Manifestación de la España Vaciada en Madrid.

Manifestación de la "España Vaciada en Madrid". EFE

Política MANIFESTACIÓN EN MADRID

Guantazo de la España rural a los políticos: "Dejad los eslóganes y resolved problemas"

Decenas de miles de personas de las provincias más despobladas reclaman a los partidos un pacto de Estado para que "los pueblos no mueran". 

31 marzo, 2019 21:32

"Porque los vientos del pueblo me llevan" era el lema de la pancarta sostenida por los vecinos de Orihuela del Tremedal (Teruel) este domingo por el paseo Recoletos de Madrid. Empapados de la lluvia tan deseada en la capital, hacían suyos los versos de Miguel Hernández, el gran poeta de la otra Orihuela (Alicante), para reclamar lo que les corresponde. 

"Ser pocos no resta derechos", gritaron los vecinos de Cedillo de la Torre (Segovia) y los sorianos hicieron sonar sus flautines y tambores al ritmo de Sanjuaneras para cantar alto y fuerte que "si la vida de los pueblos se acaba, la decadencia llegará a las ciudades". 

Decenas de miles de personas se trasladaron este domingo a Madrid desde las comarcas más despobladas del país: Teruel, Soria, Guadalajara, Cuenca, Guadix o Jaén, entre otras, para exigir medidas concretas que eviten la despoblación y un pacto de Estado para "recuperar talento y relanzar la España vaciada". Organizados por las plataformas 'Teruel Existe' y 'Soria Ya', 93 plataformas de 24 provincias se unieron a la marcha entre las plazas de Colón y Neptuno. Pidieron a los políticos que abandonen los eslóganes y resuelvan sus problemas reales. 

Hablar de ir armados por la calle o decidir sobre el traslado del cadáver de Franco a algunos les parece una "extravagancia" y una "pérdida de tiempo", -reflexiona un grupo de amigos jubilados de Zamora-, "lo que deben hacer es pensar en los problemas reales de la gente".

Música regional típica de Soria en la manifestación de la 'España vaciada' en Madrid.

Gritos contra Rivera y Tejerina

Con boinas y chubasqueros, los manifestantes gritaron "¡Fuera, oportunista!", al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que contestaba a los periodistas con los hombros encogidos bajo una cazadora de ante empapada.

Albert Rivera en la marcha de la España Rural en Madrid.

Albert Rivera en la marcha de la España Rural en Madrid. EL ESPAÑOL

Tampoco fue bien recibida Isabel García Tejerina, exministra de Agricultura del Partido Popular, que avanzaba entre la multitud con el pelo mojado, acompañada del torero Miguel Abellán, impecable con una americana y un jersey de cuello vuelto. Ningún político predijo la tormenta que se acercaba, quizá la falta de costumbre de mirar al cielo. 

Antonio Román (alcalde de Guadalajara), Isabel García-Tejerina, Vicente Tirado y Miguel Abellán, representando al Partido Popular en la marcha de la España Vaciada.

Antonio Román (alcalde de Guadalajara), Isabel García-Tejerina, Vicente Tirado y Miguel Abellán, representando al Partido Popular en la marcha de la España Vaciada. EL ESPAÑOL

Hasta cuatro ministros del Gobierno de Sánchez participaron en la marcha, aunque no tardaron en abandonarla. Al fin y al cabo, precisamente contra ellos se manifestaba la España rural y a ellos les pedían cuentas. Los organizadores dejaron bien claro que no querían símbolos partidistas ni himnos. Y lo consiguieron. Se exhibieron banderas locales y regionales, poemas de Antonio Machado, canciones de Labordeta o ramas de pino y olivo, pero apenas hubo banderas de España. 

"Está en juego el futuro de nuestros hijos"

Familias enteras llenaron de acentos el paseo Recoletos, que se convirtió en un improvisado baile del vermú de domingo. Un padre soriano se quejaba, con su hijo de seis años cogido de la mano, de que "su ciudad y los pueblos cercanos se estén vaciando porque no tenemos infraestructuras suficientes: autovías, trenes que nos conecten con el resto de España ni empresas donde nuestros hijos puedan trabajar. Y al final, ¿qué les estamos dejando? La única opción es que se vayan de allí. Por eso estamos aquí, porque está en juego el futuro de nuestros hijos", reclamaba.

La España rural reclamó este domingo decisiones políticas de calado, que aseguren igualdad de trato en Sanidad, Educación y sobre todo un incremento de las infraestructuras. "Nuestros mayores no deberían esperar horas para coger un autobús que les lleve al centro médico ni los niños deberían recorrer todos los días más de 50 kilómetros para ir al colegio", explicó una representante de 'Soria Ya'. 

En el 53% del territorio español vive sólo el 5% de la población con una densidad menor de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado y la edad media supera los 50 años, lo que da cuenta de la gravedad de la situación. Soria, Cuenca y Teruel son, de hecho, las zonas más despobladas de Europa del Sur.  

"El Turismo mantiene a España"

Los demonis del Alto Aragón también llegaron a Madrid para "reivindicar las tradiciones que hacen atractivas nuestras provincias. Si nadie las mantiene, dejarán de venir a visitarnos, y el Turismo mantiene a España", explicó a este diario un hombre ataviado con su disfraz antes de hacer explotar una cadena de petardos.

También se pidieron políticas anticontaminación y un reparto equitativo del agua, reclamación histórica que la comarca de Talavera de la Reina (Toledo) con el río Tajo.

Al ritmo de los tambores, la 'España vaciada' llegó a la plaza de Neptuno, frente al lujoso hotel Palace, donde los periodistas Manuel Campo Vidal y Patricia Zuriaga leyeron el manifiesto de la marcha. "La regeneración es posible. Que nadie crea que este grito quedará aquí. La sociedad civil emplaza a los candidatos a que de una vez por todas miren hacia el mundo rural", reclamaron.

Los manifestantes simulan el sonido del corazón de la España rural en la plaza de Neptuno de Madrid.

No sonó el himno de España para culminar el acto. Lo sustituyó una canción de los Celtas Cortos y los versos de los aragoneses de la Ronda de Bontaña: "Defiende cada escuela y cada hogar, por cada aldea vamos a luchar". Los manifestantes simularon, con palmadas, el ritmo del corazón de la España rural. Comenzó muy lento, pero fue acelerándose hasta fundirse en un sonoro aplauso.