Santi Rodríguez, diputado del PP, en el Parlamento catalán.

Santi Rodríguez, diputado del PP, en el Parlamento catalán. Parlamento catalán Barcelona

Política BRONCA EN EL PARLAMENT

Rodríguez (PP), primer expulsado del Parlamento catalán, pedirá el 'VAR': "Nos han llamado nazis"

El diputado popular exigirá que se revisen las grabaciones de la sesión tras una bronca por el escrache a Álvarez de Toledo en la Autónoma.

12 abril, 2019 03:56

La bronca fue de órdago y acabó con el diputado popular Santi Rodríguez expulsado del hemiciclo catalán por su presidente, Roger Torrent. Es la primera expulsión –efectiva– de un diputado en la historia del Parlamento autonómico catalán. Y se produjo unas pocas horas después de que una turba de doscientos radicales zarandeara e intentara impedir el acceso de Cayetana Álvarez de Toledo, Alejandro Fernández y Josep Bou, del PP, y Maite Pagaza, de Ciudadanos, al recinto de la Universidad Autónoma (UAB) en el que estaba previsto celebrar un acto organizado por la asociación de estudiantes constitucionalistas S'ha Acabat. 

El rifirrafe en el Parlamento autonómico se inició cuando la diputada del PP Esperanza García replicó a los diputados de la CUP precisamente sobre los graves altercados de esa mañana en la UAB. "En el PP siempre nos encontrarán con el brazo y la voz firmes para defender la libertad y la democracia y para que no se produzcan hechos como los de la UAB" dijo la popular mientras la diputada Natalia Sánchez, de la CUP, le mostraba una foto de los disturbios en la que puede verse a un individuo haciendo el saludo fascista a unos pocos metros de Cayetana Álvarez de Toledo. 

Aunque nadie sabe quién es o siquiera si existe relación alguna entre ese individuo y el PP o Ciudadanos, su foto sirvió a la CUP para desviar la atención de las agresiones e incluso descargar su responsabilidad sobre los agredidos. Y ahí es cuando Santi Rodríguez estalló y replicó a los diputados de la CUP. Roger Torrent avisó al diputado del PP una vez, luego dos, y a la tercera lo expulsó frente a la indignación de los diputados de Ciudadanos.

Santi Rodríguez abandonó el hemiciclo y junto a él lo hizo, por solidaridad, su compañera Esperanza García. "Es indignante. Es lamentable que se expulse a compañeros diputados insultados por los fascistas" dijo Carlos Carrizosa, de Ciudadanos. Tras la expulsión, la diputada Sánchez volvió a tomar la palabra para culpar de nuevo de los incidentes a los agredidos: "Ustedes, hoy, lo que defienden con el brazo alzado lo ha visto todo el mundo. Un nazi al lado de la señora Cayetana Álvarez de Toledo, cabeza de lista del PP. Con su vehemencia desatada están defendiendo este brazo alzado".

La expulsión de Santi Rodríguez es la primera de la historia del Parlamento catalán, aunque hubo un precedente en 1994, cuando el presidente Joaquim Xicoy expulsó al también diputado del PP Josep Curto. El revuelo provocado por la expulsión provocó la suspensión del pleno, Curto pidió disculpas y fue readmitido en el hemiciclo.

Y de ahí que la expulsión de Rodríguez sea la segunda de la historia del Parlamento, desde un punto de vista formal, pero la primera con consecuencias reales. Santi Rodríguez ha anunciado que pedirá que se revisen las grabaciones de lo ocurrido, como sucede en el fútbol con el VAR, para que entre otras cosas las llamadas al orden sean retiradas del diario de sesiones del Parlamento. 

"Nos acaban de llamar nazis"

"El tema se ha calentado por la tarde", explica Santi Rodríguez en conversación con EL ESPAÑOL. "La CUP hablaba de Assange y nosotros hemos pedido que se condenaran los altercados de la UAB. Y entonces la diputada de la CUP nos ha llamado nazis. En ese momento le he mandado un mensaje de WhatsApp al presidente Roger Torrent. 'Oye, nos acaban de llamar nazis'. Y me contesta: 'No, bueno, pero es que Andrea Levy también ha estado al límite'. Pero eso no es estar en el límite. ¡Es que nos han llamado nazis!". 

"Los de la CUP han seguido entonces increpándonos y Levy ha hecho referencia a que algunos de nosotros tenemos que ir con escoltas", añade Rodríguez. "Y entonces Rubén Wagensberg, de ERC, se ha empezado a cachondear de nosotros. ¿Es que a él le gustaría tener que llevar a sus hijos a la escuela con escolta, como me ha pasado a mí? Y el presidente empieza entonces a llamarme la atención. A los otros nada, pero a mí sí. Y claro, yo he gesticulado. Y cuando he hablado con Torrent me ha dicho: 'Es que me ha parecido oír que me desafiabas a que te expulsara'. Yo he gesticulado, sí, pero no le he dicho nada. Además, si a Torrent le ha parecido oír eso de mí, ¿cómo es que no ha oído lo que nos decían los diputados de ERC y de la CUP?". 

"Pero es que ha sido más surrealista aún. Después de expulsarme, Wagensberg ha pedido la palabra ¡por alusiones mías! y Torrent se la ha concedido. ¡Y yo no había tenido el uso de la palabra! ¿Pero esto qué es?" remata Rodríguez.

Sobre el actual clima de tensión en el Parlamento catalán, el diputado popular culpa de este, en parte, a los diputados de la CUP. "Estos últimos días están más nerviosos, sí. El presidente es bastante razonable, eso debo decirlo, pero tiene el problema de que los suyos le aprietan. Y le aprietan mucho. Y hay veces que para no quedar mal con los suyos, como hoy, toma decisiones equivocadas, y luego casi se arrepiente. Y digo casi porque luego no lo dice públicamente". 

Clima de tensión

El clima en el Parlamento catalán jamás se había tensado tanto como durante la presidencia de Roger Torrent. La paralización legislativa del Parlamento, el procés separatista, la falta de un proyecto de Gobierno que vaya más allá del enfrentamiento con el Estado y la inactividad de la Generalidad, cuya presidencia ostenta un Quim Torra inerme y a las órdenes de Carles Puigdemont desde Waterloo, ha degradado la política catalana hasta extremos en ocasiones chocantes. 

Los diputados nacionalistas culpan de esa degradación a los supuestos malos modos de los diputados constitucionalistas. Los diputados constitucionalistas, por su parte, sostienen que el Parlamento catalán ha sido durante demasiado tiempo el coto privado de los partidos nacionalistas. Acostumbrados al silencio sumiso, cuando no cómplice, de la oposición durante cuarenta años de democracia, los diputados nacionalistas califican ahora de "malas formas" el pie en pared de los políticos constitucionalistas