El aparcamiento de uno de los cuarteles, y la ventana congelada de una de las dependencias.

El aparcamiento de uno de los cuarteles, y la ventana congelada de una de las dependencias. EL ESPAÑOL

España EL RASTRO DE FILOMENA

Resaca de Filomena en cuarteles de la Guardia Civil: techos caídos, pabellones sin calefacción

En algunos puestos de Toledo, los agentes llegaron a pasar las noches a 13 grados bajo cero. Algunos coches siguen averiados.

24 enero, 2021 02:06

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En algunos puestos de Toledo, los efectivos llegaron a pasar las noches a 13 grados bajo cero y sin calefacción. En otros, los techos de los aparcamientos se hundieron. Hubo estancias cuyas ventanas se congelaron. A los agentes no les quedó más remedio que calentarse como buenamente podían mientras nevaba.

Las consecuencias de la borrasca Filomena -la nevada más abundante de los últimos setenta años- se siguen notando dos semanas después en varias comandancias de la Guardia Civil. No solo eso: el temporal ha dejado al descubierto buena parte de los defectos que aquejaban a estos inmuebles.

La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) ha denunciado esta semana las "carencias" evidenciadas por Filomena y las circunstancias extremas que dejó a su paso.

En su comunicado, la AEGC hace balance de cómo han afrontado los guardias civiles de Toledo esta situación. En seis puestos destacaban las malas condiciones antes, durante y después del temporal. También la falta de cadenas para circular con los coches oficiales. Muchos de ellos no pudieron disponer de esa herramienta básica para sobreponerse a la nevada. Otros trataron de resolverlo con cadenas que, finalmente, eran inapropiadas.

"Algunas de ellas se distribuyeron el domingo de la nevada. Los compañeros tuvieron que salir a hacer servicios o a socorrer a la gente; y más de un vehículo se averió porque las cadenas no servían", explica a este periódico un agente de la Guardia Civil destinado en esta provincia.

Llevar radiadores al cuartel

Algunos de los regimientos llegaron a la semana de la gran nevada en unas circunstancias realmente complicadas. En Illescas, por ejemplo, estuvieron sin calefacción. Siguen todavía así.

En algunas jornadas, dentro del recinto, los guardias civiles superaron turnos de noche a 13 grados bajo cero, calentándose como podían. "Muchos empezaron a llevar radiadores desde casa y calefactores para poder calentar las oficinas", confirma un agente de la zona.

Ese es el estado en el que continúan en dicho cuartel a día de hoy. "No es una situación que uno pueda calificar como normal para un trabajador". Desde el cuerpo se trabaja para solventar este problema y proveer a los agentes de unas mejores condiciones para superar los meses que restan hasta que acabe el invierno.

En otros puestos, algunos de los vehículos oficiales también se quedaron sin calefacción. Tuvo que ser, de hecho, la unidad del Seprona de Los Yébenes la que acudiera al rescate para ceder a esta compañía un todoterreno que pudiera dar servicio a los vecinos de los pueblos de alrededor.

Temporal de lluvia

Explican los agentes que, conforme las temperaturas se van relajando, la situación retorna a la normalidad. Eso sí, los efectivos explican que los vehículos averiados todavía no han sido llevados a reparación. Tampoco se ha dado cuenta de nuevos vehículos que podrían resultar necesarios en la región, dado que algunos de ellos cuentan con más de 300.000 kilómetros en sus ruedas.

El temporal Filomena puso al límite a toda España, y en especial Madrid, donde todas las previsiones quedaron desbordadas con la ya conocida como "nevada del siglo". Cuanto habían logrado anticipar los agentes de Policía Nacional, Guardia Civil e incluso Policía Municipal quedó en nada. Sus vaticinios fueron escasos ante la magnitud del fenómeno meteorológico.

La gran preocupación reside ahora en la situación que enfrenta Toledo este fin de semana. Ha sido anunciado otro frente frío, de lluvias torrenciales. Los agentes de la zona advierten de que si siguen estando tan mal equipados como durante la gélida borrasca Filomena, se correrá el riesgo de dejar de nuevo a la vista las costuras de sus precarios cuarteles.