La tecnología se ha convertido en el gran motor del cambio de un mundo cada vez más digitalizado. Sin embargo, para que podamos considerar esta transformación de un modo verdaderamente inclusivo, es fundamental poner el foco en una de las brechas más persistentes de nuestro tiempo: la desigualdad de género en el sector tecnológico.
La digitalización no solo representa una oportunidad para crecer dentro del plano económico, sino que pone a nuestra disposición herramientas poderosas para derribar estas barreras y construir un futuro más equitativo.
Si nos fijamos en las estadísticas del informe 'Brecha Digital de Género 2023' del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) y presentado por el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, apenas el 17,8% de las mujeres en edad laboral cuenta con formación en disciplinas STEM, que abarcan ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Por otra parte, el informe 'Women in Digital Scoreboard' del 2024 de la Comisión Europea ha revelado que la brecha de género aparece en el terreno de la formación y el empleo en las disciplinas STEM.
De hecho, de cada 1.000 mujeres graduadas en estas profesiones tecnológicas, solo 13 son españolas. Para poner en perspectiva, con la misma muestra, de cada 1.000 graduados en estas disciplinas, 33 son españoles.
Es aquí donde la tecnología puede erigirse como la gran aliada para alcanzar la equidad. Todo ello gracias a su capacidad para democratizar el acceso a oportunidades laborales y educativas.
De hecho, hemos avanzado y cada día son más las mujeres que pueden acceder a la educación STEM, participar en el desarrollo de innovaciones y liderar proyectos que tiempo atrás monopolizaban los hombres. Pero queda mucho camino por recorrer.
Las plataformas de aprendizaje online han derribado muchas de las barreras tradicionales de acceso a la educación técnica. Mujeres de todo el mundo pueden ahora capacitarse en habilidades digitales sin restricciones geográficas ni económicas.
Además, el auge del teletrabajo y los formatos híbridos, y las nuevas dinámicas laborales digitales han abierto puertas para aquellas que antes tenían dificultades para compatibilizar la vida profesional con la personal.
A pesar de estos avances, la brecha de género en la industria tecnológica sigue siendo un desafío importante.
Si bien es cierto que los avances digitales ofrecen herramientas poderosas, estas deben acompañarse de las estrategias apropiadas para garantizar una equidad de género real, ya que el liderazgo femenino en tecnología es aún una de las asignaturas pendientes en el sector.
Las mujeres representan menos del 20% de las personas especialistas en tecnologías digitales.
Aunque cada vez hay más mujeres al frente de empresas tecnológicas, la realidad es que los espacios de toma de decisiones aún están dominados por los hombres.
Esta falta de representación femenina no solo perpetúa la desigualdad, sino que también limita la diversidad de pensamiento y la innovación dentro del sector.
Las estadísticas del informe del ONTSI lo refrenda: solo el 19,4% de los especialistas en tecnologías digitales es mujer. Es decir, menos de una quinta parte del total.
Por esta razón, las empresas tecnológicas deben asumir un papel activo en la promoción del liderazgo femenino, a través de políticas que faciliten la igualdad de oportunidades.
Esto incluye desde programas de mentoría y redes de apoyo hasta medidas concretas como la implementación de cuotas de género en los consejos directivos y la eliminación de sesgos en los procesos de contratación.
Las mujeres que logran acceder a puestos de liderazgo en tecnología se convierten en referentes para las generaciones futuras y actúan como fuente de esperanza para las jóvenes que quieren acabar de una vez por todas con los estereotipos.
No obstante, para que este cambio se sostenga en el tiempo, es necesario que empresas, gobiernos e instituciones educativas trabajen en la misma dirección.
¿Cómo seguimos avanzando?
La transformación digital ya está redefiniendo la manera en que trabajamos, aprendemos y nos relacionamos. Si queremos que este proceso sea un verdadero motor de igualdad, debemos seguir impulsando iniciativas que garanticen la participación equitativa de mujeres en la tecnología.
Las políticas empresariales inclusivas son claves para este cambio. Las compañías deben comprometerse con estrategias de diversidad y equidad, garantizar la igualdad salarial, promover la conciliación y establecer programas de formación específicos para mujeres en disciplinas STEM.
Además, la sociedad en su conjunto debe hacer un esfuerzo por cambiar las narrativas sobre el papel de la mujer en la tecnología.
La visibilización de referentes femeninos y la normalización de su presencia en sectores tradicionalmente masculinizados son pasos esenciales para romper con los prejuicios y construir un futuro en el que el talento no tenga nada que ver con una cuestión de género.
En estas instancias, la transformación digital nos ofrece una oportunidad única para redefinir el panorama laboral y profesional. Si la aprovechamos con una visión inclusiva, podemos hacer de la tecnología un espacio de igualdad, innovación y progreso.
La pregunta no es si debemos cerrar la brecha de género en la tecnología, sino cómo podemos acelerar ese proceso para garantizar que ninguna mujer se quede atrás en la era digital.
*** Verónica Arteaga es People and Culture Director en Softtek EMEA.