La actual directora del CNI, Esperanza Casteleiro.

La actual directora del CNI, Esperanza Casteleiro. EP

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Agentes del CNI dicen que la presión política facilita "errores" como Pegasus o el crimen del desertor ruso

Los fallos sobre el atentado a Vidal-Quadras y las filtraciones de dos agentes que fueron captados por la CIA también crean malestar en el centro.

1 abril, 2024 02:49

Entre los efectivos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) cunde la inquietud y el "desánimo", sabedores de que en los últimos años están en el centro del debate y con un protagonismo que aborrecen. Sienten que la institución hace agua por la existencia de "turbulencias" en la esfera pública e institucional, y porque, admiten, se han producido sonados errores. 

Desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa en 2018, se han sucedido las polémicas en las que se ha visto involucrado el CNI, como los fallos con Pegasus, Rusia o Vidal-Quadras.

"No es bueno para los agentes cuando un servicio secreto está demasiado expuesto, o se habla más de la cuenta del trabajo que hacen", señala una fuente del CNI. "Que salga a relucir continuamente el CNI te perjudica en el trabajo, sobre todo con la gente que colabora contigo", añade. 

En 2021 se produjeron los pinchazos con el software Pegasus al teléfono del presidente del Gobierno y varios ministros sin que nadie lo advirtiera, hasta meses después. Entonces, el separatismo catalán maniobró para que Sánchez cesara a Paz Esteban como jefa del Centro, tras revelarse que el CNI también habría empleado ese programa de espionaje, con autorización judicial, para seguir los pasos del independentismo.

Todos los problemas comenzaron ahí. El presidente accedió, Paz Esteban se negó a dimitir, pero finalmente fue fulminada, en un movimiento sin precedentes que ha propiciado, desde entonces, una sensación amarga entre miembros del CNI. "Estamos desmoralizados", señala otra fuente del Centro, consultada por EL ESPAÑOL.

[Un informe del CNI alertó al Gobierno del aumento de espías rusos en España desde mediados de 2022]

"Ese fue el tema clave, el cese de Paz. A ella le piden que dimita de forma insistente, se niega porque está haciendo lo que figura en la directiva de Inteligencia, que la marca el propio Gobierno, y en esa directiva estaba fijado el control a los independentistas por la amenaza que suponen para el Estado", explica la misma fuente. 

Los problemas no terminaron con Pegasus y el cese de Paz Esteban. En 2022, en otra maniobra de tinte político, el trabajo de los agentes se vio perjudicado cuando se decidió desmantelar los equipos de seguimiento a los movimientos radicales independentistas en Cataluña y País Vasco, asignándolos a otras áreas distintas.

¿Qué está pasando en el CNI? Las tres fuentes consultadas entre los espías por EL ESPAÑOL concuerdan en que el rumbo excesivamente político de los últimos años y la relación de dependencia con el separatismo ha creado "demasiadas turbulencias" y ha lastrado en buena medida su trabajo.

Problemas con Rusia

Lidiar con los partidos secesionistas no es el único obstáculo al que han tenido que hacer frente. Uno de los principales problemas desde el inicio de la guerra de Ucrania es la actividad de los agentes próximos al Kremlin.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, y la directora del CNI, Esperanza Casteleiro, en la sala de control del Centro.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, y la directora del CNI, Esperanza Casteleiro, en la sala de control del Centro. Fernando Alvarado EFE

Como ya adelantó EL ESPAÑOL, a mediados de 2022 los servicios de inteligencia de Rusia aumentaron su actividad en España, coincidiendo con el inicio de la invasión en Ucrania. Así lo constató un informe elaborado por el Centro Nacional de Inteligencia que alertaba al Gobierno de esta circunstancia.

El documento apuntaba, además, que la presencia de los espías rusos seguiría incrementándose a lo largo de ese año y del siguiente hasta alcanzar una actividad máxima.

[El espía del CNI en prisión por filtrar secretos a EEUU es un teniente coronel con 30 años de experiencia]

Este dato evidencia la facilidad con la que los agentes de Vladímir Putin se están moviendo en España en los últimos años. Hasta el punto de, como sospecha la Guardia Civil en una investigación que mantiene abierta, llegar a encargar a sicarios el asesinato del capitán desertor de las tropas rusas que hasta hace unas semanas se ocultaba en su casa en Villajoyosa (Alicante).

Que Rusia pudiera acabar con la vida de este soldado evidencia, para las fuentes de inteligencia consultadas y también para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que España no supo proteger bien a ese individuo. No era la primera vez que ocurría. El año pasado, en otro suceso similar, un magnate ruso y su familia aparecían asesinados en su casa en Lloret de Mar (Gerona).

De la misma forma, muchos aprecian un fallo de seguridad en el atentado que sufrió Alejo Vidal-Quadras el pasado mes de noviembre. Aunque se ha arrestado a algunos de los miembros del comando que organizó el ataque, se sigue sin conocer al autor intelectual.

El expolítico del PP y de Vox, ya recuperado, ha señalado nuevamente a Irán como el responsable último de que intentasen asesinarle a las puertas de su casa.

Ese detalle se descartaba en el CNI al principio de las pesquisas, debido a la poca profesionalidad de quienes perpetraron el ataque. Sin embargo, sigue cabiendo la posibilidad de que recurrieran a un intermediario, lo que abundaría nuevamente en lo preocupante que resultaría, a nivel de la Seguridad Nacional, que un país como Irán pueda maniobrar de esa manera en España.

Filtración a la CIA

No se terminaron ahí los problemas. El CNI tuvo que afrontar y asumir hace tan solo unos meses que uno de sus más valiosos especialistas, un teniente coronel con 30 años de experiencia, había sido captado por la CIA y les había filtrado datos relativos a Rusia e Irán, así como también información sobre la industria de Defensa en España.

Tanto él como otro subordinado al que también captaron los estadounidenses fueron detenidos. El Gobierno expulsó de España a los miembros de la Agencia estadounidense que captaron a los españoles en Madrid.  

El CNI, con todos estos asuntos sobre la mesa, se encuentra en horas bajas, y la sensación en su seno es que su trabajo tiene ahora más que ver con salvar obstáculos y apagar fuegos en un ambiente institucional nada propicio.

"Para el CNI, cuando se habla mucho de ellos, es mala señal. Hay un cierto cabreo por el uso que se está haciendo de ellos. Quieren cero publicidad. Encima, solo les llegan palos", defiende un cercano colaborador del Centro.