogmatismo o un misticismo ya sea desde la parte emocional o desde lo que te toca el bolsillo. 

Los movimientos de izquierda reniegan del capitalismo, de la creación de riqueza y después terminan siendo los más ricos. Ahí la hipocresía del marxista. Pero luego tienes al conservadurismo que hace lo mismo con las libertades económicas y con el estatismo emocional al que recurre. Es decir, regular a través del Estado una moral que ellos creen mejor para el resto de la sociedad. Si no la acatas, estás excluido y no puedes gozar de tus derechos.

¿Cree que el liberalismo como doctrina está bien representado por algún partido político en España?

Si lo vemos en su manera más cabal y completa creo que está en el Partido Libertario. Y cuando uno habla de socialismo y conservadurismo piensa en Podemos y Vox. Son las dos partes que conforman el péndulo que profundiza y termina agravando el respeto por las libertades y derechos de los individuos. Hay que entender que el populismo de izquierdas no se combate con un populismo de derechas; un Podemos no se combate con Vox. Ambos son totalmente nefastos y tóxicos para el desenvolvimiento de la libertad y el desarrollo de una sociedad.

Llama la atención que hable del Partido Libertario porque es un partido muy minoritario en España. El liberalismo tiende a asociarse a Ciudadanos. 

Si uno analiza el estado de los partidos libertarios por el mundo, es complicado. Hemos tenido un sistema político manejado por estos modelos izquierda-derecha y eso nos ha llevado al declive. Fíjate en Estados Unidos: demócratas o republicanos. El Partido Libertario también está, pero a la candidata no la dejaron asistir al debate presidencial.

Hay un modelo que rechaza y cierra caminos, que no permite defender la libertad de manera completa y absoluta porque a la izquierda y a la derecha les cerraría puertas a sus distintos negocios. Si vamos a la izquierda tenemos el modelo bolivariano (Venezuela, Cuba), que fue el gran germen de Podemos. Podemos se funda incluso en términos financieros gracias a ese dinero de las narcotiranías de Venezuela y Cuba a través de compañías que enlazaban Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero…

Pero luego tienes una derecha que se moviliza y que está encabezada por la visión de Orban de una Europa cerrada, hermética, que recurra una vez más a la moral religiosa como política. Y que está resurgiendo por todo el mundo.

¿Existe el centro político?

El centro político puede existir, pero el liberalismo tampoco se ubica ahí. Siempre se asocia al liberal con el centro, pero en realidad el liberalismo, y esto lo explica McCloskey, no entra en ese mapa izquierda-derecha. 

La izquierda ya sabemos lo que piensa de sus dictaduras, pero la derecha también cree que hay dictaduras buenas o menos malas, benevolentes. Los liberales rechazamos todas las dictaduras. No hay dictaduras tolerables. Hay personajes que se reivindican liberales o del centro político y luego defienden a Pinochet en Chile o a Franco en España. Uno los ve utilizando consignas supuestamente liberales, pero eso es una contradicción en términos completa. Un liberal jamás puede defender a un Pinochet o a un Franco 

También afirma que el liberalismo apuesta por la "libre competición entre culturas". ¿Qué opina de la "batalla cultural"?

En el concepto de "batalla cultural" estamos apelando a términos bélicos para hablar de la cultura. Cuando hablamos de "batalla" estamos hablando de algo que apela a la violencia para ser impuesta, muy distinto de lo que es la libre competencia de ideas. Es un término que viene de Gramsci, y que es utilizado por la izquierda, pero también por la derecha. Es la derecha quien habla ahora constantemente de ello.

La derecha habla de ello porque considera que, de un tiempo a esta parte, es la izquierda quien detenta la hegemonía cultural.

Creen eso y creen que para eso deben imponer su propia cultura. No creen en la libre competencia de culturas. Como no les gusta eso, quieren imponer lo otro. Y por eso recaen en la batalla cultural. Son dos conceptos colectivistas y totalitarios que quieren imponerse y que no quieren que sean los individuos quienes bajo su propia razón y ética puedan decidir su corriente política, sus creencias religiosas o cómo proyectar sus libertades individuales. Ambos quieren imponer un modelo de vida, tanto la izquierda como la derecha.

Reniego del concepto de batalla cultural porque no creo que la cultura deba ser identificada en términos bélicos. La cultura es una manifestación espontánea, como el lenguaje o el mercado. Es el conjunto de decisiones individuales que se han tomado a lo largo de la Historia. Cuando quieres imponer una cultura, estás tratando de imponer un modo de vida. Y lo haces a través del Estado. Es decir, de la coerción.

¿Cómo pueden las democracias occidentales librarse de los populismos?

Lo primero que hay que hacer es identificar qué tipo de filosofía sigue una nación, una sociedad. Acá hemos visto que hay siglos y siglos de una tradición filosófica que rechaza la racionalidad, el egoísmo racional y el eje central de la razón. Por encima de eso coloca el colectivismo, el dogma, la fe, la creencia en deidades que nos van a solucionar la vida y a quien debemos responder sin usar la razón.

Hemos rechazado la razón y caemos una y otra vez en estos modelos que buscan imponer un dogma. La moralidad es un código de normas que sirven para guiar las elecciones de los individuos y buscar lo correcto. ¿Cuál ha sido el código moral que todavía prima? El altruismo. 

Ayn Rand de nuevo.

El principio básico del código moral altruista es que el ser humano no tiene derecho a existir para su propio beneficio. Hay que servir a otros constantemente y esa es la única justificación de la existencia. Además, el autosacrificio es virtud. Cuando hablamos de altruismo no hay que confundirlo con buena fe o respeto por los derechos de los demás. Es la antítesis. El autosacrificio es la autodestrucción de la mente humana.

Si recaemos una y otra vez en filosofías colectivistas que rechazan la razón e imponen el altruismo, que nos ha llevado a la debacle, seguiremos transitando por un periodo de crisis moral y filosófica. La filosofía que debe primar es el liberalismo: el ser humano tiene derecho a existir en su propio beneficio.

Para los conservadores, tu existencia debe efectuar esa moral religiosa que te quieren imponer a través del Estado o instituciones. Y para los marxistas, uno existe para el bien común del Estado; uno forma parte de una masa colectiva.

En el epílogo de su libro, se dice que "bajo el verdadero liberalismo, ningún adulto puede ser tratado como niño". ¿Estamos siendo tratados como niños?

Demasiado. Como recién nacidos. Hay gobiernos que creen tener la potestad de ser nuestros padres. Muy típico de los movimientos populistas y colectivistas. Ser liberal es ser un adulto responsable y libre que no tiene a alguien diciéndote cómo debes vivir tu vida. Tu vida no le pertenece a nadie. Cuando uno asume que la vida de uno mismo es de uno mismo se da un momento de revelación absoluta porque entiendes la importancia de la razón por encima del dogma o la fe. 

Al populista le gusta quebrarte las piernas, te da un par de muletas y te dice que si no fuera por el populista no puedes caminar. Además de tratarte como a un niño te tienen en esa relación tóxica donde te hacen creer que tú dependes de la figura paternalista del Gobierno para salir adelante. Eso es poner un cartel en la frente al individuo de "incapaz".