Iñigo Urkullu (PNV) este martes durante su intervención en un acto electoral

Iñigo Urkullu (PNV) este martes durante su intervención en un acto electoral EFE

Política Elecciones vascas

En lucha contra las encuestas

El PNV trata de que el electorado no se desmovilice frente a su pronosticada victoria, mientras que los partidos que retroceden minimizan su impacto.

20 septiembre, 2016 20:25

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La campaña a las elecciones al Parlamento Vasco se encamina a su recta final, a su resolución en las urnas el próximo domingo 25-S, presidida por el nuevo mapa político que vaticinan todas las encuestas. Prácticamente todos los sondeos adelantan una victoria rotunda del PNV, seguido ya a bastante distancia por EH Bildu y Podemos y sin sorpasso por parte de la formación morada, la caída en votos y escaños de PSE-EE y PP, y las dificultades del partido de Albert Rivera por entrar en la Cámara vasca y hacerse con el escaño en la circunscripción de Álava que ocupaba UPyD.

Estas son, a grandes rasgos, las tendencias consolidadas que arrojan los estudios demoscópicos que han proliferado el pasado fin de semana en distintos medios como los del  grupo Vocento o el diario El Mundo y que han tenido su continuación este lunes con los ofrecidas por El País y EiTB, aprovechando el último día legal permitido para  la publicación de encuestas.

REÑIDA PUGNA POR EL ÚLTIMO ESCAÑO

La última en conocerse la  divulgó la televisión pública vasca a las dos de la tarde con los siguientes resultados: El PNV podría llegar hasta obtener 29 escaños o  quedarse en los 27 conseguidos hace cuatro años. El segundo puesto sería para EH Bildu, que pasaría de 21 a 17. La formación de Pablo Iglesias,  partido de nuevo cuño en estas autonómicas y que desbancó al de Ortuzar en las elecciones generales celebradas  por duplicado, irrumpiría a lo sumo con 14. El PSE-EE perdería entre  seis y siete de los 16 que ocupó en la pasada legislatura.  El PP bajaría de diez a 8 o quizás 7. Y Ciudadanos está en esa frágil línea en la que unos votos arriba o abajo pueden decidir su representación o su exclusión de la Cámara.

El sondeo de EiTB muestra la pugna por el último escaño en cada uno de los territorios. En Álava, menos de cien votos inclinarían la balanza hacia el partido de Rivera en detrimento del PNV; en Bizkaia se lo disputarían PSE-EE y la formación de Urkullu, que se encuentra a 1.600 votos de los socialistas; y en Gipuzkoa el PP podría perderlo ante Podemos si la candidatura de Pili Zabala escala esos 800 votos que le faltan.

LA “OLA” DEL CIS

No sólo es la aplicación de la Ley D´Hondt y el reparto de los restos los que pueden condicionar la falta de precisión de las encuestas o que éstas se vean claramente superadas por la foto que salga finalmente de las urnas. Las variables de la participación y el elevado porcentaje de indecisos -en torno o superior al 25%- que esperan al último momento para decidir su voto son factores que producen grandes distorsiones sobre los resultados adelantados e inducen a desconfiar de las encuestas.  En algunos casos de quienes no han decidido aún su voto dependen hasta  siete escaños por territorio, según lo publicado.

Politólogos y sociólogos se muestran cada vez más escépticos.  “Las encuestas reflejan climas que las empresas vaticinan con datos razonables, pero no tienen ninguna verosimilitud con lo que pueda ser la realidad”, asegura el profesor de Ciencia Política de la UPV,  Carmelo Moreno, coautor de un estudio sobre elecciones autonómicas vascas publicado por el CIS.

Su compañero en la UPV, Alfredo Retortillo, basa su desconfianza en otro punto de partida, el “seguidismo” de las compañías demoscópicas. “Las estimaciones las  ha marcado el CIS, y los medios de comunicación y las empresas son los indecisos de verdad, todos siguen la misma ola. Tengo esa sensación después de ver como encuestas con resultados en el reparto de escaños muy similares arrojan  más de 40 puntos de diferencia al valorar el grado de conocimiento entre la gente del candidato de Ciudadanos, Nicolas de Miguel.  ¿Cómo puede ser posible?,  alguna de las dos tiene que estar del todo equivocada”, razona el politólogo y miembro de la redacción del Euskobarómetro.

Una idea que no es compartida por el sociólogo Víctor Urrutia, director del Gabinete de Prospecciones Sociológicas del Gobierno de Patxi López. “Ocurrió en las generales en las que el CIS se equivocó, pero no ahora. Los sondeos son muy potentes, con muestras grandes, aunque veo una distorsión en la fuerza que se le atribuye a Podemos porque no hay series lo suficientemente amplias de este partido para repercutir sobre ellas la estimación del voto directo”, subraya.

Se especula sobre si las encuestas  pueden influir en el electorado que a estas alturas aún no ha tomado una decisión. Hay opiniones divergentes.

“Las encuestas no son una herramienta informativa, son una herramienta de captación del electorado”,  afirma Urrutia, convencido de su influencia.

“Creo que Ciudadanos y Podemos son mucho más reactivos a las encuestas, porque tienen electores nuevos, no fidelizados, lo que no le ocurre al resto de partidos, como por ejemplo a EH Bildu, que aunque no está en sus mejores momentos mantendrá  gran parte de su voto tradicional”, comenta Retortillo.

 “La gente ve ruido más que otra cosa, en ella influyen cosas emocionales más que cognitivas,  aunque sí que percibe la reacción del político sobre el  dato publicado.”, opina Moreno.

“UN ARMA DE DOBLE FILO” PARA EL PNV

Los resultados tan favorables que recibe  en los sondeos son considerados un “arma de doble filo” por parte del PNV. El partido de Ortuzar  afrontó  la convocatoria con el desgaste acumulado de sus dos derrotas electorales ante Podemos y una previsión interna  conservadora de 24 escaños, tres menos de los conquistados la última legislatura, y se ha encontrado con que todas las encuestas consolidan sus posiciones en 27, sin pérdida de  parlamentarios pese a una Cámara que se abre para dar paso a Podemos. Incluso algunos sondeos amplían su mayoría minoritaria hasta 29.

“Ir en cabeza está bien porque siempre hay gente que quiere votar al que gana, pero por otro lado puede haber un efecto desmovilizador que unido a otros factores, como el hartazgo de la población o incluso que el domingo haga  buen tiempo, puede dejar potenciales votantes en casa”, analizan desde  el equipo de coordinación de la campaña peneuvista.

Por si acaso sus candidatos  incidirán  de aquí al domingo en la importancia de acudir a las urnas para consolidar un Gobierno “lo más fuerte y estable posible” que afronte con solidez el futuro político y económico del País Vasco, lejos  del panorama de inestabilidad e incertidumbre que ofrece España, bloqueada durante meses por la falta de un acuerdo político sobre la investidura.

Ya lo hicieron este último domingo tanto el candidato a la reelección como el presidente de los jeltzales. Urkullu  aprovechó su última intervención en Salvatierra, el corazón de la  llanada alavesa, para llamar a la militancia a no confiarse y a trabajar “hasta el último suspiro” . Horas antes, Andoni Ortuzar previno en San Sebastián a afiliados, simpatizantes y votantes contra  “la relajación” que implica convertir en certeza los resultados de las encuestas .  Exhibió  ante ellos el riesgo de que  Podemos y EH Bildu unan sus fuerzas para  “desalojar del poder” al PNV, en alusión a una hipotética alianza de cara a la investidura, lo que obligaría a Urkullu a recurrir de entrada al PSE-EE o al PP para superar en votos a los dos partidos.

“No os fijéis ni os fiéis de las encuestas. Euskadi se juega mucho. No podemos poner en riesgo lo que tenemos. Cada voto cuenta, cada voto servirá para tener un Gobierno estable, fuerte y abierto”, insistió Urkullu de nuevo este lunes en Basauri.

UN ADVERSARIO PARA PSE Y PP

Los partidos políticos que son castigados por los sondeos  electorales se enfrentan a ellos como si fueran un adversario más restándoles credibilidad  e importancia . Envían, por el contrario,  un mensaje de esperanza y optimismo para impedir que cunda el desánimo entre los seguidores menos fieles y refuerce la movilización y entrega de la militancia.  Es frecuente oír a sus candidatos declarar ante los micrófonos que  a ellos “nunca” les ha preocupado o que no creen en las encuestas.

Los líderes del PP y el PSE-EE, Alfonso Alonso e Idoia Mendia lo han repetido estos días, como también los dirigentes de sus respectivas ejecutivas nacionales.

“El futuro en democracia no está escrito”, ha asegurado gráficamente el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al enfrentarse al hundimiento que pronostican para su partido tanto en el País Vasco como en Galicia. Un afirmación que en su caso se sustenta en el precedente de las últimas elecciones generales, cuando el PSOE logró en las urnas mantener la segunda posición en el Congreso de los Diputados y  frenar el anunciado adelantamiento de Unidos Podemos.

VOTO OCULTO

El ejemplo es trasladable al País Vasco, donde socialistas y populares han demostrado en determinadas citas electorales la existencia de un voto oculto, no detectado en las encuestas. Procede de personas que esconden sus preferencias ante una sociedad mayoritariamente nacionalista en la que no se sienten, pese al cese de la amenaza de ETA, todavía cómodos para expresarse libremente.

Hay dos casos recientes de grandes fallos demoscópicos producidos en las últimas elecciones generales del 26-J. la encuesta del CIS dejó sin escaño al exlehendakari Patxi López y  el sondeo de la FORTA ya a pie de urna excluyó en Álava, el mayor feudo del PP , a su candidato Alfonso Alonso. Ninguno de esos pronósticos se cumplió.

“PP y PSE-EE ya han vencido a las encuestas, los resultados anunciados el 26-J no se produjeron”, explica Retortillo para quien los sondeos “dibujan un escenario influido por el discurso políticamente correcto”.

“La gente no es inmune a la publicación de las encuestas, que en el caso del PP y el PSE-EE transmiten a la calle una sensación de derrota, pero estoy convencido de que ambos no se van a hundir tanto como se pronostica porque su electorado ya está “en los huesos” y no sobra “grasa”, por expresarlo de alguna forma. Y ese electorado fidelizado a lo largo del tiempo les va a votar igual digan lo que digan las encuestas”, afirma el politólogo de la UPV.

Víctor Urrutia coincide en que las urnas harán aflorar un voto oculto “a favor sobre todo” del PSE-EE no detectado hasta el momento. Sostiene también que los resultados publicados  obligarán los partidos  a “afinar su discurso de última hora” en busca de los escaños en liza. “Es evidente que la estrategia del PSE-EE se centrará  en atacar a Podemos y la del PP en Ciudadanos ”, mantiene el sociólogo socialista.

Retortillo amplia, finalmente, su pronóstico: “Van  a ser las elecciones autonómicas más españolas de la historia del País Vasco, porque la política española está muy presente en la política vasca y es una clave que hay que tener en cuenta.   No obstante, sus resultados se van a aproximar más a los obtenidos en las elecciones forales  de 2015 – la primera cita a la que concurrió el partido de Iglesias-  que a los logrados en las generales del 20-D y el 26-J, porque en estas últimas  Podemos obtuvo mucho voto prestado del nacionalismo”