Una mujer embarazada de ocho meses en Buenos Aires.

Una mujer embarazada de ocho meses en Buenos Aires. REUTERS

Historias

Cada 20 segundos una adolescente es madre en América Latina: así afecta la falta de educación sexual

La región registra 1,6 millones de nacimientos de madres adolescentes anuales, con un impacto económico estimado en 15.300 millones de dólares.

Más información: 20 años de la Fundación Juanfe en Colombia: "El embarazo adolescente es un cáncer en Latinoamérica"

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Cada año, alrededor de 1,6 millones de adolescentes dan a luz en América Latina y el Caribe. Esta cifra, equivalente a un parto adolescente cada 20 segundos, ubica a la región como la segunda con mayor tasa de fecundidad adolescente del mundo, solo por detrás del África Subsahariana.

A pesar de la reducción gradual de esta cifra en los últimos 15 años, el fenómeno persiste con fuerza, especialmente en comunidades empobrecidas, rurales, indígenas y afrodescendientes.

Según el informe El precio de la desigualdad, publicado en 2025 por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el embarazo en adolescentes y la maternidad temprana generan un costo total estimado de 15.357 millones de dólares anuales para la región.

Este monto equivale, en promedio, al 1% del Producto Interno Bruto (PIB) de los 15 países analizados, aunque en casos como Panamá y Surinam el impacto asciende a más del 3% del PIB nacional.

El impacto económico

El análisis, basado en la metodología MILENA (Metodología para estimar Impactos Laborales, Educativos, en la Nómina y Asistencia del Embarazo en Adolescentes y la Maternidad Temprana) desarrollada por UNFPA, estima que el 88,2% del costo total recae sobre las mujeres y sus entornos, mientras que el 11,8% corresponde a gastos asumidos por los Estados.

Los principales aspectos que afectan a las adolescentes incluyen la pérdida de ingresos laborales (7.455 millones de dólares), el impacto sobre el empleo y la inactividad (1.558 millones) y los costos derivados del acceso limitado a la educación (4.524 millones).

Por su parte, los Estados enfrentan gastos directos por atención en salud materna adolescente (803 millones de dólares) e ingresos fiscales no percibidos por menores niveles de ingreso y participación laboral de estas jóvenes (1.015 millones de dólares).

Los 15 países incluidos en el estudio (Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Surinam) presentan grandes variaciones en los impactos absolutos y relativos.

En términos porcentuales, el costo sobre el PIB es más elevado en Panamá (3,49%), Surinam (3,12%), Honduras (2,09%) y Bolivia (1,39%).

También hay diferencias al interior de cada país. Según el informe, las adolescentes que residen en regiones con menor Índice de Desarrollo Humano (IDH) presentan una tasa específica de fecundidad adolescente (TEFA) hasta el doble que aquellas de regiones con mayor desarrollo.

En Centroamérica y República Dominicana, por ejemplo, se registran 124 nacimientos por cada 1.000 adolescentes en las zonas de menor IDH, frente a 53 en las de mayor desarrollo.

Educación interrumpida

El embarazo durante la adolescencia interfiere con la trayectoria educativa. Los datos recopilados indican que solo el 7% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia logran completar estudios superiores, frente al 19% entre quienes postergaron la maternidad hasta la adultez.

La educación incompleta tiene consecuencias directas sobre los ingresos. En promedio, los ingresos laborales de una mujer con educación primaria alcanzan los 2.679 dólares anuales, los de una con secundaria 3.737 dólares, y los de una con educación terciaria 8.862 dólares.

Esta brecha se reproduce en todos los países analizados. En Panamá, por ejemplo, las mujeres con estudios terciarios ganan de media 10.132 dólares anuales, mientras que las que solo alcanzaron nivel primario perciben 5.064 dólares.

Una joven embarazada.

Una joven embarazada. Chaiwat Subprasom REUTERS

El informe también documenta una diferencia persistente de ingresos entre quienes fueron madres en la adolescencia y quienes lo fueron en la adultez. En promedio, la brecha salarial alcanza el 23%.

En Panamá, las madres adolescentes tienen ingresos anuales de 5.632 dólares, frente a 9.332 dólares en el caso de las madres adultas (una diferencia del 40%). En Surinam, la brecha es del 34%, y en El Salvador del 11%.

El costo acumulado de estas diferencias de ingreso asciende a 7.455 millones de dólares anuales en los 15 países estudiados. México es el país con mayor pérdida en este rubro (3.109 millones de dólares), seguido por Panamá (1.313 millones) y Colombia (1.241 millones).

El acceso al empleo también se ve afectado. Las madres adolescentes presentan mayores tasas de inactividad y desempleo.

En promedio, el 42,7% de las mujeres que fueron madres adolescentes están inactivas laboralmente, frente al 37,9% de las madres adultas. En Surinam, esta diferencia alcanza los 16 puntos porcentuales; en Honduras, 8,7; y en Perú, 7,7.

Respecto al desempleo, la tasa es en promedio 2,64 puntos porcentuales más alta entre las madres adolescentes. En Guyana, esta diferencia alcanza los 10 puntos; en Surinam, 7,1; y en Colombia, 4,6.

Derechos limitados

El estudio también calcula el número de años de vida perdidos (AVP) y años de vida productiva perdidos (AVPP) por mortalidad materna entre adolescentes de 10 a 19 años.

En total, los 15 países pierden cada año 28.607 años de vida y 20.840 años de vida productiva. México, Colombia y Bolivia concentran las cifras más elevadas. Por ejemplo, México reporta 6.529 AVP y 5.151 AVPP anuales.

Estas cifras reflejan la carga que la maternidad temprana impone a los sistemas de salud pública, además de la pérdida de potencial productivo por muertes evitables durante el embarazo y el parto.

Además, el informe del UNFPA señala que el 67% de los embarazos adolescentes en la región no son intencionales.

Las principales causas asociadas incluyen falta de acceso a métodos anticonceptivos modernos, educación sexual deficiente, uniones tempranas y violencia sexual, particularmente en adolescentes menores de 15 años.

La tasa específica de fecundidad adolescente (TEFA) en el grupo de 15 a 19 años se redujo de 73,1 nacimientos por cada 1.000 mujeres en 2010 a 50,6 en 2024. En el grupo de 10 a 14 años, la reducción fue de 3,6 a 2,3 nacimientos por cada 1.000 adolescentes.

No obstante, la disminución fue más marcada entre 2014 y 2019 (18%) y se desaceleró durante la pandemia de COVID-19 (8% entre 2020 y 2024).

Medidas de prevención

El informe identifica un conjunto de intervenciones efectivas para reducir la fecundidad adolescente, entre ellas:

  • Diseño de estrategias nacionales multisectoriales con participación de la sociedad civil.

  • Acceso informado a salud sexual y reproductiva, incluyendo anticonceptivos de larga duración.

  • Prohibición del matrimonio infantil y las uniones tempranas.

  • Educación sexual integral desde edades tempranas.

  • Programas de empoderamiento y liderazgo juvenil.

En términos financieros, UNFPA estima que una inversión de 1,8 millones de dólares en anticonceptivos y educación sexual integral permitiría reducir la tasa de fecundidad adolescente en un 36% para 2026 en comunidades vulnerables. Por cada dólar invertido, el retorno económico oscilaría entre 15 y 40 dólares, según el país.

La región cuenta con experiencias que han logrado reducciones de hasta el 50% en la tasa de fecundidad adolescente en periodos cortos.

En particular, destaca una alianza entre UNFPA, el Gran Ducado de Luxemburgo e Irlanda para implementar programas de salud sexual y empoderamiento en comunidades afrodescendientes, garífunas, criollas y miskitas de cinco países (Belice, Costa Rica, Guatemala, Honduras y Panamá).