Harriet Iragui, en una imagen de archivo.

Harriet Iragui, en una imagen de archivo. Efe

España INTERIOR

Dos asesinos etarras beneficiados por Marlaska tienen un pronóstico de reincidencia "medio-alto"

El Ministerio del Interior acercó a ambos a Logroño el pasado marzo y les concedió el segundo grado, en contra del criterio de la cárcel.

9 febrero, 2022 01:36

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El preso etarra Harriet Iragui Gurruchaga, trasladado por el Ministerio del Interior el pasado marzo a la cárcel de Logroño y al que se le progresó a segundo grado, cuenta con un "pronóstico de reincidencia medio-alto".

Según ha podido saber EL ESPAÑOL, así lo valoró la Junta de Tratamiento de la cárcel de Castellón II, donde estaba interno hasta el acercamiento, acordado por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (SGIP) aquel mes. Ese mismo pronóstico de reincidencia "medio-alto" lo comparte con Juan Antonio Olarra Guridi, cuyo traslado desde Granada hasta La Rioja también fue acordado ese mismo marzo. Ninguno de estos dos datos había trascendido hasta ahora.

Harriet Iragui fue condenado en 2001 por la Audiencia Nacional a 30 años de prisión como autor del asesinato de José Martín Carpena. En 2002, a otros 45 como autor del asesinato del fiscal de jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Luis Portero García.

Ese año, también fue condenado a más de medio siglo de cárcel como responsable del atentado que acabó con la vida de Antonio Emilio Muñoz Cariñanos. El etarra también tiene pendiente satisfacer una responsabilidad civil de más de dos millones de euros.

En el Centro Penitenciario de Castellón II, Harriet Iragui permaneció en primer grado, el régimen más severo, que supone el aislamiento del reo. Por ello, es el que se aplica a los internos más peligrosos o considerados de alto riesgo. El segundo es el más habitual, es el que se aplica a los presos considerados comunes.

Asimismo, la Junta de Tratamiento de la cárcel, integrada por el personal técnico del centro, se opuso, por mayoría, tanto al traslado del etarra a Logroño como a su progresión de grado al ordinario. En la primera cuestión, por unanimidad, y en la segunda, con cinco votos a favor de mantenerle en primer grado y dos en contra.

Por su parte, el historial penal de Juan Antonio Olarra Guridi incluye varias penas —entre ellas, delitos de sangre— que suman casi 300 años de cárcel. Este preso etarra no habrá cumplido las tres cuartas partes de su condena hasta 2029. Fue sentenciado, entre otros hechos, como inductor del asesinato de Luis Portero al dar la orden al comando Andalucía, al que pertenecía Iragui.

En el caso de Olarra, la Junta de Tratamiento de la cárcel de Albolote (Granada) también se opuso tanto a su traslado a Logroño como a su progresión a segundo grado. Y fue aún más contundente: a ambos beneficios se negó por unanimidad.

Juan Antonio Olarra Guridi, en una imagen de archivo.

Juan Antonio Olarra Guridi, en una imagen de archivo. Efe

Una segunda resolución de los técnicos de la prisión modificó este primer acuerdo, aunque mantuvo una mayoría de cuatro votos sobre uno en contra de la progresión al régimen ordinario.

A pesar de todo ello, la SGIP, dependiente del ministerio de Fernando Grande-Marlaska, aprobó ambos beneficios para los dos etarras. En todo caso, el dictamen de la Junta de Tratamiento no es vinculante y la decisión última es de Interior.

Recurso

Tras publicar Instituciones Penitenciarias la orden de traslado y la progresión de grado de ambos etarras, Daniel Portero, hijo de Luis Portero y presidente de la asociación de víctimas Dignidad y Justicia, decidió presentar un recurso contra estas resoluciones administrativas ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Grande-Marlaska (i), y, al fondo, Ángel Luis Ortiz, secretario de Instituciones Penitenciarias.

Grande-Marlaska (i), y, al fondo, Ángel Luis Ortiz, secretario de Instituciones Penitenciarias. Ministerio del Interior

Fue admitido a trámite en noviembre de 2021. En él, la defensa de Portero también criticaba las cartas de arrepentimiento "cartas modelo y estereotipadas", apuntaba el documento— escritas por ambos etarras desde prisión por su "falta de perdón expreso" a las víctimas.

La de Olarra Guridi, incluso, manifestaba su "compromiso" de no volver a usar la violencia "para el logro de fines políticos" y su interés en "normalizar una nueva convivencia entre sectores que en el pasado hemos vivido confrontados".